sábado, 11 de abril de 2015

Después...

Después de gritar a los cuatro vientos que se atrevía a bailar con el diablo a la luz de la luna, de retar a ángeles y demonios, de saltar desde el borde del acantilado hasta el mar embravecido, de jactarse de que jugaba a la ruleta rusa con cinco balas en el tambor del revólver, de blasfemar a voces, de desafiar a los vivos y a los muertos, de jurar falta de respeto eterna a cualquier autoridad divina o humana, de crecerse a la sola mención de lo sagrado, de romper los códigos morales y aventar los restos, de viajar sin rumbo, sin destino, sin meta y sin fin, de fundir las cadenas que le unían a familia y amigos, de cortar de un tajo los lazos con todo aquello que representase convencionalismo, de relativizarlo todo hasta reducirlo al absoluto.

Después de asesinar los sueños con nocturnidad y alevosía, de arrancar de raíz los árboles y las plantas, de dispararle a todo bicho viviente que se cruzase en su camino, de extirpar sin anestesia sus fibras sensibles, de dejar pudrir su alma en vodka barato, de exterminar las esperanzas, de masacrar sin piedad sus ilusiones y las ajenas, de rebañar los restos de los sentimientos del fondo de su corazón.

Después de triturar cualquier atisbo de altruismo, de someter las voluntades a su caprichosa voluntad, de poner boca abajo todos los crucifijos, de incinerar hasta las cenizas el más mínimo síntoma de humanidad, después de alcanzar el triunfo dejando en el trayecto un millón de cadáveres.

Después de todo esto...va y se muere, el muy gilipollas.


Moraleja: ya que te vas a morir igual, haz felices a los que te rodean, tonto del culo...

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La siguiente la pago yo por Rick, Diógenes de Sinope y Albert se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.