viernes, 22 de agosto de 2014

Ve y dile a esa doncella

Ve y dile a  esa doncella que le mando saludos
Que por su amor mataría un dragón
-o bueno-
que lo heriría de muerte
Más bien que lo golpearía
Muy fuerte,  eso si
Y con rabia
Mejor dile que  lo trataría muy  mal
-y desde  lejos-
Que lo vilipendiaría hasta hacerlo sentir miserable
Poca cosa
-Desde mi casa, claro-
Y Por teléfono
Mejor dile que sólo le desearía el mal
-de corazón eso sí –
Que daría las peores referencias suyas 
Dado el caso
Más bien que le aplicaría la ley del hielo
Y de verlo en la calle, ni el saludo
Y si te vi ni me acuerdo
Mejor dile a esa doncella que le mando saludos
Y ya.


Carlos Gato Martínez

jueves, 21 de agosto de 2014

La peor edad

-Verás cuando empiece a andar. ¡La peor edad!- sentenció la señora Carmela en tono sabiondo. El pequeño de dos años forzaba las lumbares maternas a hacer horas extraordinarias.
La otra mujer calló, empujando el cochecito desde donde su hijo de nueve meses observaba el mundo con curiosidad.
Esa mañana el parque era un estanque de reflejos de sol. Por doquier resonaba el parloteo de los niños que correteaban entre toboganes y columpios.
-Verá a los cinco cuando quiera una bici- intervino cansinamente un hombre con principio de alopecia.
-¡Espere a los diez y verá!- Se interpuso una joven rellenita, señalando la tapia donde un chiquillo mantenía un precario equilibrio sobre el patinete. -¡Cielos, Raúl! ¡Que te rompes el cuello!- Y se dejó caer, resignada, en un banco.
Allí había un anciano junto a un hombre sobre los treinta, que mordisqueaba un bocadillo, aislado por su Ipod, mientras hojeaba una revista de videojuegos.
Los observó, suspicaz, tranquilizándose al reconocer en el viejo una exasperación paternal y siguió su mirada para ver si distinguía al nieto.
El hombre la miró fijamente con una mueca amarga y profirió:
-¡Verá a los treinta, cuando no se vaya de casa!


Durlindana

miércoles, 20 de agosto de 2014

El psiquiatra y su paciente

- No debes temer a los sueños, los sueños son reacciones de nuestro yo latente ante la sociedad, la ley opresora, la injusticia… son parte de nuestro yo más reivindicativo que se revela- se explayó el psiquiatra gustándose.
- Ya doctor… pero aunque sólo lleve viniendo quince días usted ya me conoce… soy un hombre inseguro y pacífico… llevo semanas soñando que mato a un hombre… ya no sé que método me falta por ejecutar… le he ahogado con mis propias manos, le he sumergido en un estanque atestado de pirañas, le asestado un navajazo en el estómago…- contestó el paciente mirando al suelo, avergonzado como un niño que acaba de romper un jarrón con una pelota.
- A mí si me dieran a elegir me limitaría a un único y certero disparo- dijo el doctor riendo francamente.
- Se agradece la recomendación- contestó el  paciente en un honroso y lastimero intento de proseguirle la broma.
- Tranquilo Román, todos pasamos malas épocas, días malos y días peores los llamo yo, llegue a la raíz y extírpelas, uno de los privilegios que tiene el hombre es tocar fondo y empezar de cero.- expuso paternal el doctor con ese tono compasivo que utiliza la gente cuando las cosas le van bien.
- Se ve que a usted sí que se le cumplen los sueños…- replicó sin segundas un entregado Román.
- Hace un par de semanas se me cumplió uno, menuda mujer…- sonrió pícaramente el doctor para quitarle un poco de melancolía al asunto, mientras se levantaba dando por concluida la sesión.
 Román, algo más tranquilo, y ya en casa, se dirigió al altillo de la cocina y cogió una caja de madera cuidadosamente envuelta en papel de regalo, la desenvolvió, descorrió la tapa y extrajo de ella su beretta. Tras contemplar la pistola unos segundos en todo su esplendor, la aplicó el silenciador y salió de casa: “a fin de cuentas no soy ningún sádico” se dijo ya más animado mientras subía de dos en dos las escaleras de la consulta del doctor.


