jueves, 11 de agosto de 2011

El sexo y la madre que lo parió.

REEDICIÓN. Publicado originalmente el 25/03/2011
Hace tiempo leí en cierto periódico digital un estudio realizado por un grupo de psicólogos de no recuerdo que universidad, que defendían que si al escribir un artículo, en el titular del mismo aparecía la palabra 'sexo', pasaría a ser de los tres más leídos durante ese día aunque el contenido de dicho artículo no tuviese nada que ver con el tema en cuestión.

No quiero malentendidos de ningún tipo y menos aún que nadie se sienta ofendido, pero personalmente, creo que el sexo está sobrevalorado. Vamos a ver, que está muy bien, que conoces gente, que te entra un cosquilleo por la espalda muy agradable, pero no deja de ser algo que echas de menos cuando no tienes, pero que si lo tienes, entonces pasarás a echar de menos otras cosas, leer un buen libro sentado en un cómodo sillón, ver una buena película sin que nadie te moleste, tomar un whisky de malta en compañía de un par de buenos amigos.

Desde el punto de vista masculino (el único que yo conozco) es cierto que en ocasiones el hecho de tener una relación con una persona del sexo contrario te 'obliga' a realizar una serie de sacrificios que con la edad y el tiempo ves innecesarios. Estos van desde pagar una caja de botellines a tus amiguetes (algo con poca trascendencia) a pasar a convivir con una persona que aprieta el tubo de la pasta de dientes por el medio, algo muy molesto, porque todos sabemos que se tiene que apretar por el final, e incluso puede llegar al matrimonio (lo cual tiene bastante trascendencia, porque para empezar se te acaba el sexo además de muchas otras cosas).

En el fondo creo que todo se limita a que lo que necesitamos es superar una serie de retos impuestos por nosotros mismos, solo que en el caso que nos ocupa cuando nos queremos dar cuenta nos encontramos recogiendo a la suegra en la estación sur de autobuses al regresar de un viaje del inserso o comparando folletos de ofertas de diferentes supermercados, y todo eso sin contar con la necesidad de tener descendencia para que la especie no se extinga (como si a mi me importase la especie) dando por supuesto que esa descendencia tiene que ser bilingüe, saber nadar a mariposa y tocar el clarinete, con lo que no te queda otro remedio que acompañarles a infinidad de tareas extraescolares, dejando el tiempo que puedes ocupar en ti mismo en uno o ninguno.

A pesar de todo y como decía el maestro, donde esté una buena corrida, que se quiten los toros.

Pepote

2 comentarios:

  1. Al hilo de la cuestión... He de confesar que hay una mujer desnuda en la ducha.Me apetecería entrar con ella, enjabonarle el cuerpo y descuidadamente ponerla contra la pared para hacerle el amor..., pero se que no sería bien recibido pese a ser tan fácil como entrar y dejarse llevar -¿¡Qué haces, estás tonto o qué!?- me diría, es inutil. Dejo que salga. Va envuelta sólo con la toalla... de nuevo mi imaginación evoca sensuales posibilidades..., pero no, ella me habla del pedazo pino que ha plantado... todo super erótico.
    J.L

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