martes, 15 de noviembre de 2016

Segundo Premio del IV Concurso de Relatos Hiperbreves ma non troppo "La Siguiente la Pago Yo"

El último obstáculo


Se lo habían contado muchas veces. No era fácil. Estaba reservado a los mejores, no todos llegaban. El camino sería duro y a contracorriente. Todos habían recorrido el camino en una ocasión, hacía mucho tiempo, de niños. Sus recuerdos de aquello eran pocos y borrosos.

Ahora era distinto, había crecido. Ya no era aquel crio ridículo, de ojos desproporcionados, que envidiaba a sus congéneres mayores, con esos cuerpos imponentes, a los que las chicas miraban y sonreían con descaro.

Decidió que ya era hora de hacer el viaje, de demostrar quién era.

Sabía que estaba reservado a los mejores, no todos llegaban, solo aquellos que conseguían salvar todas las dificultades. Si lo conseguía no le negarían nada, y las hembras se volverían locas por estar 
con él. Sería el más grande, sin duda la gloria estaba esperándole.

Partió, seguro de sí mismo. Tenía las agallas suficientes. Nunca se dejaría llevar por la corriente, no caería en el desaliento ni cedería.

Y empezó el camino, primero acompañado por muchos, todos con el mismo afán. Parecía fácil, no tenían un gran esfuerzo que hacer, salvo ir pasando etapas y esquivando obstáculos.

Pronto empeoró la situación y el trabajo exigido fue mayor. La tendencia era ceder y dejarse arrastrar. Tuvo que emplearse con más ahínco. Algunos, doblegados por el esfuerzo, mostraban en sus ojos el pánico de comprender que su sueño había terminado. Por primera vez en su vida sintió miedo. Era terrible el vértigo del fracaso. Empezaba a sentirse realmente cansado, pero su objetivo se encontraba cada vez más cerca. No, no cedería, nunca, él no.

Y por fin llegó aquel soñado último obstáculo. Superarlo significaba el final, el éxito. Era inmensa la labor, pero el premio merecía el esfuerzo. Sería el primero en llegar.

Tomo un último bocado, respiró hondo, cerró los ojos un instante y lo encaró.

Saltó, se vio en el aire, no podía respirar, pero sería solo un segundo. Duraría el tiempo justo de superar la catarata. Sintió el calor del sol, los colores verdes del bosque y vio por última vez el azul del cielo. Cuando volviera a entrar en el agua del rio, sería grande entre los grandes. Entonces, algo frenó su trayectoria, y sintió espantado un inmenso dolor en su garganta. Tenía un extraño sabor aquella mosca, sabor a muerte y a final.

Aunque luchó por volver al río, al que creía haber vencido, algo tiraba de él hacia afuera. Mientras su conciencia se apagaba poco a poco, un extraño sonido lo envolvía todo:…”el Campanu, pesqué el Campanu!”... .

MARCOS MARTÍNEZ BORJA

lunes, 14 de noviembre de 2016

Primer Premio del IV Concurso de Relatos Hiperbreves ma non troppo "La Siguiente la Pago Yo"

Atocha 1918


Creo que soy expósito y no sé la edad que tengo, ejercí de soguilla en el embarcadero y en la glorieta, peleándome a diario con los mozos de cuerda y con los municipales, que me corrían a porrazos. Aunque renco, doy gracias por lo que me pasó en la estación de Mediodía.

Dormitaba una tarde en el andén, encima de un carretón, pues estaban en huelga los mozos, cuando un bastón se me clavó en el abdomen, un petimetre me miraba desde lo alto y me obligó a llevar un baúl enorme rematado en los bordes con metal. Al subirlo con la soga y por las prisas se me resbaló y me rompió la rodilla, sacándola de su sitio.

Mientras gritaba de dolor, el lechuguino me golpeaba con el bastón y me hubiera matado de no ser por la intervención de una monja que se interpuso y que con la ayuda de otra me llevaron al Hospital. El de los huesos me recompuso como pudo, me escayolaron y pasé a una nave enorme con un biombo alrededor.

Vino la monja con una palangana y se sentó a mi vera, era joven y guapa, con una toca alada blanca y que me sonreía. Empezó a quitarme la ropa y yo me resistía, me acarició, nadie lo había hecho antes, me dejé. Me pasó la esponja por todo el cuerpo, tuve una erección y ella se puso como un tomate, yo me tapé con la sábana.

Cuando pudo me llevó a un cuartucho del sótano, donde dormía y me enseñó a amar y a ser amado, aprendí a leer y a arreglar los cadáveres y así entré en la profesión. Durante dos años trabajé con un fotógrafo de Embajadores en la realización de fotografías postmorten y acudíamos a domicilios y creábamos situaciones normales como comer, leer con el muerto, si era niño, jugando y los familiares alrededor. Arreglaba los muertos del Hospital para su enterramiento. Con tantos fallecimientos por la gripe, esas fotos han pasado de moda.

