Las desgracias nunca vienen solas, ya lo decía nosequién. Tengo pruebas.
Mientras me tramitan el reingreso en la administración, me voy buscando la vida con trabajillos que me van saliendo. He servido copas en un bar, he buzoneado, he pasado apuntes a máquina…Más que por el dinero, es por sentirme activo, la verdad. Ayer el bueno de Rick me dijo que en el debate televisivo “59 Rebuznos. El Dewater” necesitaban público, que te dan 30 eurillos y un bocata. Como no tengo nada que hacer, me presento en los estudios a primera hora y me colocan en la silla de pasillo más próxima a la mesa de los tertulianos. La señora que se sienta a mi lado intenta pegar la hebra o es funcionaria del padrón o una detective contratada por mi mujer, porque en quince minutos ya me ha sometido a un tercer grado. Ante lo parco de mis respuestas, opta por darle a la húmeda con la de su izquierda. Respiro. Le pregunto a la azafata por el bocadillo sin obtener por respuesta más que una mirada lánguida.
El debate de esta noche versa sobre “Las medidas de ajuste en el Ayuntamiento de Matalascornejas de Abajo”. ¡Tócate los pies! .Van llegando los intervinientes: el escritor Fistro Quejido, la periodista María Antonia Catedrales, el ex-presidente Lentilla, el director del diario “La Obcecación ”, Sr. Gutiérrez Los Cantos, y una modelo que no se como se llama pero que va enseñando todo el género por la parte de arriba, por la parte de abajo y por todas partes. Modera el debate el prestigioso presentador Isaías Plás, con su traje impoluto de corte británico.
Se produce un cierto revuelo. Deben ser los nervios del directo. O no. La señora que se sienta detrás de mí, que tiene pinta de cotilla, le dice a la de al lado:
- Es que no se ha presentado “El Niño de Matalascornejas”, un matador de toros que es de ese pueblo y estaba invitado a la tertulia.
El presentador y el regidor se muestran francamente nerviosos, y los gritos que les dan por el pinganillo se oyen hasta en la cuarta fila de asientos. En un momento dado, a falta de cinco minutos para entrar en directo, el regidor vocea:
- A ver, atención… ¿Alguien de aquí es de Matalascornejas o algún municipio cercano?
No contesta nadie.
- ¿Hay algún economista en la sala?
Silencio en el plató.
- ¿Alguien sabe de cuentas?
La maldita lechuza levanta la mano. La miro. No tiene pinta de trabajar en un banco.
- Este señor es contable…
Y me señala con el dedo. Me cago en su estirpe. ¡Será chivata la tía! Si lo llego a saber le digo que soy albañil…El regidor se lanza a por mí.
- Necesitamos que ocupe la silla vacía en la mesa de ponentes. Nos ha fallado un contertulio.
Yo debo de tener cara de pánico y no soy capaz de articular palabra. Isaías Plás se me acerca, para aumentar la presión, y, sin haber dicho ni que sí ni que no, una maquilladora me está rebozando la cara en polvos, que parezco un mulato, me colocan una corbata que debía formar parte del vestuario de Torrebruno y me sientan en la silla. Encienden unos focos que casi me dejan ciego, una luz roja empieza a pestañear y alguien grita:
- ¡Estamos en el aire!
Y gracias a sus sabias palabras el insigne municipio de Matalascornejas en vez de ajustar las cuentas termina poniendo un pub irlandés en los bajos del consistorio.
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