sábado, 29 de octubre de 2011

Conspiración en el green.

Subtitulada "El informe Abayak", es mucho más una novela histórica que una policiaca, por más que su protagonista sea el detective ecuatoguineano Ton D'Awal, a quien el Centro Nacional de Inteligencia encarga una investigación sobre un supuesto intento de golpe de estado en Guinea.

Un completo repaso por la historia del continente africano y, en detalle, de Guinea Ecuatorial, la ex colonia española, del que te queda un regusto amargo en la boca, por el trato que España ha dado a estas gentes, y una trama paralela de los poderosos que, ajenos a las necesidades y preocupaciones de los guineanos, ambicionan los enormes recursos de un país que podría llegar a ser maravilloso. Pero la economía manda sobre la voluntad popular y la economía pertenece a quienes la dominan.

Hay secundarios muy interesantes, como los ayudantes de Ton, Minupli y Chaviota, y tienen gran protagonismo los exiliados en la diáspora guineana.

Muy recomendable para distarerse y, sobre todo, para aprender y comprender los procesos de descolonización política, porque la descolonización económica...tendrá que esperar.


Conspiración en el green (El informe Abayak).
Francisco Zamora Loboch 2009
Sial/Casa de África
415 páginas

viernes, 28 de octubre de 2011

Déjame entrar

Ficha:
Dirección: Tomas Alfredson. País: Suecia. Año: 2008. Duración: 114 min. Género: Drama, terror, fantástico. Interpretación: Kåre Hedebrant (Oskar), Lina Leandersson (Eli), Per Ragnar (Håkan), Henrik Dahl (Erik), Karin Bergquist (Yvonne), Peter Carlberg (Lacke), Ika Nord (Virginia), Mikael Rahm (Jocke), Anders T. Peedu (Morgan), Pale Olofsson (Larry). Guión: John Ajvide Lindqvist; basado en su novela. Producción: John Nordling y Carl Molinder. Música: Johan Söderqvist. Fotografía: Hoyte Van Hoytema. Montaje: Dino Jonsäter y Tomas Alfredson. Diseño de producción: Eva Norén. Vestuario: Maria Strid. Estreno en Suecia: 24 Octubre 2008. Estreno en España: 17 Abril 2009.

Sinopsis:

Con doce años, proveniente de una familia disfuncional y sometido a abusos diarios por parte de un grupo de compañeros de clase, Oskar acaba de comprender que la vida puede ser maravillosa pero que a él le ha tocado sufrir la parte más oscura de la existencia. Una noche, Oskar conocerá a su nueva vecina, una pálida niña que oculta un terrible secreto.

Opinión:

Basada en la novela 'Déjame entrar' de John Ajvide Lindqvist, esta película sueca dirigida por Tomas Alfredson narra una historia que en principio parece la típica película adolescente de vampiros, pero se convierte en una obra maestra, nada comercial, ni mediática, sin grandes producciones, elegante, tierna, con un amor incondicional desbordante. Una clase magistral de cine fantástico, muy lejos de cualquier película de vampiros que hayáis visto.
Un trailer que nada tiene que ver con el remake americano, con una fotografía brillante, una banda sonora perfecta, los jóvenes actores están esplendidos, y nos dan a todos una lección de humanidad. A veces no hace faltan las palabras, el silencio y las miradas son suficientes. Fría como el propio país, inquietante, tan pausada que llega a ser escalofriante. Una película profunda, vista desde la infancia; a veces los que nos gusta el cine encontramos joyas como esta.
Para mi gusto, que no soy fan de las películas de terror, esta película es pura POESÍA.

Cita: “Tengo que irme y vivir o quedarme y morir”.
Calificación:



Clark Kent

Viernes, 28 de Octubre.

