Hay que tener en cuenta que el desnivel baja, en apenas 50 kilómetros, desde los 3.479 metros de altitud del Pico Mulhacén (el más alto de la Península) hasta el nivel del mar en las costas almerienses y granadinas, lo que nos da una idea de la pendiente pronunciada de estas tierras.
Son decenas y decenas de pueblos los que se encuadran en esta comarca, por lo que muchos los citaremos solo de pasada, y nos centraremos más en aquéllos que me llamaron la atención especialmente. Son pueblos de una bonita arquitectura, situados en bellos enclaves naturales, más frondosos en Granada, y más áridos pero en espectaculares cortados los de Almería.
Hay que decir también que se trata de una zona en la que el turismo ha ido a más con el paso de los años, hasta el punto de que se ofrece una gran oferta hostelera repartida por la mayoría de pueblos.
Vamos a realizar el recorrido de Este a Oeste, empezando desde la ciudad de Almería, cuya extraordinaria alcazaba se hace imprescindible visitar.
Saliendo de la ciudad por la A-92 sentido Granada, enseguida nos desviamos en Benahadux para coger la carretera A-348, que es el eje que recorre todas Las Alpujarras. Aquí nos adentramos en el valle del río Andarax, cuya vega está repleta de frutales, siendo el resto muy árido y desarbolado.
Tras pasar por Gádor, llegamos a Santa Fé de Mondújar, donde podemos visitar el interesante yacimiento arqueológico de Los Millares, antiguo poblado de la Edad del Cobre.
Ohanes |
Después de habernos deleitado en Ohanes, podemos llegarnos hasta la cercana ermita de Nuestra Señora de Tices, de gran tamaño y con dos buenas torres gemelas, escenario de una concurrida romería a la que acuden gentes de todos los pueblos de la montaña.
Láujar de Andarax |
Siguiendo la carretera principal, poco después entramos en la provincia de Granada, y aquí se produce, como ya se indicó anteriormente, un importante cambio en la fisonomía del terreno. Las montañas y barrancos áridos y pelados van dando paso a un terreno mucho más verde, más frondoso y más arbolado.
Pasaremos por Ugíjar y Yátor, y poco después nos salimos de la carretera principal para coger otra por la que empezamos a ganar altura, y recorrer otros bonitos pueblos en preciosos entornos naturales, como Berchules y Juviles, para llegar a otro que es de los más famosos de Las Alpujarras: Trevélez. Ya desde varios kilómetros antes divisamos vistas panorámicas de la localidad y de su entorno montañoso, así como del Pico Mulhacén, que ejerce de centinela allá en las alturas. Luego, a la entrada del pueblo, pasamos por las piscinas naturales, y ya nos introducimos en su casco urbano, para recorrer sus blancas, estrechas y empinadas calles, con sus balcones llenos de tiestos. Destaca también su iglesia y, de entre todas sus fuentes, la de San Antonio, hecha de piedra de pizarra, con techumbre, abrevadero y hasta una hornacina con la imagen del santo.
Trevélez |
Decir también que, además de por su bella arquitectura y su privilegiado entorno natural, Trevélez es famoso por sus jamones y embutidos, que encuentran aquí unas condiciones climáticas idóneas para una buena curación.
Abandonamos Trevélez con nostalgia, pero enseguida se nos alegra de nuevo el ánimo al continuar la ruta y seguir descubriendo bellos pueblos y parajes naturales. Pasamos por Busquístar y Pórtugos, y nos introducimos en el barranco de Poqueira, atravesado por el río del mismo nombre, y coronado por la otra gran torre de Sierra Nevada: el Pico Veleta, con sus 3.396 mts. de altitud.
Bubión |
Los "terraos" son los techos que tienen gran parte de las viviendas, los cuales son planos (no tienen inclinación) y están recubiertos de launa, un tipo de arcilla abundante en la zona, que es impermeable y de color gris.
Los "tinaos" son una especie de voladizos que sobresalen del techo de las viviendas o de encima de las puertas, y que cubren la entrada a las mismas, protegiéndolas de las habituales inclemencias climatológicas de la zona. A veces son tan largos que llegan a cubrir el ancho de la calle casi en su totalidad.
Bubión |
Otra característica común a estas localidades es el bellísimo entorno natural en que se encuentran, muy montañoso y con gran frondosidad vegetal. El agua es abundante, baja en infinidad de arroyos, torrenteras y cauces temporales desde lo alto de las montañas, lo cual también se refleja en la multitud de fuentes existentes tanto en los cascos urbanos como fuera de ellos.
Precisamente, la orografía del terreno otorga otra característica común a los pueblos del barranco. La fuerte pendiente hace que se encuentren encalados en la ladera de la montaña, formando calles de gran inclinación, y dándose la circunstancia, como en Trevélez, de que desde la parte más alta del pueblo a la más baja hay gran desnivel.
Bubión |
Subiendo la carretera llegamos a Bubión (1.300 mts.), donde seguiremos disfrutando de la arquitectura típica alpujarreña y de otros rincones propios, como la bonita y tranquila plaza, con su fuente en medio, y el magnífico mirador que hay junto a la fachada de la iglesia. La cantidad de tiestos que adornan las calles le dan un toque de mayor belleza todavía. Además, desde distintos lugares del pueblo tenemos vistas de Pampaneira barranco abajo, y de Capileira y el Pico Veleta hacia arriba.
Seguimos por la carretera para subir hasta el último pueblo, Capileira (1.436 mts.), y pegarnos otro baño de arquitectura popular, disfrutando de las vistas panorámicas de Bubión y Pampaneira hacia abajo y del Pico Veleta hacia arriba. Precisamente desde Capileira parten rutas de senderismo que suben tanto a este pico como al Mulhacén.
Pampaneira-Bubión-Capileira |
Como ya se indicó anteriormente, Las Alpujarras tienen abundante oferta hostelera, pero, de manera muy especial, en el barranco de Poqueira.
Descendemos ahora montaña abajo por la carretera que nos conduce de nuevo a la A-348, hasta salir a la altura de Orgiva, localidad situada en el fondo del valle, rodeada de frutales y olivares, y que cuenta con una monumental iglesia con dos magníficas torres gemelas, y un interesante ayuntamiento construido sobre un antiguo palacio fortificado.
Desde aquí, continuamos hacia Lanjarón, última parada de la ruta, famoso pueblo por sus aguas minerales y por su balneario. Desde su castillo tenemos maravillosas vistas de la montaña, e incluso se llega a divisar, en días claros, el cercano mar Mediterráneo.
Aquí finaliza la ruta de Las Alpujarras, pero terminaremos diciendo que, poco después de Lanjarón, salimos a la autovía que une la ciudad de Granada con la costa en Motril. La elección de hacia dónde seguir se hace complicada, pero vayamos a un lado o a otro, la ilusión de una nueva aventura ataca de nuevo...
Saludos
EL RURAL
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