sábado, 12 de marzo de 2011

Pedraza - Ermita de San Frutos

Pedraza es un bonito pueblo segoviano declarado conjunto monumental en 1951 y realmente merece tal catalogación. Es muy agradable pasear por unas calles donde todas las construcciones guardan esa homogeneidad que han perdido la mayor parte de los municipios antiguos.

El vehiculo se puede estacionar justo antes de entrar, o atravesando el casco urbano hasta el otro extremo, en unas explanadas habilitadas como aparcamiento. Recomendable esta segunda opción ya que nos deja dentro del pueblo y nos evitamos una cuesta considerable.

Lo primero que nos llamara la atención será el castillo. Fortaleza construida entre los siglos XIV y XVI, es de propiedad privada, perteneciente a la Fundación “Zuloaga”. Se realizan visitas guiadas por la mañana y la tarde, la misma persona que está en la puerta es la que te cobra, te hace de guía y supongo que cuidada del edificio, tres empleados en uno. Te da una vuelta por el interior, explicándote un poco la historia y se ven unas salas donde se exponen cuadros de Ignacio Zuloaga (1870-1945). La entrada cuesta 5 euros, un poco cara para lo que te ofrece, y dura unos 20-30 minutos. Muy interesante la puerta de entrada al castillo, al parecer tiene unos 500 años.

De frente nos saldrá la calle Mayor, que nos conducirá hasta la iglesia de San Juan y una esplendida plaza Mayor porticada. Es de agradecer que la circulación de vehículos por buena parte del interior del pueblo esté prohibida, lo que permite pasear tranquilamente. Al lado de la plaza está la oficina de turismo, donde podremos hacernos con el plano correspondiente y la información esencial de lo que hay que visitar. Hay que ver también la Cárcel de la Villa, y sobretodo, perderse por sus callejuelas.

Para comer no hay ningún problema, la oferta hostelera es amplia y el plato típico el asado, bien de cordero, bien de cochinillo. Un sitio donde comer que no esta mal es al lado de la oficina de turismo, “Bar- Restaurante REBERTE”. Cordero muy bueno, necesario probar las patatas revolconas (puré de patatas con pimentón, torrezno, algo de lomo). Roberto, el dueño, muy simpático. Mejor comer de menú (26 euros) que a la carta.

Tras la visita a este villa segoviana y para completar el día os propongo ir hasta la Ermita de San Frutos, en la hoces del río Duratón. Tenemos que ir hasta el municipio de Villaseca, a unos 25-30 minutos de Pedraza conduciendo tranquilamente. Junto a la iglesia sale una pista de tierra, tras unos 4 kilómetros llegamos a una zona de aparcamiento desde donde habrá que continuar a pie, alrededor de un kilómetro, hasta la Ermita.

Construcción románica, alrededor del siglo XII, de la que solo se conserva en buen estado la iglesia, el resto de los edificios del priorato (estuvo habitado por monjes del Monasterio de Silos hasta la desamortización de 1835) están en ruinas. Atravesando el complejo religioso en dirección hacia el río, nos encontramos con un pequeño cementerio, donde se supone reposaron los restos de San Frutos y sus dos hermanos, San Valentín y Santa Engracia.

Las vistas son impresionantes, con las hoces del Duraton arropando la Ermita, mientras encima de nuestras cabezas sobrevuelan cientos de buitres.

Si nos queda tiempo siempre podemos parar en Sepúlveda que bien merece una visita. Solo comentar de este pueblo, como curiosidad, que en la pastelería que esta enfrente del ayuntamiento, si miramos desde esté hacia la plaza Mayor la veremos a nuestra derecha, venden unas "trenzas de Huesca" que están de escándalo (Obrador "El Mirador" - confitería-panadería "Yolanda" (Pza. del trigo nº 5).

Y eso es todo por hoy, visita de un día donde podemos combinar la historia, la naturaleza y la gastronomía.


jueves, 10 de marzo de 2011

Tal día como hoy...


Hace pocos años tal día como hoy, el granuja de mi amigo tuvo a bien el ahorrarnos ir de funeral y el tener que derramar un buen puñado de lágrimas. En mi caso se lo agradezco el doble, porque si hubiera decidido dejar de fumar definitivamente en ese momento, me habría tenido que estar dando de cabezazos contra las paredes durante el resto de mi vida por (en orden alfabético) asno, badulaque, berzotas, botarate, estulto, irresponsable, majadero, necio, y zote, por permitirme mantenerle alejado durante demasiado tiempo.

No sé a quién debo dar las gracias por ello, además de él, si a Dios, a la naturaleza o a las barbas de Senaquerib, pero las doy, porque si al final llega a dimitir, ¿dónde hubiera encontrado otro socio tan atorrante como yo? Me hubiera quedado huerfanito sin comerlo ni beberlo (es un decir), y me hubiera perdido estos años tan buenos que me está dando. ¿Qué hubiera sido de Kaliningrado, del Jameson y del James Joyce, de la final del Atleti, de las nibelungas, de las medias pintas y de tantas situaciones surrealistas?

Él siempre se quita importancia y se la da a los demás, pero sabe de sobra que es un puntal para los que le rodean. Pocos fulanos con tanto criterio e integridad he conocido yo como éste, aunque a veces le forcemos a disimularlo. Y pocas cosas he aprendido en la vida, pero una de ellas la repite él constantemente, el partido lo tenemos perdido, así que hay que subir a rematar el córner con lo que sea; y vivir todos los días, que luego llega el árbitro y pita antes de tiempo.

