Tú y
yo navegamos en un viejo barco, desarbolado por innumerables tormentas, y con
un agujero en el casco que lo hunde lentamente.
A
pesar de todo, somos incapaces de abandonarlo y, juntos, luchamos por mantenerlo
a flote. El esfuerzo nos deja agotados y, entonces, surgen las peleas, los
reproches, las acusaciones.
En
las noches en calma, bajo las estrellas, aún podemos
sentir el viejo amor que nos une, y somos capaces de recordar porque nos
embarcamos en esta aventura.
Al
pasar cerca de una isla, cansado de nuestras peleas, me arroje al mar. Nade con
todas mis fuerzas hacia la costa, hacia la libertad. Al pisar la arena, volví la mirada hacia mar
abierto. Estabas sentada sobre la cubierta, quieta, mientras el barco se
hundía.
Nade
de vuelta, subí a bordo y, sin decir nada, me puse a achicar agua.
Aun
estamos ahí afuera.
Luchando.
Amando.
laocasionperdida
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