¡Que agradable sorpresa es descubrir que, al fin y al cabo, estar solo no es necesariamente sentirse solo
Ellen Burstyn
Actriz norteamericana, nacida en 1939, ganadora de un Oscar en 1975 por la película “Alicia ya no vive aquí” y nominada al mismo premio en 1973 por su papel como madre de la niña poseída por el diablo en la película “El exorcista”.

jueves, 27 de octubre de 2011

Benjamín Franklin

Este chico, cuya foto se puede ver en los billetes de cien dólares (que deben ser en los USA como los de quinientos euros aquí, que nadie los ha visto y todos hablamos de ellos), tuvo una infancia difícil. Primero, porque era el decimoquinto de diecisiete hermanos, con lo que puede uno imaginarse las angustias que tuvo que pasar para entrar al cuarto de baño a primera hora y la de veces que algún hermano mayor le quitaría las patatas fritas del plato en un descuido. Era de Boston, como los Celtics y, por la imagen, podría pensarse que era familia lejana de Chiquito de la Calzada y aficionado a las chuletas y las cervecitas ( tiene un buche interesante).

No está confirmado que en el colegio le llamasen Benji, ni que su mejor amigo fuese Oliver Aton, ni que se enfrentase en los partidos del patio a un gitano con camiseta sin mangas llamado Mark Lenders.

Se puso a trabajar a los diez años, intuyendo que el tema de la jubilación podía ponerse chungo y que cuanto antes empezase a cotizar mejor y, después de estar de becario en la fábrica de velas de su padre y hacer las prácticas de la FP como albañil o carpintero, se colocó de impresor con un hermano suyo. Como con la familia no hay quien haga nada, y para muestra acordaos de la cena de Nochebuena y las que se lían, acabó poniendo su propia imprenta y editando periódicos.

Se casó y, por no estar en casa y como era un culo inquieto, fundó la primera biblioteca pública de Filadelfia, el primer Cuerpo de Bomberos de Filadelfia y se presume que la fábrica del queso Philadelphia. Como su mujer le ponía muchas pegas para salir por la noche, se hizo masón y así podía pirarse con la excusa de las reuniones esas tan raras que hacen los susodichos, con un compás y un delantal. Al ver que en Filadelfia ya no le quedaba nada por fundar, se fue a Pensilvania y fundó la Universidad y el hospital de la ciudad, que, a lo que se ve, le gustaba más una inauguración que a un consejero de Comunidad Autónoma.

Como su señora le ponía la cabeza como un tambor con el rollo de “Me tienes que colgar un cuadro en el pasillo”, “Hay que ir al súper a por masa de empanadillas” y “A la niña hay que ayudarla con los deberes de mates”, se montó un pequeño laboratorio en el garaje y se excusaba diciendo que estaba investigando cosas y que andaba muy ocupado. Para justificarse, inventó el pararrayos y las lentes bifocales, entre otras cosillas, a las que ella se refería al hablar con sus hijos como “esas tontás que hace tu padre”.

Pero ante las pertinaces quejas de su mujer con frases del tipo “Claro, tú te encierras aquí y yo hecha una esclava”, se metió en política. Y tres cuartos de lo mismo. “Tú te vas a redactar la Constitución Americana y a declarar la Independencia y yo aquí, como una chacha” era la frase más repetida por su contraria. Al final fue elegido gobernador de Pensilvania y, a base de fundar instituciones, hacerse socio de clubes e investigar todo lo que se le ocurría fue pasando su vida con el soniquete en la oreja de “Claro, a ti los niños y yo te no importamos ni un centavo”.

Jueves, 27 de Octubre.

"Vivir abierto para encontrar"

Juan Loriente

Actor cantabro (n. 1960)

