viernes, 10 de febrero de 2012

Los descendientes


Ficha:

Película: Los descendientes. Título original: The descendants. Dirección: Alexander Payne. País: USA. Año: 2011. Duración: 110 min. Género: Drama, comedia. Interpretación: George Clooney (Matt King), Judy Greer (Julie Speer), Matthew Lillard (Brian Speer), Beau Bridges (primo Hugh), Shailene Woodley (Alexandra), Robert Forster (Scott Thorson), Nick Krause (Sid),Patricia Hastie (Elizabeth King), Amara Miller (Scottie King), Mary Birdsong (Kai Mitchell), Rob Huebel (Mark Mitchell). Guion: Alexander Payne, Nat Faxon y Jim Rash; basado en la novela de Kaui Hart Hemmings. Producción: Jim Burke, Alexander Payne y Jim Taylor. Fotografía: Phedon Papamichael. Montaje: Kevin Tent. Diseño de producción:Jane Ann Stewart. Vestuario: Wendy Chuck. Distribuidora: Hispano Foxfilm. Estreno en USA: 16 de noviembre de 2011. Estreno en España: 20 de enero de 2012. Calificación por edades:No recomendada para menores de 7 años.

Sinopsis:

En Los descendientes, Matt King (George Clooney), casado y padre de dos niñas, se ve obligado a reconsiderar su pasado y a encauzar su futuro cuando su mujer sufre un terrible accidente en Waikiki. Matt intenta torpemente recomponer la relación con sus hijas, al mismo tiempo que se enfrenta a la difícil decisión de vender las tierras de la familia. Matt tiene que empezar a mirar con ojos nuevos toda su vida, durante una semana plena de cruciales decisiones, donde se van alternando encuentros divertidos, conflictivos y trascendentales. Matt comprende que por fin se halla en la buena dirección para reconstruir su vida y su familia.

Opinión:

Los Descendientes, dirigida por Alexander Payne (Entre copas, 2004) nos trae una película que sorprende gratamente, por llevar a la gran pantalla una novela de Ají Hart Hemmings. Un drama con toques de humor, donde el peso fuerte de la película recae en  su personaje principal, él es el único protagonista, aunque manda un mensaje subliminal de cómo lo poco que queda de tierra virgen en nuestro planeta puede ser destruido por el turismo.

Película con una buena fotografía, Hawai es visualmente atractiva, y el guión es muy bueno a la hora de ponernos en antecedentes. Y en cuanto al reparto, los secundarios están bastante bien, tanto los adultos como los jóvenes, pero hay que destacar a Clooney que hace un papel majestuoso interpretando a un padre de familia tranquilo, al que las circunstancias le llevan a un amplio abanico de sentimientos desde el odio hasta el amor, convirtiéndole en un hombre creíble y entrañable.

Película cálida, madura y profunda para disfrutar en familia, que nos entretiene gratamente.

Cita: “Siempre hay una nueva oportunidad para rehacerse con perdón y amor…”

Calificación: ««««

Clark Kent

jueves, 9 de febrero de 2012

Adiós al Bloco

              
Grandes músicos en la despedida de un local mítico.
                           ¡ Larga vida al Rock&Roll!!!!!

M

Le voy a llamar M para preservar su intimidad. Aunque lo justo sería que su nombre fuese público para orgullo propio y de sus compañeros.

El pasado seis de diciembre salí a pasear tratando de vaciar mi cabeza de pensamientos negativos. La situación general y determinadas cuestiones personales tienden, en estos últimos tiempos, a llevarme a un feroz pesimismo sobre la naturaleza humana y la mezquindad que domina las acciones de las personas. Me perdí por la ribera del río y llegué al Parque de Atenas. Por no sé que mecanismo, el Madrid antiguo me atrae siempre y, sin querer, mis pies me llevaron hasta la Cuesta de la Vega.

Primero me llamó la atención ver coches parados en el inicio de la subida. Luego, el sonido de las sirenas. Y, por fin, descubrí que, por la parte externa del pasamanos de la primera curva de la Cuesta, una mujer amenazaba con suicidarse.

Me fui acercando. Dos policías de paisano trataban de entablar conversación con ella, pero cada intento de aproximación era respondido por la mujer con un amago de arrojarse al vacío. Además, la mujer gritaba, aunque yo no era capaz de entender que decía. Llegaron otros dos policías municipales de uniforme y se colocaron a los lados, también intentando llamar la atención de la mujer.

