El año 2011 ha sido el año de “La siguiente la pago yo”, por
varios motivos, pero el principal de ellos, el que en una situación de crisis
económica global hemos conseguido que el sector cervecero se mantenga con buena
salud (no como nosotros), y esto nos llena de odgullo y satisfadción.
En este final de año, queremos ser autocríticos, pero no nos
sale bien, así que seguiremos con las paridas de siempre. Nuestro principal
objetivo en las publicaciones ha sido buscar la calidad; aún no la hemos
encontrado.
Bueno, abreviando (y abrevando), que como nos apetece decir
unas cuantas cosillas para despedir el p… año, ahí van.
A los que hayamos ofendido, les pedimos perdón. Y a los que
hayamos cabreado, también.
A los que hemos hecho reír, sonreír, llorar, que nos lo
digan, porque nos gusta (también nos pueden invitar a una cerveza).
A los que les hemos hecho sentir algo (incluido náuseas,
flatulencias, gases, dolor de cabeza, aburrimiento), enhorabuena, porque eso
significa que están vivos.
A todos los que han entrado en el blog, en el facebook, a
los que han hecho comentarios, a los que han hecho muchos comentarios, a los que
sólo lo leen, les damos unas gracias sinceras y enormes, y a cambio les pedimos
que sigan.
Para los que con su apoyo y ayuda hicieron posible que
saliera el libro del año (quedan poquísimos ejemplares, si le falta a alguien
que se espabile) no tenemos palabras; tenemos un dinerillo para invitarles a
más cañas. Y eterno agradecimiento.
A Zuckerberg le dedicamos una sonora pedorreta (con
perdigones) por cerrarnos la primera página de “La siguiente…”. En cuanto
podamos nos emancipamos.
A los políticos, banqueros, y demás especies peligrosas de
las que ya hemos hablado, les pedimos que se enriquezcan menos, que hagan su trabajo
bien y nos dejen vivir tranquilos el próximo año.