miércoles, 26 de octubre de 2011

Zapominalski


Llegué a la oficina mientras me desayunaba un bocata de panceta con mayonesa, la noche anterior había asistido a la presentación del libro de “La siguiente la pago yo” y necesitaba grasa para neutralizar todo lo que había trasegado. Dentro me esperaban Vanessa y el Chuli. Empezó ella.
- Te ha llamado Zapominalski.
- ¿Quién?
- Zapominalski. Que llames cuanto antes.
- ¿Y quién coño es ese? O esa.
- Es un tío. Y yo qué sé, parecía como si le conocieses.
Alcancé la puerta de mi despacho dando casi con la puerta en las narices a los dos. Vanessa era una chica lista, y su intuición me había dado buenos rendimientos muchas veces, pero el problema era que estaba siempre preocupada de sus novios; es normal que tuviera muchos, porque llamaba la atención. De hecho le había prohibido que fuera a trabajar con aquellos escotes, pero nunca me había hecho caso. Por eso no sabía de qué color tenía los ojos. El otro era caso aparte; creo que se llamaba Eleuterio, o Emeterio, o algo así, pero exigía que le llamaran El Chuli, que era el protagonista de un tebeo editado por el Canal de Maribel II que había leído de pequeño y al parecer le había dejado marcado; el pobre era tonto de solemnidad y trabajaba conmigo porque su madre, que era amiga de la mía, me lo había pedido como favor especial, porque le habían despedido de todos los empleos que había tenido, el último como encuestador en una compañía de estudios de mercado; habían puesto quejas de él desde todos los domicilios en los que había estado, menos en uno (el suyo), por plasta.
Me desplomé en mi silla y busqué el móvil, que me había olvidado la tarde anterior; debía estar sepultado bajo alguno de los montones de papeles de la mesa. Había una cartulina llena de garabatos de colores que me vino bien para envolver lo que me quedaba del bocadillo, que estaba más pringoso que el pelo de Mario Conde. Pero el teléfono no aparecía.
- ¡Vanessa, llámame al móvil! – grité.
A los pocos instantes, escuché el politono.
“Soy una rumbera, rumbera salvaje, bailo a mi manera, como los primates”.
Pero sonaba lejos, como apartado de la mesa. Me levanté para seguir la pista.
“Las manos hacia arriba, las manos hacia abajo, como los gorilas ¡uh! ¡uh! ¡uh! ¡uh!”.
Al fin lo encontré. Estaba dentro del pequeño frigorífico. Ya me había extrañado el día anterior encontrar un trozo de chocolate en la cartera. Aproveché y cogí una cerveza, que empecé a beber mientras llamaba.
- ¿Aló?
- Hola, por favor, ¿hablo con DJ Bosta?
- Hí.
- ¿Cómo dice?
- ¡Que hí, cohone, que zoi yo!
- Ah, perdone. Le llamo de OGT Productions, por el tema de una sesión de vals-reggaeton que nos han encargado para una boda, para ver si podía Vd. actuar.
- No, hiho, ya me he retirao del reggaeton, he cambiao de estilo, ahora sólo hago choni-trance, que está más demandao.
Comenzamos bien la mañana, pensé, mientras atizaba a la cerveza. Me iba a costar encontrar algún fantoche para la boda de frikis que tenía que organizar. En mi agencia tocábamos todos los palos: bodas, convenciones, producciones musicales, todo lo que se nos pusiera a tiro.
Se abrió la puerta del despacho y apareció el Chuli.
- Está al teléfono el batería de los Singermornings, que dice que están en la dirección que les diste y que ahí no están los Estudios Gayoombs, que sólo hay una corsetería.
- Pues los habrán cambiado de sitio. Dale el número de Max Tuerzo, el gerente, que les diga dónde tienen que ir.
Lo siguiente que tenía en la agenda (“agenda” era el eufemismo que usaba para denominar el papelajo en el que apuntaba tareas pendientes, teléfonos o nombres sobre la mesa) era la organización del LXIX Congreso Celtibérico de Procto-psicólogos. Ya estaba llamando al secretario, el Dr. Farlop, cuando entró Vanessa.
- Que te llama Zapominalski.
- ¡Joder, Vane, que estoy hablando! ¡Dile al Zipotilanski ese que te diga lo que quiere!
- Zapominalski. E insiste en que sólo quiere hablar contigo.
- ¡Pues que le den por culo! No, Dr. Farlop, perdone, no era a Vd. a quien le tenían que dar por… - y con gestos desaforados le dije a Vanessa que se largara.
Los procto-psicólogos parecían muy profesionales, porque el tal Dr. Farlop me pidió que la carpeta del congreso incluyera el último ejemplar de la revista X-Intruder y unas gafas 3-D, y en la sala una pantalla con la proyección del documental “Sphinter destruction”.
Sonó mi teléfono.
“Soy una rumbera, y vengo a alegrarte, para que tus penas, se vayan a marte.”
- Diga – contesté.
- Buenos días, ¿hablo con “Desatrancos AssRocket”?
Le debí responder algo muy soez, porque colgó balbuceando unas disculpas. Al rato se asomó por la puerta Vanessa. Me miró con cara de terror, y habló.
- Zapominalski…
- ¡Dile al Zapominalski que me tiene hasta la p… y que me va a comer todo el r… cuando le vea, pero antes le voy a meter un sifón por el c…!
Estaba acabando de declamar mi oración cuando por detrás de Vanessa apareció la jeta de un individuo que me resultaba familiar.
- El Sr. Zapominalski está aquí – susurró Vanessa.
De repente todo se me aclaró. Zapominalski (que se traduce por “olvidadizo”) era el artista polaco que había conocido la semana anterior y que me pidió que le montara una exposición de sus grabados. Practicaba el estilo de abstracción onírica subliminal que estaba pegando fuerte, y me regaló uno de sus trabajos. El mismo que ahora contenía el bocata de panceta y chorreaba mayonesa por todos los sitios.