Pasaron dos o tres angustiosos minutos en los que el siniestro baile de los policías acercándose y la mujer amenazando con saltar se repetía. En ese momento, por el primer tramo de la Cuesta, apareció otro policía municipal. Un tipo joven, alto, avanzando con paso decidido, y hablando en voz muy alta. En ese momento entendí que la mujer no hablaba sola, sino que era con ese policía, que estaba al pie de la pared, con quien había estado hablando. Sin dejar de avanzar, no dejó en ningún momento de mantener el hilo de comunicación con la mujer, porque sabía que ese hilo era el que la mantenía agarrada a la barandilla y las Moiras podían cortarlo en cualquier momento. Les dijo a sus compañeros que se separaran, de forma que la mujer lo oyera, que iba a hablar con ella, y se le aproximó por el lado derecho hasta tocar la baranda, con esa postura de quien charla con un amigo mirando a lo lejos. La mujer pareció por un momento fascinada por su actitud. Y ese instante de magnetismo era el que él buscaba. Con rapidez y serenidad, la abrazó, inmovilizándola contra el barandal, asumiendo el peligro de que una reacción brusca de la desesperada mujer les arrastrase a los dos. Sus compañeros reaccionaron y, ya entre todos, la alzaron en el aire y la depositaron en la acera.

Hasta aquí, tuve la conciencia de haber disfrutado del privilegio de contemplar un acto de valor extraordinario. De ser testigo de cómo un policía, mucho más allá del cumplimiento de su deber, había arriesgado su vida para salvar a una persona. Pero lo que vino a continuación me llevó aún más lejos. El policía, al que uno de sus compañeros llamó “M”, se quedó abrazado a la mujer, que empezó a llorar, y, con una infinita ternura la fue alejando de la barandilla, mientras le hablaba. La llevó a la acera contraria, y se sentó con ella en el bordillo, escuchando una inconexa historia que hablaba de una hija, de una enfermedad y de toda la desesperación que cabe en una vida. Y él la calmaba, mientras esperaban a una ambulancia que la atendiese.

En ese instante me di cuenta de que el valor de “M” no era sólo consecuencia del hecho de ser un gran profesional. Era el valor de un ser humano con un gran corazón, un corazón bravo, un corazón lleno de buenos sentimientos bajo un uniforme azul.

Y me fui a casa con la fe renovada, porque hay gente como “M”, y cuando todo se ponga mal siempre me quedará la esperanza de que llegue algún “M” y nos salve y nos consuele. No me queda más que dedicarte el respeto de este viejo al que le hiciste creer de nuevo que las personas merecen la pena. Un abrazo y que la vida te trate como te mereces, amigo.
  

miércoles, 8 de febrero de 2012

Ya va quedando menos


I Concurso de relatos hiperbreves “La siguiente la pago yo”


Quedan 21 días...

y aquí tienes lo que puedes disfrutar por 15 líneas (la pareja la pones tú). No pierdas ni un minuto más.




Miércoles, 8 de febrero de 2012

"Es difícil encontrar en el mundo algo que el hombre no pueda hacer un poco peor y venderlo un poco más barato, y aquellos que solo consideren el precio se volverán presas legítimas de este hombre."

John Ruskin (n. Londres; 8 de febrero de 1819 - m. Brantwood; 20 de enero de 1900) fue un escritor, crítico de arte y sociólogo británico, uno de los grandes maestros de la prosa inglesa. Influyó notablemente en Mahatma Gandhi. Abogó por un socialismo cristiano.

Hijo de un rico comerciante de vinos, uno de los promotores de la constitución de Allied Domecq. Se crio en South London. Viajó mucho por Europa durante su juventud y con su trabajo ejerció enorme influencia en los gustos de los intelectuales victorianos. Entre sus amistades personales, estaba la familia de Robert Baden-Powell, a quien enseñó y vio crecer.

En 1837 ingresó a Oxford, ganó (en 1839) un importante premio con su poema «Salsette and Elephanta» y se graduó en 1842. En 1843 apareció el primer volumen de «Modern Painters, by a Graduate of Oxford», en el que Ruskin sostenía la superioridad de los paisajistas modernos sobre los viejos maestros. Sucesivos volúmenes dilataron el tema hasta convertir la obra en un amplio tratado acerca de los principios que debían constituir los fundamentos del arte, lo que contribuyó a consolidar su prestigio como esteta y crítico de arte. En tanto que parecidas consideraciones fueron aplicadas a otro dominio del arte en sus «Seven Lamps of Architecture» (1849) y sus «Stones of Venice» (1851-1853), obras que analizan la importancia religiosa, moral, económica y política de la arquitectura doméstica.

