viernes, 18 de julio de 2014

Un día...

la caza deja de serlo. Todos en tropel, escopeta y pañuelo en mano. La sangre escasa, el contacto desorientado por mentes estratégicas. Un lujo.
¿Te pones el pañuelo mientras devoras a tu presa? Una servilleta, una toallita en el bolso, alcohol para desinfectar. Así vas. Por la vida, en tu vida. A cada paso eres una criminal en potencia y su detective que analiza y lleva a un lugar aséptico las pruebas.  Lo analizas todo, hasta el placer. Hasta donde mancha y escupe el ansia de perturbar. Eso también lo sabes. Serías una leona agazapada y con rímel. Con los colmillos afilados y el pelo sedoso, sin parásitos ni mechones enredados. Los nudos son cosa atávica. Llevas horas ante el espejo calculando cada centímetro de tu piel, cada poro, cada gota que no sudarás. Así eres. Una cazadora moderna, orgullosa y sincera a principios que son final. Eres la consecuencia anticipada. Sin rencor ni remordimiento. Un as en la manga que se adhiere a cualquier camisa bien planchada. Una superviviente que tuvo que comer con sus propias manos y enderezar banderas, astas y moldear remos para la marea intempestiva.
Al salir de casa, se aprieta los muslos, de forma obscena e íntima. En cualquier portal lo hace, para sentir que sale, que cruza un allí que es de aquí. Que rechaza y asquea. A ustedes ya les conozco, a cada paso que doy, he sabido ver las huellas de lo reconocible. He hecho mías baldosas de cemento grueso y maloliente. Huele a polvo concentrado, que es peor que un polvo estornudable.  Y camina hasta la gloria bendita de saber a dónde va. Que no es poca cosa. Es usted maravillosa. Ha conseguido lo sencillo en lo complejo. Lidera tropas de orcos ensimismados en ella misma. No hay parangón. No. Ella lo sabe. Manipula cortando trozos generosos de carne que bien se podrían comer crudos y todos se empeñan en cocinar o peor, a postergar en una congelación lasciva. Es tu carnicera de barrio, que altivamente te ofrece lo más fresco del mercado.
Sale a cazar, con su piel recién estrenada. Está sola, soltera, con hambre y afilada. Es una más pero con ese tinte de acecho y a escondidas. Opta por la gracia de estar desinhibida embutida en un traje que no es suyo, pero de todos. Camuflaje.
La caza deja de serlo. Imagínense un tropel de hombres fofos y enfundados en uniforme ocre y botones envejecidos con tinte de embellecer glorias salvajes. Imaginen el final del tramo y gotas de sangre de un bicho que tuvo la mala suerte de ser emboscado. Imagínense que todo es cuestión de estrategia y que la escopeta, hoy, les apunta a su sien derecha. Allí está, ella, magnífica, afilando lo que corta pieles finas como las n(v)uestras. Un lujo.


Maude

jueves, 17 de julio de 2014

Ecos de sociedad

Durante la madrugada del viernes último, se celebró junto a los servicios del Parque Municipal un selecto botellón al que, entre otros distinguidos frikys, asistieron el Mojo, el Coca, la Pito y un número considerable de coleguis…
Ellos vestían elegantes vaqueros estratégicamente decorados con manchas de grasa y remiendos. Estos últimos contrastaban con los rotos que, en la zona trasera de las chicas, realzaban el atractivo de los mini-tanguitas cuyas hilachas destacaban sobre la cinturilla de las minifaldas. Entre las damas sobresalía La Pija. Recientemente galardonada con el premio “La más guarra”, lucía una originalísima falda vaquera cuyas atrevidas líneas, en un alarde de economía textil, lucían un hermoso agujero “total” que mostraba al respetable su precioso glúteo izquierdo. Éste, el glúteo izquierdo, lucía un “alto dignatario eclesiástico” producto de su último encuentro con la bota del Mula.
El jolgorio fue amenizado con la música de diez utilitarios y cinco descapotables que, a todo trapo, extendían sus decibelios hasta las viviendas cercanas. Desde ellas respondía la voz en directo de algunos vecinos recordando a los presentes los múltiples defectos de sus antepasados.
El botellón terminó a altas horas de la madrugada con la colaboración de cuatro vehículos de la pasma que, desde lugares estratégicos, ducharon con agua enjabonada al personal participante en el evento al tiempo que los invitaban, una vez aseados, a abandonar el recinto.


