Subtitulada "El informe Abayak", es mucho más una novela histórica que una policiaca, por más que su protagonista sea el detective ecuatoguineano Ton D'Awal, a quien el Centro Nacional de Inteligencia encarga una investigación sobre un supuesto intento de golpe de estado en Guinea.
Un completo repaso por la historia del continente africano y, en detalle, de Guinea Ecuatorial, la ex colonia española, del que te queda un regusto amargo en la boca, por el trato que España ha dado a estas gentes, y una trama paralela de los poderosos que, ajenos a las necesidades y preocupaciones de los guineanos, ambicionan los enormes recursos de un país que podría llegar a ser maravilloso. Pero la economía manda sobre la voluntad popular y la economía pertenece a quienes la dominan.
Hay secundarios muy interesantes, como los ayudantes de Ton, Minupli y Chaviota, y tienen gran protagonismo los exiliados en la diáspora guineana.
Muy recomendable para distarerse y, sobre todo, para aprender y comprender los procesos de descolonización política, porque la descolonización económica...tendrá que esperar.
Conspiración en el green (El informe Abayak).
Francisco Zamora Loboch 2009
Sial/Casa de África
415 páginas
sábado, 29 de octubre de 2011
viernes, 28 de octubre de 2011
Déjame entrar
Dirección: Tomas Alfredson. País: Suecia. Año: 2008. Duración: 114 min. Género: Drama, terror, fantástico. Interpretación: Kåre Hedebrant (Oskar), Lina Leandersson (Eli), Per Ragnar (Håkan), Henrik Dahl (Erik), Karin Bergquist (Yvonne), Peter Carlberg (Lacke), Ika Nord (Virginia), Mikael Rahm (Jocke), Anders T. Peedu (Morgan), Pale Olofsson (Larry). Guión: John Ajvide Lindqvist; basado en su novela. Producción: John Nordling y Carl Molinder. Música: Johan Söderqvist. Fotografía: Hoyte Van Hoytema. Montaje: Dino Jonsäter y Tomas Alfredson. Diseño de producción: Eva Norén. Vestuario: Maria Strid. Estreno en Suecia: 24 Octubre 2008. Estreno en España: 17 Abril 2009.
Sinopsis:
Con doce años, proveniente de una familia disfuncional y sometido a abusos diarios por parte de un grupo de compañeros de clase, Oskar acaba de comprender que la vida puede ser maravillosa pero que a él le ha tocado sufrir la parte más oscura de la existencia. Una noche, Oskar conocerá a su nueva vecina, una pálida niña que oculta un terrible secreto.
Opinión:
Basada en la novela 'Déjame entrar' de John Ajvide Lindqvist, esta película sueca dirigida por Tomas Alfredson narra una historia que en principio parece la típica película adolescente de vampiros, pero se convierte en una obra maestra, nada comercial, ni mediática, sin grandes producciones, elegante, tierna, con un amor incondicional desbordante. Una clase magistral de cine fantástico, muy lejos de cualquier película de vampiros que hayáis visto.
Un trailer que nada tiene que ver con el remake americano, con una fotografía brillante, una banda sonora perfecta, los jóvenes actores están esplendidos, y nos dan a todos una lección de humanidad. A veces no hace faltan las palabras, el silencio y las miradas son suficientes. Fría como el propio país, inquietante, tan pausada que llega a ser escalofriante. Una película profunda, vista desde la infancia; a veces los que nos gusta el cine encontramos joyas como esta.
Para mi gusto, que no soy fan de las películas de terror, esta película es pura POESÍA.
Cita: “Tengo que irme y vivir o quedarme y morir”.
Calificación:
Clark Kent
Etiquetas:
Dos de la fila 7 y centraditas
Viernes, 28 de Octubre.
¡Que agradable sorpresa es descubrir que, al fin y al cabo, estar solo no es necesariamente sentirse solo
Ellen Burstyn
Actriz norteamericana, nacida en 1939, ganadora de un Oscar en 1975 por la película “Alicia ya no vive aquí” y nominada al mismo premio en 1973 por su papel como madre de la niña poseída por el diablo en la película “El exorcista”.
jueves, 27 de octubre de 2011
Benjamín Franklin
Este chico, cuya foto se puede ver en los billetes de cien dólares (que deben ser en los USA como los de quinientos euros aquí, que nadie los ha visto y todos hablamos de ellos), tuvo una infancia difícil. Primero, porque era el decimoquinto de diecisiete hermanos, con lo que puede uno imaginarse las angustias que tuvo que pasar para entrar al cuarto de baño a primera hora y la de veces que algún hermano mayor le quitaría las patatas fritas del plato en un descuido. Era de Boston, como los Celtics y, por la imagen, podría pensarse que era familia lejana de Chiquito de la Calzada y aficionado a las chuletas y las cervecitas ( tiene un buche interesante).
No está confirmado que en el colegio le llamasen Benji, ni que su mejor amigo fuese Oliver Aton, ni que se enfrentase en los partidos del patio a un gitano con camiseta sin mangas llamado Mark Lenders.