Carlos Enrique Rodrigo López 

martes, 19 de agosto de 2014

Disfruta de la fuerza y la belleza

Disfruta de la fuerza y belleza de tu juventud. Dentro de veinte años, cuando mirando fotos te veas a ti misma verás cuantas posibilidades tenías ante ti y lo guapa que eres en realidad.
No te preocupes por el futuro, o preocúpate pero sabiendo que hacerlo es tan efectivo como intentar resolver una ecuación masticando chicle.
Es probable que los problemas más serios que te surjan en la vida sean cosas que ni se te pasaron por la cabeza, de ésas que te sorprenden un martes cualquiera a la cuatro de la tarde.
Todos los días haz algo que te dé miedo.
Canta.
No juegues con los corazones de los demás. No aguantes que la gente juegue con el tuyo.
Cepíllate los dientes.
No pierdas el tiempo sintiendo celos.
Unas veces irás ganado y otras perdiendo. La carrera es larga y al final sólo compites contra ti mismo.
Recuerda los elogios que recibas, olvida los insultos.
Conserva las viejas cartas de amor. Tira los recibos viejos del banco.
Yérguete.
No te sientas culpable si no sabes qué quieres hacer en la vida. Las personas más interesantes que conozco no sabían qué querían hacer con su vida a los 22 años, algunas de las personas más interesantes que conozco tampoco lo saben a los 40.
Toma mucho calcio.
Trata bien a tus rodillas, las echarás de menos cuando te fallen.
Quizá te cases, quizá no. Quizá tengas hijos, quizá no. Quizá te divorcies a los 40. (El resto de la crítica puede contar partes de la película) Ver todo
Quizá bailes el rock cuando celebres las bodas de platino.
Hagas lo que hagas no te congratules demasiado ni tampoco te censures. Siempre has optado por una cosa u otra como el resto del mundo.
Disfruta de tu cuerpo, úsalo de todas las maneras que puedas, no le tengas miedo ni te preocupe qué piensan los demás de él. Es el mejor instrumento que tendrás jamás.
Baila, aunque no tengas donde hacerlo más que en el salón de tu casa.
Lee las instrucciones aunque no las sigas.
No leas revistas de belleza, sólo harán que te sientas feo.
Conoce a tus padres, nunca sabes cuando se irán para siempre.
Sé bueno con tus hermanos, son el mejor vínculo con tu pasado y los que probablemente seguirán contigo en tu futuro.
Entiende que los amigos vienen y se van pero que hay unos pocos escogidos que debes conservar.
Esfuérzate en no desvincularte de ciertos lugares y costumbres porque cuanto más mayor te hagas más necesitarás a las personas que conociste cuando eras joven.
Viaja.
No te hagas demasiadas cosas en el pelo o cuando tengas 40 años parecerá el de alguien de 85.
Ten cuidado con los consejos que compras y ten paciencia con quienes te los vendan. Los consejos son una forma de nostalgia, ofrecerlos es una manera de rescatar el pasado del vertedero, sanearlo, pintar las partes feas y reciclarlo dándoles más valor del que tienen.
Usa protector solar.



El Pez Gordo (The Big Kahuna). John Swanbeck, 2000.

Cadáver exquisito II

El porro rulaba por las manos, mientras Ángel miraba, R2D2 entró en escena y le lanzó un plátano a la cara, y gritó: ¡Corre plátano! ¡Corre! Mientras ganaba el melocotón. Punsetín se sorprendió de verlo y dijo: ¡¡Hostia puta!! Y disparó, entonces los sesos salpicaron y ensuciaron todo de rojo, y todos potaron y se comieron un par de setas de las cuales la mitad eran venenosas y la otra mitad alucinógenas, o sea, que eran puta cremina. Porque lo bueno si breve dos veces bueno, y lo malo es más malo si tiene una máscara de hockey para masacrar ovejitas y no mancharse con la sangre, por la sangre que chorreaba por las paredes tras el asesinato múltiple. Se chaló tanto que fue a tomar unos cortos por los bares, pero de repente, una lluvia de meteoritos alienígenas, nazis, zombies y Steven Spielverg enfumao de cuatro porrazos de resina. Se les nubló la vista y terminaron al día siguiente en un descampado preguntándose qué harían en su vida, pero lo importante es ser feliz. 
Fdo: Nicodemus, Eitaro, Jadelabe y Yogur de Lima.