Manuel Cubero Urbano

miércoles, 16 de julio de 2014

Noches de verano

Las noches de verano, vaya usted a saber porqué, siempre huelen a mujer. Ese olor primario y vital, embriagador. Aunque todo en las mujeres es tan intenso en cualquier tiempo...Nada tan electrizante como el tacto que tiene la piel de sus hombros, cuando dejas que los dedos resbalen curva abajo, o el palpitar de su cuello si lo apresas lentamente entre los labios y lo recorres con paciencia de pescador, nada como su aliento cuando dejan la boca entreabierta, buscando el aire que respiras, nada como la caricia que deja en tus manos su pelo, nada como mirar directamente al sol en sus ojos, nada como sentir que se estremecen atrapadas entre tus brazos, como si lo que tuvieses contra tu cuerpo fuera una estatua hecha de mariposas, nada como esa voz transformada en susurro que te llena los oídos de deseo, nada como explorar cada pliegue para descubrir, al llegar a la cima, que otra colina de delicias te espera en la siguiente ascensión.

El reflejo

Cada noche, Tania ve en sueños como alguien roba su reflejo en el lago y cada mañana, al despertar, se busca ansiosa en la ciudad sumergida, que fiel al papel de espejo que le ha sido encomendado, le devuelve la imagen de su belleza cansada, del desorden rubio de sus cabellos, de sus ojos escrutadores. Tania se mira y pregunta a su doble invertida qué hace ahí, repitiendo sus gestos, ¿acaso te burlas o no sabes hacer otra cosa que imitarme? Pero cómo todas las otras veces, la mujer del lago mueve los labios para formular las mismas preguntas, repite el gesto de frustración de Tania y va abandonando su puesto en el mirador de la casita, a medida que la mujer real se dirige al interior de la suya  para preparar un café. Luego volverá a salir para  tomarlo asomada al balcón, mientras contempla como la otra bebe en una taza pareja de la suya, el mismo café endulzado con los dos terrones que ella acaba de poner en  su taza.
En Valmadra todos se saben imitados por los habitantes de la ciudad espejo, pero están tan hechos a ello que lo olvidan muchas veces y viven su propia vida ajenos a la mímica de sus personajes inversos.
Tania es distinta, desde niña sintió una gran curiosidad por la Tania de agua y el paso del tiempo no ha hecho más que ahondar el misterio y aumentar sus interrogantes ¿Acaso nadie se pregunta nada en el mundo de ahí abajo? ¿Piensan antes de hacer? ¿Hacen todo sin pensar? ¿Se cansan cuando yo me canso? Si yo me marcho, ¿vendrá ella conmigo?
La mañana es todavía una promesa. Un amanecer amoratado, roto aquí y allá por la primera luz del día, se mira en el lago. La calma es total. Cuando Tania pone un pie en el agua, pequeñas ondas se repiten sobre la superficie quieta. Ella camina muy despacio, siempre guiada por el reflejo de la puerta que dejó abierta al salir. Nadie va a cerrarla. Tania entra en su casa sumergida y mira hacia la otra, la real. Allá arriba continúa la puerta abierta pero nadie se asoma por ella. Es la primera vez que Tania no tiene réplica. Mira en todas direcciones esperando encontrar su imagen; mueve los brazos, se contorsiona…nada.
Todos duermen en ambas ciudades. Todos menos Tania. Ella espera impaciente el despertar del mundo de arriba, para que se avive el espejo que ahora la atrapa; tal vez entonces recupere su reflejo…
Tania encontrará respuesta a todas sus preguntas, pero deberá pagar un alto precio por ello. La mujer ha roto el equilibrio de las ciudades gemelas. Ahora falta una sombra. La suya.
Anhelaba  penetrar en el misterio del lago y en ello está,  pero ya  siempre andará sola, rodeada de reflejos ajenos.


