Perdona que parafrasee a Luis
Eduardo Aute (seguramente dirías que es un cansino), pero comprende que me
cuesta un poco ser original cuando te acabamos de despedir.
¡Pero es que lo pienso! Estas
cosas no se hacen. Porque ahora nos toca a tu familia y a tus amigos tragarnos
la saliva, limpiarnos las lágrimas y tirar adelante. Y eso es lo que haremos,
¡voto al chápiro verde! Porque por si te queda alguna duda, espero que más
pronto que tarde estemos unos cuantos en torno a una mesa o en una barra,
cervezas en ristre y brindando por tu memoria. No nos quedará más remedio que
recordarte disfrazado de mariposa, palmando al parchís o al mus (con estilo,
eso sí) o vestido de romano en la cuadra. Y por cierto, ahora que ya no estás,
se puede revelar: sí, el cajón del fondo de la cuadra estaba lleno de revistas
cochinas y botellas de alpiste.
Y el R-5 Copa del Scalextric, y
el ping-pong, y aquellas torrijas, que aunque la gente se crea que son de
semana santa, más bien eran veraniegas y bañadas en cerveza. Y tantas cosas que me dejo, por la pena y el cansancio.
Como buen talonador, diste mucho
juego a los que tenías por detrás en la melé, o de frente en la touche. Y
elegante hasta en la partida.
Ahora cuesta imaginar lo que representa
tu ausencia, y escuece, y duele, vaya que si duele, pero ojo, que nadie se
entristezca más de la cuenta, que lo que trasciende es el recuerdo, y eso no
hay quien lo borre. Y ya que estamos, una frasecita hecha y tópica:
sigues vivo en nuestros corazones. Y en nuestros vasos de cerveza; y si hay que
elegir entre una rubia y una negra, nos quedamos con las dos.
Como te decíamos, pronto
brindaremos de nuevo y tú estarás presente.
Álex, serás atorrante… ¡Y encima
del Atleti!
Hasta siempre, amigo.
Un minuto para una lágrima.
ResponderEliminarPesa mucho el escudo. Tengo que aguantar. Pero cada vez pesa más.
ResponderEliminarLas filas van clareando y ya estamos en las primeras. Llueven las flechas y los golpes. Los primeros van cediendo a la acometida y los veo sucumbir entre la polvareda. Caen con honor, caen exhaustos, agotadas sus fuerzas. Los restantes avanzamos la posición para seguir mostrando un frente compacto. El sudor y la sangre me nublan los ojos. A veces me tienta arrojar sarisa y escudo y correr hacía ninguna parte, o salir de la formación para ser abatido lo antes posible y dejar atrás está agonía. Pero no lo hago.
No lo hago porque tengo que defender a mi mujer y a mis hijos. No lo hago porque me lo impide el orgullo que herede de mi padre, y siempre están en mi pensamiento sus ojos cansados que dicen “yo aguanté por ti”. No lo hago porque resistir es lo único digno que me queda por hacer. Pero, sobre todo, no lo hago porque mi escudo protege a mi compañero desde la rodilla al hombro.
Mis amigos llevan desde siempre en la fila, desde los tiempos en que esta batalla era un juego, cuando nuestro sueño era demostrar que seríamos los hombres que ganarían esta guerra. Hace tanto tiempo de aquello…Algunos ya se han ido, aunque vivan siempre en los corazones que aún laten. Pero no aguanto por los que se han ido. Aguanto cuando veo como pelean los que están. Unos heridos por las enfermedades, las propias y las de sus seres queridos. Otros sacudidos por la soledad. Otros mordidos por la incertidumbre. Todos se comen las lágrimas y se tragan la bilis, y nunca dejan mi lado derecho desguarnecido, de la rodilla al hombro.
Si se pudiese pactar una tregua y descansar un minuto…Pero no hay piedad en la derrota para los vencidos, como no la hay para los vencedores en la victoria. Aprieto los dientes, acopio el cansancio y con lo que queda, amaso ánimo, y sostengo el escudo. Para que tu lado derecho no quede desprotegido. Aunque solo puedo resguardarte de la rodilla al hombro, amigo.
Fuerza y honor por los caídos. Fuerza y honor por los presentes. Fuerza y honor, amigo.
Aunque no conocí a Alex, sí a sus compañeros y por él y por vosotros brindo por su memoria.
ResponderEliminarUna necrológica (qué palabreja más triste) que ya quisieran muchos. Alex, un hombre que vivió y eso es lo importante. Lo dicen sus amigos, no yo. A todos nos tocará irnos, aunque sea tan duro para los que te conocieron, para los que quedan aquí.
ResponderEliminarUn abrazo para la familia y amigos.