Retroexcavadoras

lunes, 18 de agosto de 2014

F5

Se pasaba las horas delante del ordenador esperando su respuesta. Le había dado tantas veces a F5 que la tecla ya estaba un poco borrada.
Su impaciencia hacía mella en su delicada salud, pues los nervios le estaban quitando la poca hambre que ya de por si tenía el pobre.
Tenía apuntado en un excel las horas que pasaba sentado frente a la pantalla esperando la llegada del sobrecito cerrado que indicaba un nuevo correo. Cumplía el horario a rajatabla, ni siquiera para ir al baño se levantaba si no lo ponía en su tabla de excel.
No podía creer que no le escribiese, pese a que él en su último e-mail le había dejado muy claro que pensaba suicidarse si no le contestaba.
Después de cinco días en la tecla F5 ni siquiera se adivinaban las letras, ya era una tecla totalmente negra, igual que su situación.
Decidió entonces ponerse a pensar qué iba a hacer, tras la ventana llovía y en sus mejillas también. Pidió con todas sus fuerzas tener una tecla F5 en su corazón para poder soportar la situación.
Lo consiguió, la apretó y adiós.


Inés Llop

domingo, 17 de agosto de 2014

Pequeña historia sobre la escritura y el libro

Antes de que se conociera la escritura, el hombre utilizó la narración de los hechos y de los sucesos, ya fueran verdaderos o fabulados, como vehículo de transmisión informativa. El inconveniente de este sistema era estar sujeto al error y a la deformación que el paso obligado de unos individuos a otros provocaba, haciéndolo poco fiable.

Los antecedentes del lenguaje escrito son las inscripciones en monumentos megalíticos y las pinturas rupestres. Si bien, cada cultura produce sus propios sistemas y modelos de comunicación mnemotécnicos para comunicarse y recordar las cosas. Como dice el profesor José Martínez de Souza en su obra “Pequeña Historia del Libro” no hubiera sido posible alcanzar el grado cultural actual sin la concurrencia de la escritura y el alfabeto, elementos básicos para configurar un leguaje capaz de transmitir ideas.

El desarrollo de la escritura fue un proceso lento, siendo probablemente en el país de Sumer en la Mesopotamia del tercer milenio, donde dio sus primeros pasos con la escritura cuneiforme. A lo largo del tiempo la escritura pasó por diferentes estadios, como la pictografía o de dibujos, la ideográfica que representa las ideas y la fonética.  Mención especial tiene la escritura egipcia, con sus dos ramas muy diferenciadas, la ideográfica de los jeroglíficos cuyos vocablos no son ni fonéticos ni alfabéticos, y la fonética propia. Pero es con el alfabeto fenicio cuando se inicia la progresión constante de la escritura, añadiendo los griegos las vocales. Los romanos realizaron algunas modificaciones en el latín, origen de nuestro idioma. Hay otros alfabetos usados por diversas culturas como el cirílico o el árabe, y otros que desaparecieron como el ulfilano y el gótico.

En cuanto a los tipos de letra, existen diferentes estilos y grafías que van desde la época antigua con el uso de la letra capital en el siglo III a.C., hasta el siglo XV con la aparición de la imprenta, pasando por la arcaica elegante o cuadrada, la uncial y semiuncial, la cursiva o sentada. En España son las escrituras nacionales como la visigótica, la carolina, la gótica, la libraria y la cortesana, las predominantes.

A través del tiempo los materiales escritorios más usados como soporte fueron la piedra, la madera, el papiro, el pergamino y el papel. En la Edad Antigua la arcilla, la piedra y algún metal eran soportes habituales donde se realizaban inscripciones o signos con cinceles, cañas, buriles o punzones, según el soporte. La Epigrafía es la ciencia que estudia la escritura sobre materiales duros.