La obra de Ruskin destaca por la excelencia de su estilo. Rebelándose contra el entumecimiento estético y los perniciosos efectos sociales de la Revolución industrial, formuló la teoría de que el arte, esencialmente espiritual, alcanzó su cenit en el Gótico de finales de la Edad Media, un estilo de inspiración religiosa y ardor moral.

Su idea de belleza posee una doble naturaleza: la belleza abstracta de las cosas, sin ninguna consideración más que la forma; y la que se puede reconocer tras un proceso de elaboración y trabajo paciente del artista en la obra (de ahí su gran admiración por Fra Angélico).

También es conocida su fascinación hacia la belleza de las niñas, en 1859 Ruskin conoció en una escuela infantil de Wington a la que seria más tarde su esposa Rose La Tounche de 10 años de edad. Según K.Clark en '1 Ruskin Today' , Ruskin tenía: "...una noción infantil de la feminidad, mitad gatito, mitad reina de las hadas, y cuando la confrontaba con la realidad retrocedía horrorizado". ("... a boyish notion of feminity, half kitten, half fairy queen, and when confronted with the real thing, he shrank back in horror").

Señaló a Rafael como autor del pecado de pintar con más detalle unas partes que otras. Los alumnos de Ruskin fueron llamados prerrafaelistas. Él mismo señaló a este grupo como la esperanza artística de Inglaterra.

Como economista y reformador social, se manifestó franco e inflexible enemigo de lo que consideraba egoísta y letal en las doctrinas de la llamada escuela manchesteriana, siendo en esta esfera donde se concentró su serie de cartas dirigidas a los obreros y braceros del Reino Unido, que influyeron en los reformistas sociales por espacio de tres generaciones. Obtuvo la primera cátedra Slade de Arte de la Universidad de Oxford en 1869, cargo que ejerció hasta 1879. Legó a la universidad una importante colección de grabados, dibujos y fotografías; además de donar una importante suma de dinero para la creación de un centro de enseñanza del dibujo. Ruskin ilustró numerosas de sus obras con dibujos de su propia mano. Desde 1885 hasta su muerte en 1900, vivió retirado en Brantwood (su casa en el noroeste de Inglaterra), después de que en 1889 quedara incapacitado por el agravamiento de los episodios de locura que venía padeciendo desde 1870. Entre las obras que tratan de asuntos económicos, sociales y éticos destacan «Sesame and Lilies» (1865), «Ethics of the Dust» (1866) y «Crown of Wild Olive» (1866).

martes, 7 de febrero de 2012

Martes, 7 de febrero de 2012


"Cuanto más engorda uno, más prudente se vuelve. Prudencia y barriga son dos cosas que crecen simúltaneamente."

Charles Dickens

Charles John Huffam Dickens (Portsmouth, Inglaterra, 7 de febrero de 1812 – Gads Hill Place, Inglaterra, 9 de junio de 1870) fue un famoso novelista inglés, uno de los más conocidos de la literatura universal, y el principal de la era victoriana. Fue maestro del género narrativo, al que imprimió ciertas dosis de humor e ironía, practicando a la vez una aguda crítica social. En su obra destacan las descripciones de gente y lugares, tanto reales como imaginarios. Utilizó en ocasiones el seudónimo Boz.

Críticas posteriores, tales como las de George Gissing y G. K. Chesterton, defendieron y aclamaron su dominio de la lengua inglesa como inigualable, sus personajes como inolvidables, y en gran medida su profunda sensibilidad social. No obstante, también recibió críticas de sus mejores lectores —George Henry Lewes, Henry James, y Virginia Woolf entre ellos— los cuales achacaron ciertos defectos a sus obras, como el sentimentalismo efusivo, acontecimientos irreales y personajes grotescos.

Sus novelas y relatos cortos disfrutaron de gran popularidad en vida del escritor, y aún hoy se editan continuamente. Dickens escribió novelas por entregas, el formato usual en la ficción en su época, por la simple razón de que no todo el mundo poseía los recursos económicos necesarios para comprar un libro, y cada nueva entrega de sus historias era esperada con gran entusiasmo por sus lectores, nacionales e internacionales. Dickens fue y sigue siendo venerado como un ídolo literario por escritores de todo el mundo.

Hoy se conmemora el 200 aniversario de su nacimiento.

