En la autovía Benavente- Orense-Vigo-Pontevedra (autovía de las Rías Bajas) nos salimos a la altura de Puebla de Sanabria, y enseguida llegamos a Puente del Mercado, junto al río Tera, con sus frondosas orillas y sus puentes de piedra. El casco urbano presenta buenas casas de sillería con balconadas de madera.
Pocos kilómetros más adelante llegamos a la "Casa
del Parque", que es el Centro de Interpretación del Parque Natural,
donde podremos informarnos adecuadamente antes de adentrarnos en el
mismo. Veremos audiovisuales, exposiciones, historia, flora, fauna,
rutas de senderismo y todo lo que es necesario saber para manejarnos por
el interior, además de recorrer una bonita e instructiva ruta botánica
por los alrededores del Centro.
Siguiendo la carretera hacia el lago, pasaremos por Galende, pueblo que tiene diversos alojamientos, entre los que destacaría las cabañas rurales "El Ruso".
Y pocos kilómetros después llegamos al Lago
Sanabria. Bordeándolo en sentido a Ribadelago iremos viendo distintas
perspectivas, sus grandes dimensiones, sus playas, su embarcadero, su
bellísimo, boscoso y montañoso entorno.
Hay momentos en la vida que quedan grabados en la
memoria para siempre, y uno de esos momentos es sentarse en la orilla
del Lago Sanabria y dejarte envolver por todo lo que te rodea, echando a
volar tus sentidos. Solo tienes que hacer una cosa... o tres mejor
dicho: ver, oir y respirar.
Algunas de las playas tienen chiringuitos que funcionan según temporada, y en el embarcadero hay un pequeño barco que hace recorridos por todo el lago, y también se alquilan pequeñas barcas a pedales.
Llegamos ahora a Ribadelago. La localidad está
dividida en dos cascos urbanos: el pueblo nuevo, al que llegamos
primero, junto a la desembocadura del río Tera en el lago; y el pueblo
viejo, situado unos 300 metros más arriba.
Pero Ribadelago poco a poco ha ido resurgiendo de sus cenizas. Son muchas las casas que se han reconstruido o restaurado, y hoy en día es un precioso pueblo de arquitectura popular sanabresa. Se compone ésta de casas de piedra de dos plantas, estando la superior forrada por tablones de madera para proteger la vivienda del duro clima existente, y quedando cubiertas por bonitos tejados de pìzarra.
Paseando por el pueblo encontramos diversas muestras
que hacen alusión a la tragedia del 59, como un monumento dedicado a
las víctimas, y diversas cruces instaladas en los solares que ocupaban
las casas donde hubo fallecidos o desaparecidos. Pero a pesar de estos
tristísimos recuerdos, el pueblo, como ya dije antes, se ha
ido recuperando y va ganando vida poco a poco, especialmente en fínes de
semana y vacaciones, y bien merece un detenido paseo.
Además, el excelso entorno natural en que se encuentra es muy propicio para la práctica de senderismo. Son muchas las rutas que parten de Ribadelago hacia distintos puntos del Parque Natural. Especialmente recomendables son las que siguen el curso del río Tera aguas arriba, y la que bordea el lago subiendo hasta San Martín de Castañeda.
A este pueblo, además de andando, desde Ribadelago
también podemos llegar en coche bordeando el lago por el lado contrario.
Una vez en él, disfrutaremos de su bonita arquitectura típica de la
zona, de su buen monasterio, con sus ábsides románicos, y del magnífico
museo etnográfico que ocupa parte del mismo, donde podremos adentrarnos
en la historia, costumbres y cultura propias de la comarca de Sanabria.
Siguiendo por la carretera, iremos ganando altura y encontrándonos con diversos miradores que nos ofrecen extraodinarias vistas panorámicas del lago y de toda la zona.
Unos kilómetros más arriba la carretera termina en
la Laguna de los Peces, otro lugar paradisíaco, y punto de partida de
otro buen número de rutas de senderismo, incluyendo la que sube a Peña
Trevinca.
Bajando de nuevo al lago no debemos dejar de visitar
Vigo de Sanabria, pueblo muy largo y estrecho, dividido en varios
barrios a lo largo de las orillas del Arroyo de la Forcadura, que es el
que sirve de desague a la Laguna de los Peces.
Paseando por sus calles veremos su arquitectura sanabresa, sus iglesias o ermitas (una en cada barrio), los rústicos puentes de piedra que cruzan el arroyo, sus huertos y su precioso entorno natural.
Y para terminar nuestro recorrido, imprescindible
visitar la capital de la comarca: Puebla de Sanabria. La parte alta de
la localidad es de una belleza extraordinaria,con arquitectura propia de
la comarca, pero más señorial que en los pueblos pequeños, y una bonita
Plaza Mayor, con el ayuntamiento a un lado y la iglesia al otro. Al
tratarse de una zona elevada, tenemos buenas vistas del resto del
pueblo, del precioso parque fluvial del río Tera, y de toda la comarca.
También aquí en la parte alta tenemos el castillo, otra joya más que nos ofrece Puebla de Sanabria, el cual está muy bien conservado, y se puede visitar. Una vez dentro, podemos recorrer sus adarves, camuflados entre sus almenas rectangulares, subirnos a sus torreones cilíndricos, ver los sotanos y alzarnos a la azotea de su Torre del Homenaje, donde varios paneles nos informan sobre todo lo que se divisa desde allí arriba. Además, hay una sala del castillo dedicada exclusivamente a una exposición sobre la tragedia del 59 en Ribadelago.
Es todo por hoy. Si pueden, no dejen de visitar la
comarca de Sanabria, una de esas áreas geográficas imprescindibles de
ver para cualquier persona amante de lo natural y de lo rural.