Max

martes, 15 de julio de 2014

El potro de la tortura moderna

En cuanto entré en la consulta del dentista de la seguridad social sabía que no me esperaba nada bueno. Eran dos mujeres: la dentista y su enfermera. Las dos del mismo tamaño, más bajitas que yo, que mido poco más de metro y medio. Enseguida me di cuenta que la enfermera llevaba una peluca, más que nada porque la tenía un poco ladeada.
Me dijeron: ¡siéntese! Con una firmeza que me hizo ponerme en lo peor.
Me senté, claro, y empecé a decir lo que me había llevado hasta allí:
-Es que tengo un flemón en esta muela y me duele mucho. Sólo quiero saber si tengo que tomar antibiótico.
-¡Abra la boca!.
- Pero es que yo…
-¡Abra, abra la boca!
Abrí la boca, con miedo, pero la abrí. Me pusieron una servilleta de papel de babero, me metieron el aspirador debajo de la lengua, y ya no pude decir nada más.
La dentista me pinchó la anestesia, lo que me hizo ver unas chispitas luminosas. Yo trataba de hablar, pero sólo era capaz de  emitir  sonidos guturales.
Enseguida aquella mujer cogió unas tenazas, y como yo hacía ademán de querer incorporarme en la butaca, le hizo una señal a la enfermera. Ésta en un instante se subió en donde estaba yo tumbada, poniendo una rodilla en el borde. Una vez encaramada, puso la otra encima de mi cintura con lo que me inmovilizó completamente. A todo esto yo solo veía que la peluca se le ladeaba cada vez más.
En un momento la dentista se subió a su vez a una banquetita que la ayudaba a dominar la situación y con una rapidez y eso sí tengo que reconocerlo, con mucha destreza, me arrancó la muela en cuestión, con flemón y todo.
Yo incapaz de hablar, la oí decir:
-Una vez extirpado el foco infeccioso, la infección desaparece, y así no hay que abusar de los antibióticos.
Lagrimeando y con un grueso algodón taponando el hueco de la muela, en cuanto me liberaron, me marché de allí, pensando:
-¡Yo aquí no vuelvo más!


Mª Fuencisla López López

Cordero a la vinagreta


«Se cocina bien poco y luego lo dejas al sol hasta lograr la textura deseada».
Nitza Villapol. Cocina al minuto.
Comernos un hombre no es tan fácil.
Para su escarnio primero lo desnudas, escupes y azotas; la carne así templada tiene sabores insospechados. Si quieres un bouquet afrutado, antes de que muera le das a tomar vinagre de uvas e inmediatamente lo abres por el costado, le dejas evacuar toda la sangre y cuando al fin grite "Elí, Elí lama sabactani" podrás merendarte su cuerpo y su sangre en memoria suya.


Yuri Alejandro Rodríguez Hernández

lunes, 14 de julio de 2014

Anécdota dentro de mi aburrimiento matiné

Dentro de mi aburrimiento matiné, Tuve la mecanizada y atrayente turbación de ingresar al vago mundo de las páginas sociales, y nutrirme por un buen rato de la ociosidad al máximo de un 'joven' en pleno verano. Dentro de tanto chiste fome y repetido, encontré un enlace que  incomodaría  mi  vegetal postura mental: Noticias Internacionales. Me enorgullecí en demasía por tal hallazgo, ¡Yo! ¡Leyendo noticias! Era algo extraño... Cuando empecé a escudriñar dicho portal, Hubo una 'pestaña' que me agradó, se llamaba: 'Actualidad en la Red, la recopilación de las mejores noticias de la red'. Me interesé, y por ello, ingresé para leer qué pasa en el 'mundo entero'. Con una aletargada bienvenida se abría la página; iba por partes dijo el descuartizador -Un chiste 'piola' para el momento-. Cómo iba un poco lento, empecé a leer los títulos que precedían, El primero me causó gran desconcierto: ''Se encontró al chupa cabras  en Brasil''. Hubiera sido un gran chiste, pero dependía de la página en la cual estuviese, y como era una noticiera de gran respeto a nivel internacional, quedé en suspenso mientras la pestaña se actualizaba. Cuando se vio la bajada de título decía lo siguiente: ‘‘Todo Brasil quedó conmocionado con dicho hallazgo, Los locatarios del lugar donde se encontró al 'animal' quedaron tranquilos pero asombrados por la 'capacidad' homicida en contra de 400 vacas’’. Cómo no se actualizaba bien la página, me dejó un tiempo para pensar: Encontré extraño que remarcaran mucho la palabra animal, ¿Qué será? Cada vez tenía más ansiedad... ¿Vacas? ¿Acaso no era el 'chupa cabras?...
Se actualizó toda la página, no haré comentario hasta que termine:
'' Getulino Ferreira Paraízo, fue detenido luego de que un ganadero de Aragoiana, del centro de Brasil, lo sorprendiera luego de matar a tres vacas y un becerro. El hombre de 53 años fue detenido por la policía de Brasil por tener sexo con vacas a las que luego sacrificaba y enterraba en los campos. Se estima que tuvo relaciones con 400 vacas.  En su declaración, justificó su accionar diciendo que cuando era chico había recibido abusos y que luego de eso nunca pudo tener relaciones con personas, que no sentía ganas de relacionarse con la gente…
¿Es necesario decir/formular algún comentario?


Fernando Israel Herrera Mena
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