Se puso a trabajar a los diez años, intuyendo que el tema de la jubilación podía ponerse chungo y que cuanto antes empezase a cotizar mejor y, después de estar de becario en la fábrica de velas de su padre y hacer las prácticas de la FP como albañil o carpintero, se colocó de impresor con un hermano suyo. Como con la familia no hay quien haga nada, y para muestra acordaos de la cena de Nochebuena y las que se lían, acabó poniendo su propia imprenta y editando periódicos.
Se casó y, por no estar en casa y como era un culo inquieto, fundó la primera biblioteca pública de Filadelfia, el primer Cuerpo de Bomberos de Filadelfia y se presume que la fábrica del queso Philadelphia. Como su mujer le ponía muchas pegas para salir por la noche, se hizo masón y así podía pirarse con la excusa de las reuniones esas tan raras que hacen los susodichos, con un compás y un delantal. Al ver que en Filadelfia ya no le quedaba nada por fundar, se fue a Pensilvania y fundó la Universidad y el hospital de la ciudad, que, a lo que se ve, le gustaba más una inauguración que a un consejero de Comunidad Autónoma.
Como su señora le ponía la cabeza como un tambor con el rollo de “Me tienes que colgar un cuadro en el pasillo”, “Hay que ir al súper a por masa de empanadillas” y “A la niña hay que ayudarla con los deberes de mates”, se montó un pequeño laboratorio en el garaje y se excusaba diciendo que estaba investigando cosas y que andaba muy ocupado. Para justificarse, inventó el pararrayos y las lentes bifocales, entre otras cosillas, a las que ella se refería al hablar con sus hijos como “esas tontás que hace tu padre”.
Pero ante las pertinaces quejas de su mujer con frases del tipo “Claro, tú te encierras aquí y yo hecha una esclava”, se metió en política. Y tres cuartos de lo mismo. “Tú te vas a redactar la Constitución Americana y a declarar la Independencia y yo aquí, como una chacha” era la frase más repetida por su contraria. Al final fue elegido gobernador de Pensilvania y, a base de fundar instituciones, hacerse socio de clubes e investigar todo lo que se le ocurría fue pasando su vida con el soniquete en la oreja de “Claro, a ti los niños y yo te no importamos ni un centavo”.
Jueves, 27 de Octubre.
"Vivir abierto para encontrar"
Juan Loriente
Actor cantabro (n. 1960)
miércoles, 26 de octubre de 2011
Zapominalski
Llegué a la oficina mientras me desayunaba un bocata de panceta con mayonesa, la noche anterior había asistido a la presentación del libro de “La siguiente la pago yo” y necesitaba grasa para neutralizar todo lo que había trasegado. Dentro me esperaban Vanessa y el Chuli. Empezó ella.
- Te ha llamado Zapominalski.
- ¿Quién?
- Zapominalski. Que llames cuanto antes.
- ¿Y quién coño es ese? O esa.
- Es un tío. Y yo qué sé, parecía como si le conocieses.
Alcancé la puerta de mi despacho dando casi con la puerta en las narices a los dos. Vanessa era una chica lista, y su intuición me había dado buenos rendimientos muchas veces, pero el problema era que estaba siempre preocupada de sus novios; es normal que tuviera muchos, porque llamaba la atención. De hecho le había prohibido que fuera a trabajar con aquellos escotes, pero nunca me había hecho caso. Por eso no sabía de qué color tenía los ojos. El otro era caso aparte; creo que se llamaba Eleuterio, o Emeterio, o algo así, pero exigía que le llamaran El Chuli, que era el protagonista de un tebeo editado por el Canal de Maribel II que había leído de pequeño y al parecer le había dejado marcado; el pobre era tonto de solemnidad y trabajaba conmigo porque su madre, que era amiga de la mía, me lo había pedido como favor especial, porque le habían despedido de todos los empleos que había tenido, el último como encuestador en una compañía de estudios de mercado; habían puesto quejas de él desde todos los domicilios en los que había estado, menos en uno (el suyo), por plasta.
Me desplomé en mi silla y busqué el móvil, que me había olvidado la tarde anterior; debía estar sepultado bajo alguno de los montones de papeles de la mesa. Había una cartulina llena de garabatos de colores que me vino bien para envolver lo que me quedaba del bocadillo, que estaba más pringoso que el pelo de Mario Conde. Pero el teléfono no aparecía.
- ¡Vanessa, llámame al móvil! – grité.
A los pocos instantes, escuché el politono.
“Soy una rumbera, rumbera salvaje, bailo a mi manera, como los primates”.
Pero sonaba lejos, como apartado de la mesa. Me levanté para seguir la pista.
“Las manos hacia arriba, las manos hacia abajo, como los gorilas ¡uh! ¡uh! ¡uh! ¡uh!”.
Al fin lo encontré. Estaba dentro del pequeño frigorífico. Ya me había extrañado el día anterior encontrar un trozo de chocolate en la cartera. Aproveché y cogí una cerveza, que empecé a beber mientras llamaba.
- ¿Aló?
