Isaías presenta. Con una dicción aún mejor que el paño de su americana, hace una introducción sobre la situación que ha llevado a este ayuntamiento de dieciséis vecinos a despedir a un diez por ciento de sus ciento treinta empleados, plantea el tema de debate y presenta a los tertulianos. Cuando me toca el turno, ojea una cuartilla en la que le han escrito mis datos.
- Y, por último, Diógenes de Sirope, experto en contabilidad nacional y master por la Universidad de Alto Volta.
Yo estoy petrificado. Entre la parálisis facial que me producen los nervios y la costra de maquillaje con que me han enfoscado, no sé si seré capaz de vocalizar. Trato de corregirle el error del apellido.
- Sinope, no sirope. Sirope es eso que se le pone a las tortitas…Y Alto Volta no sé donde está…
Me perdona la vida con la mirada. No le debe gustar que le corrijan.
- Ya hablará usted cuando le dé la palabra.
Empieza su alegato en defensa de lo público María Antonia Catedrales.
- Es evidente que se trata de una persecución contra los trabajadores, a los que se les va a privar de salarios ridículos que no van más allá de los tres mil euros para después privatizar la gestión.
A continuación, interviene el ex-president Lentilla:
- Es un ejemplo más de la falta de respeto por los hechos diferenciales que manifiestan desde el gobierno central.
Gutiérrez Los Cantos le interrumpe.
- Es otra de los membrillos que gestionan la Casa de Su Majestad el Rey y de algún Ministro, que es un tronchavigas…
La modelo berrea algo sobre la Pasarela Pinrreles y la anorexia en los tractoristas del medio rural, gesticulando con tanto ímpetu que se le sale una teta por el escote. Si no fuera por el encofrado que me atenaza la mandíbula, me habría quedado boquiabierto. La interrumpe a su vez Fistro:
- ¡Que ordinariez! ¡Tápate las aldabas y no ofendas al buen gusto!
Vociferan todos a la vez, sin que Isaías modere nada. Yo ya no sé de que habla cada uno, y ellos tampoco, me parece. El público aplaude a las órdenes del regidor, me imagino que los varones ante la exhibición mamaria de la jamona y las señoras por la prestancia de Isaías. Aunque da igual: cada contertulio degusta los aplausos como propios.
Como se va acabando el tiempo, y no he dicho ni Pamplona, el director le debe dar orden a Isaías para que haga callar a los vocingleros y me formule alguna cuestión. Cinco minutos tarda en que se callen, y no del todo, que siguen rezongando por lo bajinis.
- Señor Sirope… ¿Cómo ve, desde su posición como experto económico, el hecho de que la deuda de Matalascornejas represente un setecientos mil por ciento de su PIB y que su déficit se sitúe el un cuatrocientos mil por ciento?
- Sinope, Sinope...Con ene de nabo. Hombre, pues...
En que hora he dicho nada. La periodista me califica de fascista, retrógrado y cavernícola. Lentilla dice que soy un ejemplo de la dictadura del centro hacia los periféricos. La modelo se incorpora para llamarme sátiro sexista y se le salen los dos melones esta vez. Gutiérrez Los Cantos me impreca al grito de “prevaricador y enemigo de los liberales” y Fistro me espeta, con cara de ir a vomitar:
- Si no me dieses tanto asco, te insultaría.
Con una sonrisa de oreja a oreja, Isaías anuncia que vamos a publicidad. Yo estoy aterrorizado. Pero en cuanto se apaga el pilotito rojo, todos se dirigen a mí.
- Has estado fantástico- dice la señora Catedrales - introduciendo un giro inesperado al debate.
- Tienes seny, sentido común, nen- me dice Lentilla.
- Eres muy mono- dice la modelo, mientras se mete las dos mamellas en el interior de las copas del sujetador.
- Un auténtico demócrata- me comenta Gutiérrez.
- Pues a mí me produces náuseas- añade Fistro- y eso no lo consigue todo el mundo. Tú sí que das ganas de devolver…
Y me da un abrazo.
El segurata se ha pegado un carrerón intentando pillarme, pero hasta con los dos kilos de sobrepeso que me supone la jeta momificada, por salir de aquel infierno a mí me pueden echar hasta galgos, que no me cogen. Sólo lo siento por el bocadillo. Bueno, y porque, de seguir la cosa así, la modelo lo mismo había enseñado hasta el fafarique.
¡qué bello término!; fafarique...evocador,fino,fino.¡ muy bueno, Don Diógenes!
ResponderEliminarMuy bueno. Un escrito como debe ser: sin concesiones.
ResponderEliminarHacía tiempo que un relato no me provocaba una nausea tan acentuada. Cómo se nota que lo ha escrito un sátiro sexista amigo de los prevaricadores tendente al centro con una leve inclinación a la izquierda provocada, sin duda, por el bocadillo que la modelo quiso comerse y no pudo porque, encima de mal escritor, es usted un maricón.