Miércoles, 26 de Octubre


"No hay tal cosa como el valor absoluto en este mundo. Sólo se puede calcular lo que vale una cosa por el valor que le da cada uno."
Charles Dudley Warner


Biografía
Charles Dudley Warner, nació en Plainfield, Massachusetts, el 12 de septiembre de 1829, y falleció en Hartford, el 20 de octubre de 1900.
Ensayista, novelista y amigo de Mark Twain, con quien escribió la novela "La edad dorada".

Obra 

Este americano viaja por Francia, Italia y España entre 1881 y 1882, dejando plasmadas sus reflexiones en varios libros. Es autor, igualmente, de varios ensayos y novelas.

El capítulo XVI A Ride in Spain, está centrado en Jerez. Al llegar se encuentra que la ciudad está en Feria de primavera,lo que le causa ciertos problemas para encontrar alojamiento y caballos para desplazarse por la zona.
Su formación puritana influye en sus percepción de los vinos de Jerez.
 

martes, 25 de octubre de 2011

En el Museo.

Este sábado por la tarde estuve con mi mujer y los niños en el Museo Nacional de Antropología. Es un Museo razonablemente pequeño, pero muy coqueto, muy bien estructurado y lleno de curiosidades. Si tengo tiempo, un día escribiré una de esas aventuras de Diógenes en las que al hombre le pasa de todo en un sitio como este. Pero hoy quiero hablar de otra cosa.

Hacía buen tiempo, de ese que invita a salir a la calle. El Museo está en la esquina de Alfonso XII con Atocha, o sea, imposible que esté mejor comunicado. Recoge colecciones esencialmente de lo que fueron las colonias españolas, con una representación notable de Filipinas, Guinea Ecuatorial y, por supuesto, de América. El precio de la entrada es…cero. Es gratuito los sábados y los domingos.

De los tres millones y medio de habitantes de esta ciudad, los seis de la Comunidad y los turistas que pudiéramos añadirle, en las dependencias del Museo había, contando celadores y vigilantes de seguridad, que ya sumaban seis o siete, unas quince personas, tres de ellos niños (dos de los cuales eran, en régimen de gananciales, de mi mujer y míos).

Se nos llena la boca de hablar de las ineficiencias de la Administración, de las torpezas o las tropelías de los políticos, de las avaricias de los gestores financieros…y, seguramente, con razón. Pero el juicio que nos merecemos como individuos lo dejamos en el tintero, que es muy incómodo  eso de reconocernos como causantes de nada de lo malo que pueda pasarnos. Nuestros errores pasan a ser imputables a otros siempre y sin que se nos ponga la cara colorada. Si el suelo está sucio no es porque nosotros ensuciemos, es porque no limpian. Si no se respetan las normas no es porque nosotros las ignoremos, es porque las autoridades no nos vigilan. Si entramos en bancarrota no es porque hayamos gestionado mal nuestros recursos, es porque no nos lo han impedido. Así, hasta el infinito.

