Un día caluroso de verano en costas de Almería, cuatro amigos madrugamos para hacer los preparativos y pasar el día en la playa, las 12:00 de la mañana, un apartamento de alquiler hecho un desastre, sólo había refrescos, alcohol (cervezas, whyski y de too) y algunas bolsas de patatas esparramadas por la mesa centro.
Como todos los días nos lavamos y a desayunar al bar con la cara hinchaaa. Mientras desayunamos organizamos lo que teníamos que comprar para pasar el día, total que los cuatro para el Mercadona donde compramos: pan, algo de embutido, 8 litros de cerveza y una bolsa de hielo.
En el apartamento cogimos la nevera, preparamos los bocatas y con los artilugios necesarios, nos montamos en el coche para tomar rumbo a la playa que nos aconsejaron el día anterior.
Después de media hora llegamos a una explanada donde había trescientos mil coches aparcados, Joder como madruga el personal!!!! Toallas al hombro, sombrillas, nevera, cometa, gafas de snorkel, mochilas... todo cargado sobre nuestros cuerpos, nos disponemos a andar ese tramito de bajada por un sendero para llegar a la playa.
A los cinco minutos, Chico paraa!!! Que calor!!! Se nos rilaban las piernas del peso, bajo los 40 grados a las dos de la tarde. Seguimos otro poco cuando la chancla de dedo me hace una jugada, piso mal y pego un salto, tres vueltas de campana cuesta abajo con la sombrilla, la nevera, todo giraba!! Me levanto como puedo lleno de polvo como una croqueta, jajajajaja los amiguitos se reían mientras me quitaban las ramas secas y pinchos de los cardos de ese bonito desierto.
Al fin llegamos a una inmensa playa llena de sombrillas y nos disponemos a buscar un sitio estratégico para la utilización de nuestros varios utensilios, divisamos a dos chavalitas de unos 20 años jugando a las palas en topless, con ojos como platos, los cuatro nos miramos y sin articular palabra nos decidimos a montar el campamento sin pensar en otra cosa que esos bonitos senos.
Después del montaje nos sentamos a observar el espectáculo, a los minutos noto en la pierna algo frío y de un manotazo me quito una baba de 50 cm que colgaba de mi boca, al ver la cara de mis compis y para intentar salir de ese sueño profundo, hago un reparto de bocatas y desenrosco el tapón de una litrona.
Una vez comidos y pasada la pequeña siesta modorra sobre la toalla, nos disponemos a bañarnos para ver algún pececito con nuestras gafas de snorkel. Las olas eran de 3 metros y no era fácil mantenerse cuando una ola me lleva, me hundo tragándome un cubo de agua y perdiendo la orientación total, pierdo las gafas y saliendo como puedo del agua atragantado sin darme cuenta de la peluca de algas de Bob Marley que llevaba en mi cabeza, de nuevo otra ola me vuelve a meter cuando al conseguir levantarme noto un pinchazo en la planta del pie que vi las estrellas, era un erizo, que dolor!!!!! Salí del agua con cara de dolor sujetándome el pie, con las algas colgando observado a los bañistas y resto de personas rotos de la risa. Hoy no era mi día!!!!
Mis simpáticos amigos buscaban el puesto de socorro para hacerme una cura, donde me quitan las púas y me aplican una pomada, me devuelven a la toalla colgando de los hombros de dos de estos personajes. Al rato, cesa el dolor y mi mala experiencia no me deja bañarme en toda la tarde, por lo que permanezco sentado en la toalla mirando a toda hembra que pasa y escucho una voz ronca que dice: “Porque no miras a otra, salido, menudo día llevas” era un calvo musculoso con mas tinta que un calamar, defendiendo a su novia o lo que fuera. Sin entrar en polémicas me incorporo y saco mi maravillosa cometa acrobática.
Realizados todos los preparativos y con al ayuda de uno de los graciosos consigo levantarla y dejo clavada la cometa en la ventana de viento, empiezo el repertorio con giros, cambio a cuadrados y a los pocos segundos pierdo el control y la cometa cae empicada, noooo, se dirige directa al simpático calvo, la consigo levantar rozándole las cejas y vuelve a caer sobre su pecho.
La gran mole musculosa se dirige directo hacia mi y de la emoción me caigo, perdiendo las anillas de la cometa, cojo las cuerdas cuando se levanta una gran ventolera y la cometa se eleva como un tiro quemando mis manos, dejando líneas blancas en las palmas de mis manos que ardían antes de recibir la embestida del calvo para ir de nuevo a la caseta de socorro.
Ante la lamentable situación en la que me encuentro, tendido en la arena, chillando de dolor con las palmas abrasadas, el grandullón no es capaz de agredirme y se retuerce de risa con mis simpáticos amigos, entre todos de nuevo me llevan a la caseta de socorro donde el socorrista no pierde la sonrisa mientras me aplica la segunda pomada.
Esta claro que mi zona es el campamento base y decido quedarme en la toalla tomando el sol e hidratándome con la cerveza durante toda la tarde, mientras unos se bañan otros juegan a las palas, etc.…
La tarde se esta acabando y ante la situación de las últimas horas me propongo ponerme la camiseta ya que estoy mas rojo que un cangrejo, pero esta vez el socorrista no va a tener la oportunidad de frotarme otro potingue. Creo que voy a sorprender a mis chavales!!!
Me levanto cojeando too rojo con las manos abrasadas llenas de pomada y aprovechando la situación les pregunto a un grupo de chicas guapitas, que han observado lo acontecido durante el día “¿Habéis visto el día tan malo que llevo? ¿Sería alguna de vosotras tan amable de darme crema? ¡No puedo más!”
Se levanta una morena imponente y se pone de rodillas con mi cuerpo entre sus piernas, me pone crema y me aplica un suave masaje en la espalda y en la parte trasera de mis piernas, la amable chica me pregunta “¿quieres que te de mas crema o con esta es suficiente? No, gracias, con esto es suficiente.” (La verdad, no era el mejor momento para darse la vuelta).
En el agua, observo a los tres elementos mirándome con los ojos fuera de orbita, cuando la digo a la guapa mujer: “Me quedaba un hilo de vida, pero con tu ayuda aguantare hasta la llegada al apartamento”. La joven se levanta y se retira a sus aposentos después de realizar la buena acción del día.
Llega la hora de la recogida y ahora el que se ríe soy yo, ante mi cojera por el erizo, mis manos abrasadas y mi cuerpo quemado por el sol, mi forma de andar no es la mejor por lo que mis simpáticos amigos tienen que cargar esta vez de subida por el sendero con todos los bártulos.
Publicado por Fernando Cangrejo ( y nunca mejor dicho)