En la Edad Media el uso del papiro se generaliza como ya lo estaba en Egipto, aunque van incorporándose otros materiales, como la madera en su versión de tabulaes de cera y el pergamino pasando, con el tiempo, a ser los materiales blandos los más habituales. Para escribir sobre estos las herramientas usuales eran la pluma, el cálamo y la tinta negra de resinas y orín con agua. Sobre el siglo X, en España, y en el XIII en el resto de Europa, el papel se convierte poco a poco en protagonista de toda la producción literaria de la baja Edad Media y principios de la Moderna. Aparece la Paleografía como estudio de la escritura en materiales blandos.

El padre del libro es el códice, previamente la técnica librera va superando etapas. Las series de tablillas, los rollos de papiro, las tabulae atadas, etc. dan paso a los códices, que hasta el siglo XV se hacen en papiro y pergamino. Estos primero se escribían y luego se encuadernaban en los monasterios, ya que era el clero el que monopolizaba la cultura.

En el siglo XIV comienza a generalizarse el uso del papel en Europa. Con este material como soporte se aplica la técnica china de la xilografía que consiste en rebajar de un bloque de madera los fondos del motivo o grafía, luego se entinta la madera y sobre ella se aplica directamente el papel que recibe la tinta por presión de una prensa plana. Esto dio lugar a un tipo de libro entre el códice y el futuro libro impreso, que se caracterizaba por no tener más de unas cincuenta paginas.

La revolución en la producción del libro. Vino de la mano del alemán Gutenberg, gracias a su invento en el año 1.450 en Maguncia. La imprenta se extendió rápidamente por toda Europa aunque su inventor trató de ocultarla. El mérito de ella estuvo en fundir letras en metal sueltas y colocar por orden los tipos, reproduciendo en pliegos de papel las grafías por medio de la impresión obligada por la presión a la que eran sometidos mediante una prensa plana adaptada.

Los primeros libros salidos de la imprenta entre 1.450 y 1.500, son los conocidos como incunables. No tenían portada ni letras capitales ya que se dibujaban, en ellos, no se dividía el texto, estaban foliados pero no paginados, eran de gran formato, no presentaban signo de puntuación y empleaban numerosas abreviaturas. El soporte de estos era  papel de muy mala calidad.

Entre los siglos XVI al XVIII el libro se perfecciona, continúa la preponderancia del libro religioso, pero también hay libros laicos, sobre todo los dedicados a la  enseñanza. Se comienzan a editar las obras de autores clásicos como Homero, Aristóteles, Cicerón, Séneca, apareciendo los primeros diccionarios. Se introduce la talla dulce como técnica de grabado de las ilustraciones, esta consiste en ahuecar con un buril una plancha de metal y rellenar los surcos con tinta para, por presión del papel sobre el metal imprimir el motivo. Durero fue uno de los más hábiles artistas que usó esta técnica como ilustrador de libros.

La encuadernación de libros comienza en Italia sobre el siglo XVI siendo las  tapas de madera, algunas veces revestidas en piel o en tejidos adornados con ornamentos de metal. Con la Revolución Francesa desaparece casi por completo la encuadernación de lujo, iniciándose la encuadernación mecánica, que dio lugar a una mayor y más barata difusión de las obras clásicas y modernas destinadas a un público más amplio.

El libro impreso y encuadernado como vehículo transmisor de ideas y pensamientos no escapó, desde sus principios, al control de los poderes eclesiástico y real, en algunos casos muy severos. Al tener acceso a la cultura mayor número de gentes y  salir esta de los monasterios se crearon a lo largo y ancho de Europa numerosas bibliotecas. La iglesia, fiel guardiana de los principios cristianos, ejerció con fuerza y firmeza restricciones a la  libertad de expresión impresa. Esta censura encaminada a evitar manifestaciones heréticas e interpretaciones no oficialistas de los textos, estuvo bien secundada por la otra censura, la política y social, ejercida por los gobiernos.

Por último, en el siglo XVIII, nace en Inglaterra el Copyright, organismo para la defensa de los derechos del autor y del editor, con ello se intenta la protección de la propiedad intelectual del país. Posteriormente se extendió al resto de países.

El futuro del libro impreso y encuadernado es una incógnita para los menos optimistas. Ven en las nuevas tecnologías electrónicas el enemigo que acabará con la tradicional edición librera. Por ello, animo a todos los lectores que compren libros impresos.


                                                                                       

                                                                                                  el Andalusí
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