La educación de nuestros hijos ha pasado a ser responsabilidad de los profesores. Mi padre, un trabajador no cualificado que sabe leer, escribir y las cuatro reglas, y poco más, me compró de pequeño muchos libros en la Cuesta de Moyano y me llevó de pequeño a muchas ciudades y a muchos museos, y, que lo cortés no quita lo valiente, también al fútbol y al Rastro a cambiar cromos.

Es posible que seamos una generación perdida para el progreso de este país. Pero, por favor, tenemos que hacer un esfuerzo para que nuestros hijos no lo sean. Si queremos compararnos con los niveles de vida de los países del norte de Europa, tenemos la obligación inexcusable de inculcarles el civismo y de despertar su interés por la cultura. Y eso se hace, sobre todo, con el ejemplo.

Me queda un recuerdo maravilloso de ver a mis hijos absortos contemplando las vestiduras de un jefe indio y un recuerdo triste de verles solos, caminando por una inmensa sala que debería haber estado llena de niños.

Lo dicho. Otro día meto a Diógenes a pasarlas canutas en uno de estos sitios. Hoy no me apetece hacer bromas, después de lo visto.

Martes, 25 de Octubre.

"El que prescinde de un amigo es como el que prescinde de su vida"
Sófocles
Nacido en Colono, hoy parte de Atenas, actual Grecia, (495 a.C.-Atenas, 406 a.C.) Poeta trágico griego. Hijo de un rico armero llamado Sofilo, a los dieciséis años fue elegido director del coro de muchachos para celebrar la victoria de Salamina. En el 468 a.C. se dio a conocer como autor trágico al vencer a Esquilo en el concurso teatral que se celebraba anualmente en Atenas durante las fiestas dionisíacas, cuyo dominador en los años precedentes había sido Esquilo. Comenzó así una carrera literaria sin parangón: Sófocles llegó a escribir hasta 123 tragedias para los festivales, en los que se adjudicó, se estima, 24 victorias, frente a las 13 que había logrado Esquilo. Se convirtió en una figura importante en Atenas, y su larga vida coincidió con el momento de máximo esplendor de la ciudad. Amigo de Herodoto y Pericles, no mostró demasiado interés por la política, pese a lo cual fue elegido dos veces estratego y participó en la expedición ateniense contra Samos (440), acontecimiento que recoge Plutarco en sus Vidas paralelas. Su muerte coincidió con la guerra con Esparta que habría de significar el principio del fin del dominio ateniense, y se dice que el ejército atacante concertó una tregua para que se pudieran celebrar debidamente sus funerales. De su enorme producción, sin embargo, se conservan en la actualidad, aparte de algunos fragmentos, tan sólo siete tragedias completas: Antígona, Edipo Rey, Áyax, Las Traquinias, Filoctetes, Edipo en Colona y Electra. A Sófocles se deben la introducción de un tercer personaje en la escena, lo que daba mayor juego al diálogo, y el hecho de dotar de complejidad psicológica al héroe de la obra.

lunes, 24 de octubre de 2011

Carta al Director

Estimado editor del presente blog:

El motivo de la presente es quejarme de la forma frívola en que abordan ustedes todos los asuntos de la vida, lo que me está generando no pocos problemas. En estos tiempos de crisis para todos, es el detalle que me faltaba para acabar engrosando las listas del INEM. Permítanme que les explique.

En otros tiempos, para mí mejores, la falta de medios de comunicación y de una educación básica hacían de mi trabajo algo grato y gustoso. Bajo la directa supervisión de mi Jefe y, sin embargo, antagonista, me encargaba de representar todo aquello siniestro y oscuro, por lo que, sin duda, mi extensa clientela sentía una fatal atracción.

Llevados a su condenación, y en la faceta más administrativa de la profesión, he tenido encomendada desde la noche de los tiempos la gestión de esas almas torturadas y su almacenamiento.

