domingo, 9 de marzo de 2014

Palencia: esclusas del Canal



Esta ruta consiste en darnos una vuelta por los alrededores de Palencia para observar una buena colección de esclusas del Canal de Castilla. Aprovecharemos, de paso, para visitar la ciudad, que bien merece un tranquilo paseo, y terminaremos en el pueblo de Ampudia, que nos sorprenderá por sus numerosos encantos.

     Para ponernos en situación, diremos que el Canal de Castilla es una impresionante obra hidráulica inacabada del siglo XVIII, cuyo objetivo era trasladar productos agrícolas desde el norte de la provincia de Palencia hasta el sur, mediante un cauce artificial navegable.

     Este canal parte de Alar de Rey, cerca de la comarca del Alto Campoo, de donde toma las aguas del río Pisuerga, y baja hacia el sur hasta las inmediaciones de Palencia, donde se divide en dos ramales: el que baja a Medina de Ríoseco, llamado Ramal de Campos; y el que pasa por Palencia y acaba en Valladolid, llamado Ramal Sur.

     En el siglo XX, con la aparición de las carreteras y los vehículos a motor, el Canal fue perdiendo la utilidad para la que fue construido, pero actualmente sigue cumpliendo una magnífica labor de abastecimiento de agua a la población y de regadío para los cultivos, y está declarado Bien de Interés Cultural. Además, en algunos tramos, se pueden dar paseos en barcos de recreo.
    
Doble esclusa de Grijota
Dicho todo esto, nos vamos a centrar en el método empleado para salvar los desniveles del Canal, y poder así hacerlo navegable. Me estoy refiriendo a las esclusas, que son una especie de bañeras de piedra situadas en los saltos de agua, las cuales, con el barco dentro, mediante un sistema de compuertas y conductos de agua, serán llenadas o vaciadas, elevando o descendiendo el mismo según proceda.

     En los alrededores de Palencia podemos ver un buen número de estas curiosas construcciones de ingeniería hidráulica. Muchas de ellas tienen paneles explicativos, y también hay que decir que algunas están bien señalizadas, y otras no tanto. Hay que tener en cuenta que unas están bien visibles, junto a las carreteras, pero para llegar a otras hay que andar un poco por caminos o sendas. Cada una se la conoce con un número de orden desde el inicio del Canal en Alar de Rey.

     Empezamos el recorrido en Grijota, pueblo cercano a Palencia, donde, junto al casco urbano, saliendo hacia la capital, veremos las esclusas 28 y 29. El alto "escalón" que aquí forma el Canal hizo necesaria la construcción de dos juntas.

     Siguiendo el curso del agua por carreteras paralelas llegamos a la antigua fábrica de harinas "La Treinta", donde se encuentra la esclusa del mismo número.

     Ya entrando en Palencia veremos la 31 y la 32 y, aguas abajo, en Villamuriel de Cerrato, la 33 primeramente, y pasado el pueblo, el conjunto más espectacular de esta zona: la 34, 35 y 36 juntas. No perdérselo.
    
Catedral de San Antolín
Una vez terminado este recorrido por las esclusas, hacemos parada y fonda en Palencia, ciudad que nos sorprenderá gratamente.

     Situada a orillas del río Carrión, que no mucho más abajo vierte sus aguas en el Pisuerga, cuenta con un interesante  patrimonio monumental, encabezado por la catedral de San Antolín, patrón de la ciudad, construida sobre una cripta prerrománica que es una auténtica joya.

     La calle Mayor es larguísima, con soportales y arquitectura modernista, que contrasta con la Plaza Mayor, de aspecto más rústico. Parece la plaza de un pueblo y no de una capital, lo que le da un toque encantador.
    
Puentecillas
Vamos a destacar dos iglesias: la de Nuestra Señora de la Calle, preciosa por dentro, con un extraordinario retablo mayor barroco donde se encuentra la imagen de la patrona de la ciudad; y la de San Miguel, que tiene un impresionante torreón fortificado.

    Cerca de ésta última encontramos el río Carrión, con sus bonitas y arregladas orillas. El parque "La Isla" está en una zona rodeada por las aguas del río por un lado, y por un canal artificial para abastecimiento de un molino por el otro.

     Destacar también tres de los puentes que cruzan el Carrión: el Puente de Hierro, con su estructura típica de primeros del siglo XX; el Puente Mayor, con buenos sillares de piedra y contrafuertes; y el Puentecillas, el más antiguo, de origen romano, y el más rústico y encantador.
    
Cristo del Otero
Conviene visitar también el Parque de la Huerta de Guadián donde, además de ver sus cuidados jardínes, podremos contemplar la espléndida ermita románica de San Juan Bautista, que fue trasladada desde Villanueva del Río Pisuerga, pueblo del norte de la provincia, antes de que fuera anegado por las aguas de un embalse nuevo.
  
A las afueras de  Palencia hay dos cosas más que no debemos perdernos. Una es el Cristo del Otero, situado sobre un alto cerro desde el que tenemos preciosas panorámicas de toda la ciudad. Allí veremos la impresionante imagen de más de 20 metros de altura del Sagrado Corazón, obra del escultor palentino Victorio Macho, y que es una de las estampas más célebres de la ciudad. También veremos la ermita que hay a sus pies, y un museo con obras del artista.
    
Castillo de Ampudia
La otra, en el lado opuesto, a unos cinco kilómetros por carretera, es el Monte El Viejo. Se trata de una amplia meseta cubierta de bosques de encina y pinar, atravesada de caminos, idónea para pasear y practicar footing o bicicleta. Cuenta con canchas polideportivas, piscina, restaurante y hasta un pequeño mini-zoo donde podremos ver corzos en estado de semilibertad. Además hay un mirador con espléndidas vistas de la ciudad y de los valles de los ríos Carrión y Pisuerga, que confluyen en esta zona. Todo ello hace de este monte un lugar precioso de ocio en plena naturaleza muy frecuentado por los palentinos.
    
Nos dirigimos ahora al pueblo de Ampudia, situado a unos 30 kilómetros al suroeste de Palencia. Antes de llegar pasaremos por el Monasterio Cisterciense de Nuestra Señora de Alconada, con su magnífica iglesia.
    
Ampudia. Calle Mayor
Una vez en el pueblo, podemos empezar visitando la colegiata de San Miguel, impresionante por fuera, con su altísimo y bonito torreón, y preciosa por dentro.

     Dando un paseo por el pueblo, recorremos la bellísima calle Mayor, muy larga y toda llena de soportales. Una de las calles de pueblo más bonitas que he visto.

     Para acabar subimos al castillo, grande y bien conservado, con buenos torreones de planta cuadrada. En el interior, en las dependencias anexas al patio, podemos ver una excelente colección de arte y antiguedades, además del resto del edificio, Torre del Homenaje, salas, adarves, etc. También tenemos buenas vistas del pueblo y de toda la zona.

     Y aquí ponemos punto y final a esta ruta por la  Castilla profunda, esa que siempre nos sorprende aunque no lo esperemos.

                   Saludos

                                                                                          EL RURAL

2 comentarios:

  1. Deberías hacer una rutita por la ciudad,ya se que no es de tu agrado pero algún rinconcito conocerás.Un saludo desde el bus.

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    1. Menos rutas urbanas y más Rincón de Ballesteros.
      Un saludo a ese fans del bus.

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