En compañía de Fer, al que le debo un escrito y un montón de abrazos, entre otras cosas por no asesinarme después de perder un órdago al juego con treinta y cuatro sólo por el inconsciente placer de ver como se devana los sesos el contrario, ayer viví uno de esos momentos inolvidables que jalonan la vida de los privilegiados como yo.
¿Cómo explicar lo de Casillas? Te hablan bien de alguien, te fijas en lo que hace y como lo hace y piensas que es maravilloso. Pues te quedas corto. Es un tipo colosal. No hay más que ver a la gente que le rodea. La calidad se deduce de las compañías, también, y en este caso, que conste que la excepción soy yo. Y es que tienen razón cuando dicen que algo tendrá el vino cuando lo bendicen. Este es vino del bueno, de ese que te acaricia el paladar y te calienta las entrañas.
Es generoso hasta decir basta, y te colma de regalos y te da las gracias por venir, como si el premiado fuese él. Extraordinario anfitrión. un auténtico campeón en los momentos buenos y en los malos.
Ingenioso como pocos. Rápido de cabeza y de lengua. Cariñoso. Atento. Rodeado de su familia y haciéndote sentir uno más. Por eso todos reclamaban al "Bici". Eso es la prueba del nueve.
Fue una tarde deliciosa a su lado, que nunca podré agradecerle lo suficiente. Y me presentó a un primo suyo que me resultaba conocido. Parecía buen chaval también.
Un abrazo, David...
P.D. Un día que tenga tiempo te explico como se juega al mus, que te veo con lagunas...
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