El olor entra por la nariz, ojos y boca y te hace llorar, aunque lleves años haciendo lo mismo. Al abrir el arcón de mármol, la vaharada de formol te golpea la cara, te das la vuelta y coges el siguiente cadáver de la carretilla, que has traído del sótano del Hospital de Sabatini.

Están magros de carne, la epidemia de gripe deja a todos por igual y cuesta meterlos en la pila pues está a rebosar y se enganchan los miembros de unos con otros, empujo con las manos y a veces con el pie. No se quejarán los estudiantes del Colegio de Cirugía de San Carlos, hasta el año pasado, se peleaban por los restos y a veces había que trocearlos, los legales, procedentes de la justicia, pocos y los íntegros escasos.

Al embalsamar un cadáver reconocí al petimetre en él, el recuerdo me cegó, con el escalpelo le corté los genitales y forzándole la boca rompiéndole varios dientes se los introduje en ella y lo  devolví  al velatorio tal cual.

Cuando me llevaban los alguaciles, mi ángel alado lloraba en silencio.

ALEJANDRO POZO DE LA CÁMARA

jueves, 3 de noviembre de 2016

Fallo del Jurado del IV Concurso de Relatos Hiperbreves ma non troppo "La Siguiente la Pago Yo"

Reunido el Jurado del IV Concurso de Relatos Hiperbreves ma non troppo "La Siguiente la Pago Yo" en el Café Cósmico de Madrid, y tras violentas deliberaciones, al final, y una vez que la Policía y el SAMUR se han retirado, se ha llegado al siguiente fallo (o error):
Debido al gran nivel de los relatos presentados en esta edición, el Jurado ha decidido otorgar, además del premio establecido en las bases, dos premios más.
El Primer Premio del IV Concurso de Relatos Hiperbreves ma non troppo "La Siguiente la Pago Yo" es para el relato titulado "Atocha 1918", firmado por "Escafoides", y cuyo autor es Alejandro Pozo de la Cámara.
El Segundo Premio es para el relato titulado "El último obstáculo", firmado por "Hermano Lobo", cuyo autor es Marcos Martínez Borja.
Y el Tercer Premio es para el relato titulado "Rosas rojas", firmado por Jo Dido Eneas, y cuyo autor es Santiago Velasco Maíllo.

Agradecemos sinceramente a todos los participantes, por su generosidad por compartir los relatos, que publicaremos próximamente en el blog, y felicitamos a los ganadores.

Os recordamos que la entrega de premios será el día 11 de noviembre de 2016, en el Café Cósmico, C/ Juan de Austria, 25, de Madrid, donde os invitaremos a una cerveza, y trataremos de pasarlo bien.

Os esperamos.

martes, 1 de noviembre de 2016

Donde los escorpiones

Los casos que presenta Lorenzo Silva en sus novelas protagonizadas por Bevilacqua y Chamorro no son ni el asesinato de Rogelio Ackroyd ni el misterio del cuarto amarillo. No busquen un Poirot, ni un Marlowe. Pero por eso enganchan tanto. Como suele pasar a la pareja protagonista, se enfrentan a un crimen tan real como el contexto en el viven, la España actual, y actualizada con las vicisitudes de la época, como en este caso la misiones internacionales en las que participan las Fuerzas Armadas.
Más que el caso en sí, que también, lo más atrayente es ser testigo de la evolución personal de los protagonistas, de la visión de la vida que Vila retrata, entre fatalista y realista, con algunas pinceladas de optimismo, o más bien vitalismo, que hacen que cualquier ciudadano contemporáneo pueda verse retratado en parte en ese cuadro.
Esta vez la acción discurre en Afganistán, donde la Guardia Civil es requerida para resolver un asesinato acaecido en la zona en la que operan los efectivos del ejército español. Nadie como un narrador tan avezado para contar no solo el caso, sino para dar testimonio de las condiciones en que transcurre la vida en esas misiones, tan lejanas en distancia (y a menudo incomprendidas) como cotidianas para nuestras Fuerzas Armadas.
Que el Sr. Silva me perdone, porque no se pueden comparar estilos, y él tiene el suyo propio e inigualable, pero si me refiero solo a la dimensión creciente como escritor, y a su correa de transmisión, como son sus detectives, me atrevería a decir que es el Henning Mankell español, y que lo entienda como un halago, porque el sueco también retrata no solo un personaje, sino una sociedad a través de él, con igual (o mayor) maestría y destreza. Y como Mankell, Lorenzo Silva no solo escribe de sus detectives. Siento envidia de quien no haya leído “El nombre de los nuestros”, una novela maravillosa sobre la que no voy a decir más porque ya hablamos de ella en este blog (http://lasiguientelapagoyo.blogspot.com.es/2015/11/el-nombre-de-los-nuestros.html). Y me ratifico en todo lo que dije.
Por favor, compren sus libros, son baratos. Sobre todo pensando en lo que llevan dentro.

