Continuamos nuestra ruta en sentido sur hacia Vilvestre, bonito pueblo situado junto a un rocoso cerro. El ayuntamiento y la espadaña de la iglesia se hacen frente formando un bonito conjunto. Y hablando de la iglesia, curiosísimos los pináculos de su cabecera. En la plaza donde se encuentra el frontón veremos un rollo-picota muy parecido a los cruceiros típicos de Galicia, formado por una columna de piedra esculpida con diversos motivos y coronada por una cruz.
Al llegar a Saucelle, cogemos el camino que en breve nos lleva hasta el Mirador de las Janas, construido en madera con merenderos de piedra, sobre las Hoces del río Huebra, poco antes de su desembocadura en el Duero.
Volvemos a Saucelle para coger la carretera de Lumbrales, por la que nos adentraremos en las hoces. Pasaremos por debajo del Mirador de las Janas e iremos encontrando lugares donde poder dejar el coche y bajarnos a contemplar diversas vistas de estos bellos parajes. Siguiendo la curvada carretera cruzaremos primero el barranco del Arroyo de la Ribera de las Casas, y luego el del río Huebra para, poco después, llegar al Cachón del río Cameces, que forma en este punto una impresionante cascada poco antes de confluir en el Huebra. Nos asomaremos con mucha precaución al mirador para ver este salto de agua de más de 30 metros que en época de lluvias lleva gran caudal, convirtiéndose en un precioso espectáculo de agua.
Continuamos en dirección a Lumbrales hasta coger el desvío hacia nuestra siguiente parada: Hinojosa de Duero. En el casco urbano destaca la alta torre-reloj del ayuntamiento y los buenos retablos de su iglesia. También debemos subir al cerro que hay en las afueras, donde se encuentra la ermita del Santísimo Cristo de la Misericordia, claro ejemplo de transición entre el románico y el gótico. Desplazándonos unos 200 metros por la cuerda del cerro, veremos el monumento al Sagrado Corazón. Desde este alto tenemos buenas vistas panorámicas del pueblo y de toda la zona.
Seguimos nuestra ruta hacia el Salto de Saucelle, que es la presa del embalse del mismo nombre en el río Duero, donde podemos parar para ver las preciosas vistas aguas arriba y aguas abajo.
Cruzando la presa entramos en tierras portuguesas, donde vamos a hacer una pequeña incursión para visitar el bonito pueblo de Freixo de Espada Á Cinta. En su parte alta sobresale un gran torreón de planta octogonal, coronado con matacán, almenas y espadaña con reloj. La iglesia presenta una hermosa portada gótica, y el casco urbano central se compone de calles con casas blancas y curiosos ventanales de madera de distintos colores. El ayuntamiento es un señorial edificio de sillería con un gran blasón, teniendo enfrente un rollo-picota muy esculpido.
Una vez visto Freixo, regresamos hacia la presa de Saucelle pero, en vez de cruzarla para entrar de nuevo a España, tomamos la carretera que va paralela al Duero por su margen derecha, existente gracias a que a partir de aquí el cañón se abre, pero el río sigue escoltado por altas montañas a ambos lados, que otorgan gran belleza al entorno, por lo que este recorrido es un disfrute. Nos llamará la atención la cantidad de viñedos que hay en esta zona, extendiéndose a veces sobre empinadas laderas.
Seguiremos por esta carretera hasta llegar a la desembocadura por la orilla contraria del río Águeda en el Duero, lugar bellísimo a partir del cual éste último deja de hacer de frontera natural entre los dos países para entrar de lleno en Portugal.
Un poco más adelante hay un puente por el que cruzamos el Duero para llegar a Barca D'Alva, pequeño y bonito pueblo portugués, y a continuación pasamos otro puente sobre el Águeda, que aquí hace de frontera, para, de esta manera, entrar de nuevo en España. En paralelo al puente por el que va la carretera, hay otro muy llamativo, de estructura de hierro, por el que discurre el ferrocarril. Ahora podemos ver la desembocadura del Águeda desde el lado español.
A partir de aquí nos alejamos definitivamente del Duero, pero aún podemos ver cosas interesantes aprovechando que estamos por aquí.
Seguimos la carretera para pasar por La Fregeneda y por las afueras de Hinojosa, donde ya estuvimos anteriormente, y nada más salir de los límites del Parque Natural llegamos a Lumbrales, un pueblo que bien merece una parada, para ver su bonita plaza mayor y la grandiosa iglesia, en cuya entrada hay un llamativo porche de sillería con tres arcos frontales de medio punto y dos laterales, una construcción poco común.
Nos dirigimos ahora hasta San Felices de los Gallegos, donde nos sorprenderá la imponente Torre del Homenaje de su castillo, perfectamente conservada y con unas magníficas escaraguaitas que le dan más empaque. Hay un trozo de muralla que se puede recorrer por el adarve, y todo lo que era el patio de armas ahora está ocupado por bonitas casas de piedra. Podemos visitar también el Museo del Aceite, ubicado en una antigua almazara rehabilitada.
Aquí terminamos la ruta por los Arribes del Duero. Pero, ya que estamos cerca, vamos a poner la guinda al pastel visitando el monumental pueblo de Ciudad Rodrigo.
Situado a orillas del río Águeda, lo primero que llama la atención al llegar son sus murallas. Tienen un perímetro de más de 2 kilómetros, y se pueden recorrer en su totalidad por el adarve, convertido hoy en un precioso paseo de ronda que, a la vez, sirve de mirador en toda su longitud. El recinto está especialmente reforzado con varias barbacanas por su parte geográfica más vulnerable, y menos por la zona que da al río Águeda, que hace de barrera natural. Llama la atención su grosor, de varios metros y con forma abaluartada en algunos tramos, señales de que estaba pensado para resistir fuego de artillería.
Formando parte de la muralla se encuentra el castillo, hoy Parador Nacional, en el que destaca la Torre del Homenaje con su torre caballera.
Dentro del recinto amurallado encontramos un casco urbano plagado de palacios, palacetes, casas señoriales, iglesias y conventos que forman un conjunto monumental extraordinario.
Destacar también la plaza mayor, con el ayuntamiento renacentista, bellísimo, y la catedral, con un magnífico claustro gótico.
Aquí en Ciudad Rodrigo finalizamos nuestro recorrido. ¡Qué recuerdos de todo lo visto...!
Hasta la próxima. Saludos.
EL RURAL
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