miércoles, 16 de julio de 2014

Noches de verano

Las noches de verano, vaya usted a saber porqué, siempre huelen a mujer. Ese olor primario y vital, embriagador. Aunque todo en las mujeres es tan intenso en cualquier tiempo...Nada tan electrizante como el tacto que tiene la piel de sus hombros, cuando dejas que los dedos resbalen curva abajo, o el palpitar de su cuello si lo apresas lentamente entre los labios y lo recorres con paciencia de pescador, nada como su aliento cuando dejan la boca entreabierta, buscando el aire que respiras, nada como la caricia que deja en tus manos su pelo, nada como mirar directamente al sol en sus ojos, nada como sentir que se estremecen atrapadas entre tus brazos, como si lo que tuvieses contra tu cuerpo fuera una estatua hecha de mariposas, nada como esa voz transformada en susurro que te llena los oídos de deseo, nada como explorar cada pliegue para descubrir, al llegar a la cima, que otra colina de delicias te espera en la siguiente ascensión.

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