viernes, 26 de julio de 2013

Liberación

La brevedad… esa es la vida; es un cigarrillo en combustión. Nos consumimos en el fuego abrazador del tiempo, y lo que queda es humo y cenizas. Vida miserable y maldita. ¿Qué es lo que haces tú? – Preguntó Cleveland,  luego dio una fumada al cigarrillo y apuró su cerveza.
-Solo soy el espectador del mundo, además ¿qué quieres que haga?  Ya he hecho todo. – respondió Dios. -Pensé que dirías eso – dio otra fumada y echó otro trago. El sol se ocultaba progresivamente. -¿Qué me dices de la muerte? –
-La muerte es la finitud de la carne, mas no la del espíritu – y Dios miró hacia la ventana para ver el último rayo de sol de aquella tarde.
-Tú que has hecho todo… yo lo destruiré. Tú que has creado esta vida… yo la terminaré – Cleveland dio el último trago a su cerveza, luego se levantó y blandió un revolver. Puso el cañón del arma sobre la cabeza de Dios. – No has vivido la muerte. – Dios no se inmutó. –Lo único que no has hecho es morir. – Cleveland jaló del gatillo y el proyectil impactó su rostro. Luego, una figura resplandeciente se irguió sobre el cadáver; era Él; resplandecía como el sol. Cleveland apuntó una segunda vez, y disparó. Fue un sonido formidable, y la imagen se hizo pedazos. Cleveland se asomó por la ventana, una corriente de aire le dio en el rostro; tenía el aroma de la libertad; él lo sabía. Pensó; “la vida ha cambiado, la muerte no existe más.” Y luego, dio la última fumada al cigarrillo.


Octavio Rezende

1 comentario:

  1. muy bueno, especialmente original. Por momentos raya el delirio...o será que me estoy poniendo incrédula?
    como sea, felicidades
    un saludo

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