Doodle de Google

lunes, 6 de febrero de 2012

Fashion, fashion


Hace tiempo que vengo observando con curiosidad el mundo de la moda. Me refiero a la moda de alta costura, los desfiles, y todo eso. Para mí la moda siempre han sido unos vaqueros, camisas de cuadros, rayas o lisas (según lo que se lleve), camisetas, los jerséis de pico, o cuello a la caja o cisne, y poco más. De repente me iba a comprar unos pantalones, y cuando ya tenía la talla (los que me abrochaban bien), mi chica me decía, “pero si los pantalones de pinzas ya no se llevan, ahora están de moda los pitillo”. Y yo, vuelta a elegir, hasta encontrar unos pitillo que no me sentaran como a Falete un traje de luces.

Pero resulta que la moda no es eso, es un concepto mucho más universal, cuyos dictados provienen de unas dimensiones superiores que van distribuyéndose en la sociedad, y de las que los pobres mortales sólo vemos la capa superficial en la televisión (con perdón, me había propuesto no usar palabras malsonantes) o las revistas de casquería.

Para empezar, no cualquiera puede ser diseñador de moda. Hay que tener condiciones. Primero, es imprescindible un atuendo especial, de esos que si llevas normalmente por la calle la gente se gira, y si estás en una fiesta de carnaval te dan el premio; plumas, colores llamativos, gafas y zapatos estridentes. Después, amaneramiento que raye lo irritante, que parezca que los marcianos te acaban de depositar en este planeta cutre y sin estilo para salvarlo. Y sobre todo, mucha jeta. Porque hace falta jeta para enseñar determinadas “creaciones”. Como esos vestidos confeccionados con trozos de tejidos que parecen los trapos de mi casa, a base de camisetas viejas, o con muchos volantes o fruncidos en posiciones aleatorias, “gurruño-style”.

Y es que lo importante es la creatividad. Por ejemplo, le pones a una modelo un orinal fucsia o un besugo disecado en la cabeza y ya has diseñado unos sombreros súper-mega-fashion. Luego ya está lo extravagante hors- catégorie, como los modelos de Agata Ruin de la Braga o similares, que hacen trajes (¿disfraces?) de caramelo, corazón, o de olisbo (busquen, busquen el significado); ¿por qué no un vestido de bellota hippy, hormigonera naif o granada de mano arco iris? Vamos, que el traje de Papá Noel o el de Ronald McDonald a su lado parecerían ejemplos de discreción.

En los desfiles de moda, de las cosas más importantes es que las modelos estén muy escurridas y además tengan cara de que el médico les ha recetado una caja de supositorios XL cada hora; me imagino que si sonríen las despiden, o les dan un latigazo en el camerino, porque si no no me lo explico. Esos caretos avinagrados sólo se consiguen con mucho entrenamiento, así que supongo que en las escuelas de modelos habrá una asignatura que sea “Malencarada” (I y II). Lo de la forma de desfilar, ésa es otra. Si yo viera a alguien por la calle andar así, llamaría al SAMUR, pensando que padece un proceso cerebeloso agudo. Claro, cuando alguna pobrecilla se tropieza víctima de los tacones malignos, la gente se despepita y el vídeo sale en todas las televisiones y youtubes del mundo, además del esguince. Si yo caminase así por el pasillo de mi centro de trabajo, seguramente me internarían en una institución. Y otra cosa fundamental es que en algún momento del desfile la modelo lleve algo transparente del todo, o que lleve una teta (o las dos) al aire. Que me perdonen, pero yo a lo largo de la semana no veo a nadie por la calle que vaya aireando las pechugas, y que conste que no me importaría, porque soy un gran admirador.

Tengo la sensación de que la moda que nos enseñan se parece al mundo real como un servidor a George Clooney. Pero como seguro que todo esto es producto de mi ignorancia y zafiedad, por si acaso me voy a poner mis calzoncillos “palabra de honor” y me voy a ver la Pasarela CIMBELES, que creo que hoy son los desfiles de Strafalarius, Norberto Pepino, Liborio & Trucchino, y Sindolfo Domingas.

domingo, 5 de febrero de 2012

Domingo, 05 de febrero de 2012


"Más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad inverosímil"

 Paul Joseph Goebbels (Rheydt, Renania del Norte-Westfalia, Alemania, 29 de octubre de 1897 – Berlín, Alemania, 1 de mayo de 1945), político alemán, fue el ministro de propaganda de la Alemania Nacional Socialista, figura clave en el régimen, amigo íntimo de Adolf Hitler, y Canciller de la Alemania Nazi en su sucesión.

Uno de los principales oradores del Tercer Reich, fue él quien pronunció el famoso discurso de la guerra total en el Palacio de los Deportes. Tuvo un gran talento para persuadir a las masas. Tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial se suicidó junto a su esposa, Magda Goebbels, después de que ésta hubiera matado a los seis hijos de ambos.
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