Pero ya la aparición del Hijo de mi Jefe empezó a acarrearme no pocos quebraderos de cabeza. Con una juvenil inconsciencia, propia de un primitivo e ingenuo precursor de los perroflautas, comenzó a hacer hincapié en la idea del perdón, como medida de redención válida hasta el pitido final. De esta forma, muchos de mis eventuales parroquianos (curioso que el término provenga de “parroquia”)  se libraron de mis atenciones por el procedimiento de arrepentirse “in extremis” de sus disipadas vidas (recuerdo ahora concretamente al Señor Tenorio, Don Juan, al que había preparado una deliciosa fiesta de bienvenida y se me escapó de las manos en los minutos de descuento….).

Los pésimos enfoques del Departamento de Recursos Humanos Sobre La Faz de la Tierra (DDRRHHSLFDLT, según el enésimo organigrama de esta nuestra organización) me dieron, no obstante, la oportunidad de mejorar algo la situación. Ciertos representantes del Jefe (traigo con nostalgia a la memoria a Jaime de Burgos y sus monsergas, por ejemplo), a través de reviradas interpretaciones, devolvieron, al menos en parte, el respeto por mi labor, y parte de mi prestigio perdido, con esa obsesión por convertir la vida en un “valle de lágrimas”, sentenciando a quienes osaban gozar de las cuestiones más carnales y, por lo tanto jugosas, que la existencia pudiese depararles. Y la situación permaneció estable hasta hace poco, no sin altibajos (el Siglo de las Luces, la Revolución Industrial, los regímenes totalitarios…). En fin, unas veces mejor y otras peor he ido capeando el temporal y abasteciéndome de materia prima en mayor o menor medida.

Pero los últimos tiempos, la aparición de políticos corruptos, sociólogos obtusos, economistas pre y post keynesianos, dirigentes de instituciones monetarias internacionales, rutilantes banqueros y empresarios, periodistas acomodaticios, tertulianos de diversos pelajes, colaboradores de programas rosas y todo tipo de gurús, pitonisos y augures han reducido al mínimo mi espectro potencial de usuarios, al convertir la propia vida en una antesala de mis dependencias.

Pero ustedes, no contentos con esta dramática escasez, se permiten, de una forma inconsciente y descarada, trivializar con las más antiguas y seguras de mis fuentes de captación, haciendo que el sexo, la política o las relaciones familiares sirvan como asuntos para la chanza, la burla, la guasa, la chirigota y el pitorreo. ¡No me dejan ni siquiera la lujuria como elemento de aprovisionamiento, y transforman el placer en algo grato! Esta forma de contemplar la existencia aleja más, si cabe, a una hipotética concurrencia a mi negociado.

Es por todo ello que deseo dejar constancia de mi disgusto, conminándoles a reconducir su línea editorial hacia lo que los frikis ochenteros denominarían “el Lado Oscuro”. ¡Pero ya!

Recuerden que no deja de existir la posibilidad de compartir la eternidad conmigo, y conste que esto no es una amenaza, sino la constatación de un hecho posible y en su caso, hasta probable, pecadores (ya es triste que la palabra, por obra de Chiquito de la Calzada, haga sonreír.  ¡O tempora, o mores!)

Un saludo.

Fdo. Pedro Botero Cojuelo

Director Comercial del Departamento de Retribución de Pecados Irredentos.

domingo, 23 de octubre de 2011

El campo del alfarero.

En un campo arcilloso aparecen los restos troceados del cadáver de un hombre inidentificable. Y le toca otra vez al bueno de Montalbano bailar con la más fea...Bueno, en ésta no sería adecuado, porque en realidad acaba bailando con la más guapa.

Y se cruza con compañeros y sin embargo amigos, con compañeros nada amistosos, con algún periodista atolondrado, con mafiosos a punto de entregar la cuchara y con el mundo siciliano en estado puro.

Por encima de todo está la traición, que va desde su variante más cotidiana hasta traiciones de proporciones bíblicas.

Un Montalbano maduro, hastiado y propenso a la soledad, un Montalbano íntegro y casi integrista, fanático de sus propios valores a los que no puede dejar de someter a revisión permanente.

Muy buena, muy buena. Camilleri es un fenómeno.

El campo del alfarero
Andrea Camilleri 2008
Salamandra Narrativa
220 páginas
Licencia Creative Commons
La siguiente la pago yo por Rick, Diógenes de Sinope y Albert se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.