viernes, 30 de diciembre de 2011

Japi Niu Yiar 2012


El año 2011 ha sido el año de “La siguiente la pago yo”, por varios motivos, pero el principal de ellos, el que en una situación de crisis económica global hemos conseguido que el sector cervecero se mantenga con buena salud (no como nosotros), y esto nos llena de odgullo y satisfadción.

En este final de año, queremos ser autocríticos, pero no nos sale bien, así que seguiremos con las paridas de siempre. Nuestro principal objetivo en las publicaciones ha sido buscar la calidad; aún no la hemos encontrado.

Bueno, abreviando (y abrevando), que como nos apetece decir unas cuantas cosillas para despedir el p… año, ahí van.

A los que hayamos ofendido, les pedimos perdón. Y a los que hayamos cabreado, también.

A los que hemos hecho reír, sonreír, llorar, que nos lo digan, porque nos gusta (también nos pueden invitar a una cerveza).

A los que les hemos hecho sentir algo (incluido náuseas, flatulencias, gases, dolor de cabeza, aburrimiento), enhorabuena, porque eso significa que están vivos.

A todos los que han entrado en el blog, en el facebook, a los que han hecho comentarios, a los que han hecho muchos comentarios, a los que sólo lo leen, les damos unas gracias sinceras y enormes, y a cambio les pedimos que sigan.

Para los que con su apoyo y ayuda hicieron posible que saliera el libro del año (quedan poquísimos ejemplares, si le falta a alguien que se espabile) no tenemos palabras; tenemos un dinerillo para invitarles a más cañas. Y eterno agradecimiento.

A Zuckerberg le dedicamos una sonora pedorreta (con perdigones) por cerrarnos la primera página de “La siguiente…”. En cuanto podamos nos emancipamos.

A los políticos, banqueros, y demás especies peligrosas de las que ya hemos hablado, les pedimos que se enriquezcan menos, que hagan su trabajo bien y nos dejen vivir tranquilos el próximo año.

Y a todos, ánimo para 2012, dejad atrás las cosas malas, que son unos trastos que ocupan mucho sitio y no dejan espacio para las buenas.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Esto no es una inocentada

Este blog es una inocentada en sí mismo durante todo el año.
Publicamos toda serie de disparates, propios y ajenos, en diferentes formatos, algunos más afortunados, otros más desatinados. Cualquiera de las “noticias del día” servirían para un 28 de diciembre; hoy mismo, podríamos publicar que según su biografía oficial, el fallecido líder norcoreano escribió 1.500 libros en 3 años y compuso las mejores 6 óperas de la historia, o que un banco español retiene dinero a un cliente hasta el año 3000, o incluso que Paquirrín va a dar las campanadas de fin de año con el corazón roto, y muchos se preguntarían si no les estamos vacilando con una inocentada.
Así que hoy, nuestra inocentada es cambiar un poco el tono y proponer algo serio, en esta época en que tanta gente está descontenta por tantas cosas. Se trata de las conclusiones de un trabajo basado en la experiencia de personas que han estado a punto de “cascar”, ya sea por un accidente o por una grave enfermedad, y que suelen cambiar radicalmente su forma de vida una vez restablecidas, o de personas que se ven cercanas al fin. Todas ellas fueron preguntadas acerca de las cosas de las que se arrepentían, y las más frecuentes fueron las siguientes:
1.-"Desearía haber tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí". En muchas ocasiones, esto se debe a que optaron por hacer lo que creían que debían hacer, en lugar de lo que realmente querían.
2.-"Desearía no haber trabajado tan duro". Es el lamento más frecuente entre los pacientes de sexo masculino, que desearían haber pasado más tiempo junto a su familia viendo crecer a sus hijos, en lugar de en su puesto de trabajo.
3.-"Desearía haber tenido el coraje para expresar mis sentimientos". Aquellos que reprimieron sus sentimientos para no enfrentarse a quienes los rodeaban se lamentan de haberse conformado con vivir una existencia mediocre y amargada, en la que no eran ellos mismos.
4.-"Desearía haberme mantenido en contacto con mis amigos". Al igual que muchas personas se arrepienten de haber descuidado a sus familias, es muy frecuente lamentar no haber cuidado lo suficiente de aquellas amistades verdaderamente importantes.
5.-"Desearía haberme permitido ser más feliz". Se trata de un reproche sorprendentemente común que se hacen aquellas personas que prefirieron engañarse a sí mismos y continuar con unas existencias en las que ya no eran felices, en lugar de enfrentarse a su miedo a cambiar de vida.
La buena noticia es que casi siempre queda tiempo y casi nunca es demasiado tarde. Lo importante es saberlo. Y todo ello, ¡mejor con una cerveza!
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