En la plaza destacan el ayuntamiento, cuyo acceso está dentro de una enorme lonja, y una fuente de dos caños que vierten sobre un gran pilón. La iglesia presenta una altísima espadaña- campanario, y su puerta está protegida por un sobrio porche con varios arcos de medio punto en el frontal y en los laterales.
Subiendo a la parte alta del pueblo veremos la plaza de toros, tan antigua, vetusta y rústica como encantadora. De forma irregular, tiene curiosos burladeros y parte del graderío es de madera.
Al lado se encuentra el castillo, donde hay un Centro de Interpretación de la Sierra de Francia. Parte del adarve se puede recorrer, y está arreglado a modo de mirador con carteles explicativos. La Torre del Homenaje conserva solo 2 de sus 4 caras, pero tiene una escalera que nos permite subir a la azotea. Hay que decir también que parte del recinto del castillo lo ocupa el cementerio del pueblo.
Mogarraz es una localidad de una belleza increíble, donde el entramado de madera se aferra con fuerza por todas las calles, plazas, plazuelas y rincones. Es difícil destacar algo, porque todo el casco urbano sin excepción merece ser visto, pero algo poco común es que cada casa tiene en su fachada colgados cuadros de antiguos moradores de las mismas. La ermita del Humilladero está rodeada de hermosas viviendas, frente a su fachada hay un bonito crucero y de su pared trasera brota una fuente cuyo caño vierte sobre un rústico pilón circular.
Algo muy frecuente en Mogarraz es que la entrada a la vivienda sea por la primera planta, por lo que se hace necesaria una escalera de acceso, quedando la planta baja para cuadra o almacén.
En la Plaza Mayor, preciosa, se sitúa el ayuntamiento, con dos plantas de piedra grande y una tercera de piedra pequeña con entramado. El edificio está anexionado a la iglesia, la cual tiene un buen porche y torre exenta.
Paseando por el pueblo iremos descubriendo cantidad de fuentes, todas con buenos chorros, y bellos rincones, algunos de ellos adornados por tiestos con plantas y flores.
En definitiva, un pueblo para perderse por sus calles, sin prisa, disfrutando de su tranquilidad, del sonido de agua brotando de alguna fuente, de su arquitectura, del canto de los pájaros, de sus aromas serranos... Y hablando de sierra, no olvidemos el entorno, siempre visible desde algún mirador oculto entre sus rincones.
SALUDOS
EL RURAL