lunes, 12 de agosto de 2013

El competidor misterioso

Soy un hombre ya madurito, por no decir viejo,  de setenta y siete años bastante bien llevados, pero, con los achaques y limitaciones propias de la edad. Aquella tarde.., volvía  de una visita obligada al odontólogo, e iba cavilando, tristemente, sobre lo  cansado que me encontraba sin haber recorrido aún cien metros de la  avenida que me separaba de mi domicilio, cuando…., took, took, took, a mi espalda comenzó el sonido que, deduje, correspondería a una pierna ortopédica. Aquello, despertó mi  añorado espíritu competitivo, ya que, de inmediato, me dije… jodeerr, ¡a ver si ahora te va a enseñar el culo un cojo!…. aceleré el paso y…, took, took, took, el sonido no disminuía. ¡Pues te vas a enterar cabrón!… sacando todas las fuerzas que mi vejez me permitía, e impulsándome hasta con los dedos de los pies aferrados en el asfalto, como en mis mejores tiempos aumente mi ritmo y…, tok, tok, tok, ¿pero será posible? me decía…, y seguramente, el hijo de su madre, tiene hasta pierna de palo.
 Me faltaban solamente unos pocos metros, para alcanzar el primer desvío salvador que tenía previsto utilizar, para deshacerme de la pesadilla,  pero ya no podía más…, mi soberbia calva desprendía humo, mi boca abierta, demandaba oxigeno para complacer al corazón,  la visión se nublaba, y…., el took, took, took, continuaba imperturbable. Ya al límite de mis fuerzas, y con el sabor amargo que me transmitía mi orgullo  mancillado, decidí debería dejarle pasar por lo que, me detuve… ¡pasa de una vez capullo! mascullé entre dientes. ¡! Pero al parecer él también se había parado, ya que el took, took, ya… ¡no se oía! Irritado ya, pensando se estaba quedando conmigo .., iracundo y apretando los puños, me volví decido a llenar de improperios al sujeto y.., la sorpresa fue mayúscula, ya que.., ¡no había nadie! El desgraciado había desaparecido…

Inicié la andadura y la a carcajada que solté fue tan monumental… que los viandantes se volvían asombrados, dudando, y con razón, de mi cordura. Pero…, como explicarles que me reía de mi mismo, ya que, el famoso ¡toook! lo estaba produciendo mi prótesis dental al chocar en su envase…, y, por ende, ¡había competido  con  mi dentadura postiza!

Pemuaz Koné

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