Sé que soy un egoísta, porque lo digo por mí, pero menos mal que al muy canalla (como decía Javier Krahe), hace muy pocos años y tal día como hoy, le dio por resucitar.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Eterno instante...

Tenía los ojos negros de noche negra, y la luz parecía querer quedarse a vivir en ellos. Miraba, pudorosa, como la observaba mientras se despojaba de su atuendo, y diría que disfrutaba con mi embeleso. Los movimientos eran pausados, casi coreográficos, como una danzarina oriental que, a cámara lenta, deshojase los pañuelos de su falda. Un sutil giro, una casi inapreciable torsión, y un pedacito más de su belleza quedaba expuesta a mi avidez.

Así estuvimos unos minutos, ella cada vez más desnuda y yo cada vez más excitado. A cada momento se desvelaba un minúsculo universo de su superficie, de la que parecía emanar el polvo de las hadas. Se recreaba en mi atención y parecía sorprenderse de su propia belleza. Ella tan joven, yo tan viejo, un juego eterno entre quien todo lo tiene por delante y quien todo lo ha dejado ya atrás. Cada rayo de sol la acariciaba con un descaro al que yo no me atrevía y parecía hacerla vibrar con su contacto.

Una última y levísima oscilación y se desprendió para siempre de aquella capa que la envolvía, y pude contemplarla en todo su esplendor. Batió las alas un par de veces y salió volando como un torbellino de colores al albur de la brisa. Ella volando libre y yo viéndola volar. Y supe que, al menos por un instante, llegaba la primavera a mi otoño.

martes, 8 de marzo de 2011

La magia del blog

Allá por el verano del 82, en la buhardilla de la casa de mis padres en un pueblo serrano, mi hermano y yo escuchábamos, ya de madrugada, después de la mítica diatriba de José María García a los dirigentes deportivos (“Pablo, Pablito, Pablete…”), el programa de cine de Carlos Pumares. Esos, como muchos otros, son magníficos momentos del pasado que se perderán como lágrimas en la lluvia, pero no mientras mi hermano y yo seamos capaces de recordarlos.

A don Carlos Pumares le llamaban los radioyentes a “Polvo de Estrellas”, entre otras cosas, para pedirle opinión sobre una determinada película. Y el señor Pumares, vehemente siempre, respondía con absoluta sinceridad, lo que provocaba no pocas desilusiones. Pero en muchas ocasiones acababa diciendo una frase que se ha quedado grabada en mi memoria. “Pues si a usted le ha gustado, para usted es buena”.

Hoy, volviendo del cole, hablaba con Javi, que merece, junto con Albert, mi hermano Carlos y el Doctor, completar un cuadrilátero perfecto de cabezas bien amuebladas, un think tank inagotable de razón. Charlábamos sobre la estandarización de sentimientos y emociones que persigue y consigue la mercantilización de cualquier arte. En música, el pop busca llegar a millones de personas absolutamente dispares y producirles similares sensaciones. O en literatura, donde el best seller trata de agradar por igual a un oficinista norteamericano, un pescador tanzano, un shij bengalí, un oriundo de Singapur o un ganadero neozelandés. Y todo ello con un objetivo económico tangible.

Cuando reseño una novela aquí en el blog, lo que quisiera reseñar son las inquietudes que me ha producido. Es añadir al placer de la lectura el placer de compartir lo sentido. No hay ninguna inclinación a la crítica, primero porque carezco de los conocimientos necesarios para valorar un texto y, segundo y más importante, porque la calidad literaria no es lo que finalmente decide si la novela me ha satisfecho o no. Seguro que forma parte del bouquet que queda, incluso sin que yo me de cuenta, pero no ocupa el centro mis papilas gustativas de los libros. Parafraseando a Pumares, si me ha gustado, para mí es buena.

Eso es solo una parte de la magia del maldito blog. Sin propósito mercantil, sin deseo de reconocimiento, esta es una herramienta para dibujar impresiones, para recuperar el cine a través de Jesús, para volver a la infancia con Fernando, para deleitarme con la forma de escribir de Felipe o de Adso, para llorar de risa con Napo y Rick, o estudiar historia de Esparta con Paola. Sirve para molestar a los amigos y compañeros, para buscar en las redes sociales a gente que pasó por tu vida y recuperarla, para dar cotización al ocio, eso que los romanos contraponían al negocio. Y en mi índice de referencia, se han disparado las cifras de beneficios.

Y el daño colateral es el tiempo que invierto con Albert, inversión en diversión, descubriendo de paso que todavía quedan hombres renacentistas, como gusta decir Jesús. Y que conste que le hago la pelota sólo porque es el administrador de las entradas del blog.

Maldito blog, que me absorbe. Mágico y bendito blog, que me absorbe.

Que tengáis un día renacentista.

domingo, 6 de marzo de 2011

Adiós, muñeca

Con esta me ha pasado igual que con “El sueño eterno”. Las dos me parecen magníficas, pero hay un momento a mitad del libro que no se por donde me ando, por la cantidad de tramas y personajes que se entrecruzan.

Pero es Marlowe, y Marlowe es mucho Marlowe. En esta se deja llevar por la curiosidad en la tercera página y casi pierde el sombrero. Le pegan, le amenazan, le secuestran, le drogan y hasta intentan seducirle. Hay chica mala y chica buena. Y parafraseando a Mae West, la buena es muy buena, pero la mala es mucho mejor. Y hay hampones de buen corazón y policías con muy mala leche, y hampones con muy mala leche y policías de buen corazón. Y videntes, indios, políticos, busconas y cotillas.

Mágnum opus, que diría Marco Didio Falco.

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La siguiente la pago yo por Rick, Diógenes de Sinope y Albert se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.