Donde los escorpiones
Lorenzo Silva
Ediciones Destino, 2016

352 páginas

lunes, 31 de octubre de 2016

Entrega de premios del IV Concurso de relatos hiperbreves ma non troppo “La siguiente la pago yo”

Tenemos el placer de comunicar que la entrega de premios del IV Concurso de relatos hiperbreves ma non troppo “La siguiente la pago yo” tendrá lugar el próximo viernes 11 de noviembre de 2016, a las 21:00, en el CAFÉ CÓSMICO, en la C/ Juan de Austria, 25, de Madrid. Como es habitual, todos los asistentes, que esperamos sean muchos, serán invitados a una cerveza.

Debido a recientes sucesos el fallo del jurado será publicado a lo largo de esta semana, probablemente el día 2 de noviembre.

Ademas aprovecharemos para presentar en exclusiva mundial el nuevo libro "La Siguiente TAMBIÉN la Pago yo".

Vamos, fiesta completa. No hace falta confirmar asistencia, solo ir allí y pasarlo bien.






martes, 25 de octubre de 2016

Gobernabilidad

"Yo pienso votar "No", porque no es no. Y luego votaré en blanco, como Pepiño. Y después votaré que sí mientras me abstengo y abandono el hemiciclo para rodear el Congreso. Empezaré el asedio ocupando la fábrica de Mahou en Guadalajara y luego ya, si eso, me iré acercando a la Carrera de San Jerónimo. Y me haré raeliano, porque está claro que los ovnis son los que han creado la vida en la Tierra en general y en la serranía de Albarracín en particular. Y porque estoy con Mariano cuando dice que los españoles son muy españoles y mucho españoles y que es el vecino el que elige al alcalde y el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde. Y si Pablo Iglesias quiere ser antitaurino, que empiece por cortarse la coleta. Que quede claro: lo mejor es que los parados se vayan a trabajar a Laponia y que Sergio Ramos se convierta en traductor del Ministro de Asuntos Exteriores. Se lo dije a Albert Rivera: vamos a pactar con Maduro y con el Sultán de Brunei, que lo importante es pactar, y no me apeo de ese burro.
No voy a hacer más declaraciones desde este mi retiro de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal.
No voy a responder preguntas. Muchas gracias."
Extracto de mi discurso de investidura, que ya se sabe, investidura lo que dura dura...

domingo, 23 de octubre de 2016

Tánatos...y Eros.

Tarde en el tanatorio. El ciclo de la vida tiene un final, necesario por otra parte. Será precisamente porque yo también me hago viejo, pero los muertos viejos me parecen como los Tercios Viejos, gentes que han combatido y caen con la dignidad de la batalla terminada. La muerte no es el final, dice el himno, que cobra sentido al ser cantado por los vivos. Los vivos son la supervivencia de los muertos, y así, nada me enorgullece más que escuchar que cada día me parezco más a mi padre.
La tristeza por perder a quien se ama no tiene cura, ni tratamiento, ni analgésicos que alivien la sintomatología. La tristeza y el dolor son dos platos que te tienes que comer sin más aliño que el silencio. Pero, serán las primaveras que ya he dejado atrás, los tanatorios me deprimen más por los vivos en los que sobreviven los muertos que por los muertos en sí mismos.
Y lo más desolador de la tarde ha sido ver rechazado por tres veces, en tres salas, al cura que acudía a prestar el auxilio espiritual. Ya he dicho muchas veces que soy como mínimo agnóstico, en un día de dudas, y ateo perdido todos los demás. Pero era terrible la compasión que despertaba el rostro de ese hombre que creía que podía ayudar ante cada negativa. Tres veces negado, como San Pedro. Había algo muy conmovedor en su mirada. Yo no le habría hecho sufrir así, sinceramente.

Pero, ya lo decía el personaje que interpretaba Richard Attenborough en “Parque Jurásico”, la vida se abre paso. Así que en lo que queda del día y mañana, y pasado mañana, y hasta que la muerte nos separe, vivamos. Somos la memoria de nuestros seres queridos. Honrémosles con la vida. 
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La siguiente la pago yo por Rick, Diógenes de Sinope y Albert se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.