ResponderEliminar( venga a mi blog e insulte, insulte, de esta nos forramos... ni la Salsa Alioli del Telemierda creará tanta polémica entre las masas, oiga )
Si piensa usted que con su palabrería melíflua y lisonjera va a ablandar mi corazón, se equivoca. Pero descuide, que en cuanto tenga un rato voy a su blog y le digo cuatro palabritas, por ejemplo, bolígrafo, desistimiento, cónclave y lagarterana. ¡ Qué lo sepa ! Y si se atreve, el sábado en el James Joyce me lo dice a la cara ( lo de Alioli). ¿Cómo repartimos los beneficios de la polémica? ¿Fifty-Fifty?
ResponderEliminarYo iré y voy a llevar a un pelotón ( de tropa ) al Café Comercial y os váis a enterar.
ResponderEliminarHijo mío, como vayas al Café Comercial no nos vamos a ver. Nosotros estaremos en pleno proceso de cocción en el antiguo Café Lyon, hoy James Joyce, por la calle de Alcalá, por donde la florista viene y va, a la altura del 59. Pero si quieres entrar en la polémica, a partes iguales. Y lo que no sé de donde saca es lo de que soy homosexual...Que ya sé que es cosa de hombres, pero que le pregunte a mi mujer si no soy merecedor del maillot a la combatibidad en esata materia.
ResponderEliminarPor cierto, señorita Bocardo, he acudido a su blog y he hecho un comentario. Habida cuenta de mis problemas cerebrales, no sé en que entrada, pero le doy mi palabra de caballero español que lo he hecho.
ResponderEliminarYo no te he llamado homosexual que lo sepas, ha sido la otra.
ResponderEliminarPor cierto ay, hay ahí para cenar algo o me llevo la tartera.
No, si lo decía por Gema. Nos van a sacar unos "canapiés", pero una tartera a tiempo siempre ha sido una victoria. No obstante, hasta las doce está abierto el VIPS que hay al lado, que te soluciona una emergencia gástrica.
ResponderEliminarEn una taberna irlandesa... si ya lo decía yo, además de maricón, borracho.
ResponderEliminarSi me hubiera usted citado al duelo en el Café comercial puede que me lo hubiera pensado ya que siempre ha sido lugar de clase para damas de mi categoría, pero tampoco iré allí a encontrarme con el señor SÍFILIS y su tropa, que en esta vida todo se pega menos la hermosura.
( 70/40; ha sido mi mente la que ha urdido este magnífico plan y además soy, en toda la amplia acepción del término, una magnífica provocadora )
Lo siento, pero tengo que desenmascararte: Gema acaba de mandarme un correo en el que confiesa que es Sor Gema, Madre Abadesa dl Convento de Nuestra Señora de la Inapetencia, que desconoce el sabor de la cerveza y que lo que escribe aquí lo está copiando de un libro de Boris Vian que encontró un día en la celda de Sor Promiscua, junto con otros adminículos que describe ignorando su utilidad.
ResponderEliminarY yo como el Señor Barragán...Borracho pero "educao"
ResponderEliminarPues yo invito a la señora Moscardo, la fisna, a unas tortitas con sinope y dos inyecciones de penicilina en Riofrío.
ResponderEliminarSois todos iguales...En cuanto llega una mujer hermosa os olvidáis de los amigos. Pero que quede claro que yo la ví primero.
ResponderEliminarCuanta falsedad sale de sus dedos, señor Diógenes. Que todos sepan que miente al decir que soy Abadesa, aunque mi virtud es tan purísima y mi mano tan firme, que si lo desease podría desempeñar ese honorable cometido.
ResponderEliminarY ya que mencionáis a Boris Vian,deciros que "Escupiré sobre vuestra tumba" es uno de mis libros favoritos. Lo que me extraña es que lo conozca usted ya que estudió en la Universidad Alto Volta.
¡Señor SÍFILIS!¡que Sinope le ponga las inyecciones a usted!¡Faltaría más!
Disculpe Vuecencia la tardanza en la respuesta, pero ni por Papisas interrumpo yo el sagrado deber de la siesta española. No negaré que lo de la mano firme resulte una virtud, según en que casos, más permitídme que dude de tanta pureza, que la experiencia me dice nunca hubo once mil vírgenes por más que se empeñen en aseverarlo. Del señor Vian, pláceme mucho "El Lobo Hombre y otros relatos", pero siento debilidad por el que citáis, que junto con "1280 Almas" y "A sangre fría" constituyen mi trilogía del mal favorita. Y sepa usted que en Burkina Fasso, si no sabes leer un libro, te deleitas mirando las estampas. De lo de hacer prácticas de practicante en las posaderas de mi admirado Epífisis, vaya usía olvidándose, que las nalgas masculinas nunca me atrajeron, y hasta aquí puedo leer.
ResponderEliminarSoy Anonymus, ja, ja, ja, ja, no sabéis quien soy, empieza por epi y termina en blas.
ResponderEliminar¿ Eres Gustavo Kermitt ?
ResponderEliminarNo, estoy en huelga, croacc
ResponderEliminarEso del James Joyce debe ser un lupanal... a lo mejor está bien.
ResponderEliminar¡¡¡No lo dudes !!! Por cierto, hay música en directo...Y si suspenden el concierto Rick, Albert y yo podemos interpretar "The Tuna Greatest Hits", empezando por "Asómate al balcón, carita de azucena".
ResponderEliminarYa lo dijo la gran Lola Flores: "Si me queréis, irse...al James Joyce"
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