Tras un rato de coche, durante el cual nos vamos introduciendo de lleno en el Caroig, llegamos a nuestra siguiente parada: Dos Aguas. Se trata de un pequeño pueblo blanquito rodeado de altas y rocosas montañas peladas, característica común de la zona. A la entrada veremos, junto a la carretera, la Fuente Nueva, preciosa construcción de sillería y dos caños, con tres murales de azulejo representando motivos propios de la localidad.
Desde aquí empezamos a subir a la parte alta por sus estrechas y empinadas calles de casas encaladas, hasta llegar a los restos del antiguo castillo, con buenas vistas del entorno. A las afueras hay distintos abrigos con pinturas rupestres a los que se puede llegar por sendas o caminos.
Siguiendo la carretera llegamos al río Júcar, encajonado por aquí entre grandes montañas rocosas, con sus transparentes aguas color turquesa.
Poco más adelante entramos en Millares, pueblo en el que la acentuada pendiente de sus calles ha sido aligerada con la construcción de rampas en zig-zag sujetas por contrafuertes de piedra, en una curiosa solución arquitectónica.
A las afueras se encuentra el Castillet, restos de un castillo que sirven de mirador, por un lado sobre el profundo barranco por el que discurre el río Júcar, y por otro hacia la localidad y las muelas y frutales que la rodean.
Junto al castillo discurre el Arroyo del Nacimiento, a cuya orilla podemos bajar por una senda, hasta llegar a un estrechísimo y profundo tajo natural excavado en la roca, de apenas un par de metros de ancho, que se puede cruzar por un bonito puente de madera. Por el fondo del tajo discurren las aguas del arroyo, que un poco más abajo forman una cascada que es difícil de ver por lo abrupto del terreno y la abundante vegetación.
SALUDOS
EL RURAL
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