jueves, 11 de septiembre de 2014

Tryst

Titánica lid, subyugante. Contrito, enarbola su arma, la punta esmeralda al cenit. Inerme, anegada en lágrimas de sangre, aguarda su fin. Absortas las legiones, pactan tregua efímera. Mutismo absoluto. La hoja riela fatal sobre su enemiga. De súbito, ella profiere sollozando: “¡Hazlo ya!... Fui tuya… ya nada importa”. La réplica desgarra los corazones mortales: “¡No!”, espléndido, herético proclama, “¡Nunca lo haré! Así caído te amaré aunque el Infierno y el Empíreo extingan nuestro idilio… nuestras alas…”. Revelación Ahé.


MiA Y. Rziel

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