domingo, 12 de octubre de 2014

EL PÓRTICO DE LA GLORIA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO (2/3)

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Está documentado que todo el proyecto y su realización es unitaria de principio a fin, incluida la terminación occidental llevada a cabo por Mateo, que al igual que el resto responde a los planos originales.

Tipológicamente es un edificio basilical de tres naves, con transepto muy acusado, también de tres naves. Las naves centrales, la del transepto y la principal, se cubren con bóvedas de cañón y arcos fajones y las laterales con bóvedas de aristas. Los muros interiores buscan una verticalidad rota por una gran línea de imposta que precede a la arquería de arcos de medio punto y vanos geminados de la tribuna longitudinal superior. La cabecera gregoriana con girola y capillas absidiales radiales además de una tribuna superior se completa con otras capillas absidiales ubicadas en el propio transepto. La iluminación de interiores se consigue a través de un sistema directo para las naves laterales mediante ventanas en los muros, y otro sistema indirecto para la gran nave central por medio de las ventanas de la tribuna, que proyectan los rayos de luz hacia la nave prolongándolos por la arquería de vanos geminados.

Tres son los accesos principales a la Catedral, dos laterales por los brazos del transepto, llamados de Platerías el del sur, siendo el único que conserva su estructura románica, y de Azabachería o Francés el del norte, de claras manifestaciones neoclásicas. El tercer acceso es el más importante siendo éste por la Plaza del Obradoiro, una vez superada la gran escalinata que nos sitúa a los pies del doble cuerpo torreado de estilo barroco y que constituye la imagen más divulgada del templo. Fue la construcción de esta fachada del siglo XVIII, la que posibilitó la protección de los restos románicos de los rigores climáticos, dando lugar con ello a ese espacio conocido como el Pórtico de la Gloria.

Realmente este pórtico es lo que podríamos llamar una portada historiada, elemento muy característico del románico pleno, donde las jambas se abocinan y se crean arquivoltas que introducen la arquitectura figurada. La escena principal se coloca en el tímpano y el resto en las arquivoltas, capiteles, relieves y enjutas. El motivo de las portadas historiadas era el de enseñar a los fieles mediante imágenes las verdades de la fe, siendo conocidas como las Biblias de los indoctos. Habitualmente la escena central es la de un Cristo en Maiesta, o en Majestad, dentro de una mandorla y acompañado de los Evangelistas o de sus símbolos, el tetramorfos, pero según avanza el tiempo también podemos ver en los tímpanos historiados escenas del juicio final, epifanías o imágenes de la Virgen.

Algunas generalidades sobre el Pórtico de la Gloria son. Se trata de una obra del maestro Mateo, realizada entre los años 1.168 y 1.188, con dos arcos que flanquean a otro mayor con parteluz. La decoración de los arcos, columnas y tímpano central constituye una de las más importantes muestras de la escultura española de la Edad Media. El tímpano central esta presidido por el Salvador rodeado de los cuatro evangelistas, en las arquivoltas aparecen los veinticuatro ancianos del Apocalipsis. En el capitel del parteluz se representan las tentaciones de Cristo, en la columna el árbol de Jessé y la estatua sedente del apóstol Santiago. En el interior, de espaldas al pórtico se encuentra la efigie del autor en actitud modesta. Se nota en toda la obra la mano del maestro Mateo adelantándose, mediante la vivificación por lo natural, al carácter estilístico que años más tarde adquiriría el gótico. Algunos ven un precedente venido allende de los Pirineos.

No es casualidad la clara influencia que el libro del Apocalipsis tiene en la iconografía del Pórtico, pues eran tiempos en que estaba de moda copiar los llamados “Beatos”, códices como el manuscrito de San Beato de Liébana que en el siglo VIII comentó el Apocalipsis. Por lo que no es preciso hacer conjeturas sobre cual fue la idea que se quiso representar en este libro escrito en piedra policromada y destinado a ilustrar a los fieles sobre la fe cristiana. Es más que probable que la suposición acerca de una representación de las iglesias militante y triunfante sea la acertada.

La figura dominante es la de un Cristo de casi tres metros de altura en posición sedente. Haciéndole guardia a esta imagen están los Evangelistas identificados por sus símbolos: Marcos, el león; Lucas, el toro; Juan, el águila; Mateo, el ángel, ósea el tetramorfos. En la parte superior de este tímpano central y superpuestos en el abocinamiento de arquivoltas encontramos en posición a veinticuatro músicos, los ancianos del Apocalipsis para algunos, destacando la gran calidad técnica de los instrumentos musicales. Debajo de ellos hay unas figurillas pequeñas que representan posiblemente a los creyentes que han alcanzado el cielo. A la derecha, formando parte de las arquivoltas, hay cuatro imágenes de los apóstoles: Pedro, Pablo, Santiago y Juan, y frente a ellas, al otro lado del abocinamiento de la jamba, otras cuatro imágenes representan a los profetas: Moisés, Isaías, Daniel y Jeremías. Mención especial merecen los seres monstruosos que se ven en las bases o basas de las columnas, recuerdan a los híbridos guardianes de los palacios orientales de Asiria o Babilonia, pueden ser la representación de los vicios aplastados por la Santa Madre Iglesia.

Dividiendo el arco central descrito y sirviendo de soporte al gran dintel, justo en la mitad, hay un parteluz compuesto de un capitel que acoge a la Santísima Trinidad, siendo el Padre un anciano que sienta en sus rodillas al hijo y el Espíritu Santo una paloma que sobrevuela sus cabezas. Sobre el capitel la figura sedente de Santiago el Mayor con bastón y cartela en la que se lee “me envió el señor” nos observa con ternura. Completa el parteluz un fuste decorado en forma de columna cristológica que une representaciones plásticas de origen divino con otras humanas, siendo lo humano simbolizado por un anciano tumbado del que brota un árbol, el árbol de Jessé, acompañado por David con una lira y por Salomón, que porta el cetro real, sobre la copa del árbol está María.
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(El Andalusí)
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