- Hola, por favor, ¿hablo con DJ Bosta?
- Hí.
- ¿Cómo dice?
- ¡Que hí, cohone, que zoi yo!
- Ah, perdone. Le llamo de OGT Productions, por el tema de una sesión de vals-reggaeton que nos han encargado para una boda, para ver si podía Vd. actuar.
- No, hiho, ya me he retirao del reggaeton, he cambiao de estilo, ahora sólo hago choni-trance, que está más demandao.
Comenzamos bien la mañana, pensé, mientras atizaba a la cerveza. Me iba a costar encontrar algún fantoche para la boda de frikis que tenía que organizar. En mi agencia tocábamos todos los palos: bodas, convenciones, producciones musicales, todo lo que se nos pusiera a tiro.
Se abrió la puerta del despacho y apareció el Chuli.
- Está al teléfono el batería de los Singermornings, que dice que están en la dirección que les diste y que ahí no están los Estudios Gayoombs, que sólo hay una corsetería.
- Pues los habrán cambiado de sitio. Dale el número de Max Tuerzo, el gerente, que les diga dónde tienen que ir.
Lo siguiente que tenía en la agenda (“agenda” era el eufemismo que usaba para denominar el papelajo en el que apuntaba tareas pendientes, teléfonos o nombres sobre la mesa) era la organización del LXIX Congreso Celtibérico de Procto-psicólogos. Ya estaba llamando al secretario, el Dr. Farlop, cuando entró Vanessa.
- Que te llama Zapominalski.
- ¡Joder, Vane, que estoy hablando! ¡Dile al Zipotilanski ese que te diga lo que quiere!
- Zapominalski. E insiste en que sólo quiere hablar contigo.
- ¡Pues que le den por culo! No, Dr. Farlop, perdone, no era a Vd. a quien le tenían que dar por… - y con gestos desaforados le dije a Vanessa que se largara.
Los procto-psicólogos parecían muy profesionales, porque el tal Dr. Farlop me pidió que la carpeta del congreso incluyera el último ejemplar de la revista X-Intruder y unas gafas 3-D, y en la sala una pantalla con la proyección del documental “Sphinter destruction”.
Sonó mi teléfono.
“Soy una rumbera, y vengo a alegrarte, para que tus penas, se vayan a marte.”
- Diga – contesté.
- Buenos días, ¿hablo con “Desatrancos AssRocket”?
Le debí responder algo muy soez, porque colgó balbuceando unas disculpas. Al rato se asomó por la puerta Vanessa. Me miró con cara de terror, y habló.
- Zapominalski…
- ¡Dile al Zapominalski que me tiene hasta la p… y que me va a comer todo el r… cuando le vea, pero antes le voy a meter un sifón por el c…!
Estaba acabando de declamar mi oración cuando por detrás de Vanessa apareció la jeta de un individuo que me resultaba familiar.
- El Sr. Zapominalski está aquí – susurró Vanessa.
De repente todo se me aclaró. Zapominalski (que se traduce por “olvidadizo”) era el artista polaco que había conocido la semana anterior y que me pidió que le montara una exposición de sus grabados. Practicaba el estilo de abstracción onírica subliminal que estaba pegando fuerte, y me regaló uno de sus trabajos. El mismo que ahora contenía el bocata de panceta y chorreaba mayonesa por todos los sitios.
Miércoles, 26 de Octubre
"No hay tal cosa como el valor absoluto en este mundo. Sólo se puede calcular lo que vale una cosa por el valor que le da cada uno."
Charles Dudley Warner
Biografía
Charles Dudley Warner, nació en Plainfield, Massachusetts, el 12 de septiembre de 1829, y falleció en Hartford, el 20 de octubre de 1900. Ensayista, novelista y amigo de Mark Twain, con quien escribió la novela "La edad dorada".
Obra
Este americano viaja por Francia, Italia y España entre 1881 y 1882, dejando plasmadas sus reflexiones en varios libros. Es autor, igualmente, de varios ensayos y novelas.
El capítulo XVI A Ride in Spain, está centrado en Jerez. Al llegar se encuentra que la ciudad está en Feria de primavera,lo que le causa ciertos problemas para encontrar alojamiento y caballos para desplazarse por la zona.
Su formación puritana influye en sus percepción de los vinos de Jerez.
Biografía
Charles Dudley Warner, nació en Plainfield, Massachusetts, el 12 de septiembre de 1829, y falleció en Hartford, el 20 de octubre de 1900. Ensayista, novelista y amigo de Mark Twain, con quien escribió la novela "La edad dorada".
Obra
Este americano viaja por Francia, Italia y España entre 1881 y 1882, dejando plasmadas sus reflexiones en varios libros. Es autor, igualmente, de varios ensayos y novelas.
El capítulo XVI A Ride in Spain, está centrado en Jerez. Al llegar se encuentra que la ciudad está en Feria de primavera,lo que le causa ciertos problemas para encontrar alojamiento y caballos para desplazarse por la zona.
Su formación puritana influye en sus percepción de los vinos de Jerez.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)