viernes, 13 de enero de 2012

El topo


Ficha:

Película: El topo. Título original: Tinker, tailor, soldier, spy. Dirección: Tomas Alfredson. Países: Reino Unido, Francia y Alemania. Año: 2011. Duración: 127 min. Género: Thriller. Interpretación: Gary Oldman (George Smiley), Colin Firth (Bill Haydon), Tom Hardy (Ricki Tarr), John Hurt  (Control), Mark Strong (Jim Prideaux), Benedict Cumberbatch (Peter Guillam), Stephen Graham (Jerry Westerby), Ciarán Hinds (Roy Bland), Toby Jones  (Percy Alleline), David Dencik (Toby Esterhase). Guion: Bridget O’Connor y Peter Straughan; basado en la novela homónima de John le Carré. Producción: Tim Bevan, Eric Fellner y Robyn Slovo. Música: Alberto Iglesias. Fotografía: Hoyte van Hoytema. Montaje: Dino Jonsäter. Diseño de producción: Maria Djurkovic. Vestuario: Jacqueline Durran. Distribuidora: DeA Planeta. Estreno en Reino Unido: 16 de septiembre de 2011. Estreno en España: 23 de diciembre de 2011. Calificación por edades: No recomendada para menores de 12 años.



Sinopsis:
                                                                      
La historia de El topo nos traslada a los años 70. El fracaso de una misión espacial en Hungría desencadena un cambio en la cúpula de mando de los servicios británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley. Cuando Smiley ya se ha hecho a la idea del retiro, le encargan una misión especial. Hay sospechas de que un “topo” está infiltrado entre las altas instancias del Servicio y sólo alguien de fuera puede descubrirlo. Con ayuda de otros retirados y de algún agente fiel, Smiley irá recabando información y encajando las piezas que le lleven al traidor. Por el camino encontrará historias de traición, ambición y mentiras.

Opinión:

Hace poco os hablé de Tomas Alfredson en una película espectacular que era pura poesía, Déjame entrar. Ahora, después de tres años nos deleita con una adaptación de la novela de John Le Carré, (aunque anteriormente había sido llevada a la pequeña pantalla como Tinker, tailor, soldier, spy, o Calderero, sastre, soldado, espía).  En la época de la guerra fría, los servicios secretos están en crisis en busca de un infiltrado, un topo, que crea trampas, laberintos, encrucijadas y quien intente atraparlo corre el riesgo de convertirse en cazador cazado.

Traición, venganza, desconfianza,  es lo que se palpa en esta trama de espionaje donde incluso las relaciones humanas son frías, ambiciosas, y corruptas entre ellos. Un thriller denso, oscuro, con una estupenda fotografía, con saltos constantes entre Estambul, Budapest y el Circus, y con una banda sonora de Alberto Iglesias bastante acertada. Un reparto que es considerado de lujo, donde los personajes interpretan a la perfección sus roles descritos, Gary Oldman  hace un gran trabajo como agente secreto retirado en el servicio británico, que impresiona con su presencia, solamente verle a el lo dice todo.

Película lenta, espesa, en la que nada es lo que parece, o nadie es lo que parece ser, te deja anclado durante más de dos horas esperando el imprevisible desenlace final.

Cita: “Los seres humanos somos demasiados complejos para ser clasificados con una sola palabra, ya sea “héroe”, “traidor” o cualquier otra”.

Calificación: ««««


Clark Kent



jueves, 12 de enero de 2012

Las puertas del cielo


Nos conocimos en uno de esos racimos de tiempo que los aeropuertos te roban sin pedirte permiso, mientras pensamos que, a pesar de la espera repetida tantas veces, los aviones son los medios de transporte más cómodos y veloces. Yo aguardaba con sumisión a que los pulcros empleados de las líneas aéreas me otorgasen, a modo de San Pedros, la gracia de abrirme las puertas de ese cielo de clase turista con destino a Milán, donde me esperaba, tal y como lo dejé antes de las vacaciones navideñas, mi asiento en la compañía de seguros donde trabajaba. Un periódico y un libro de cuentos habían sucumbido a la demora en el embarque, y permanecía quieto viendo las caras de la gente, adivinando las protestas proferidas que el cuarteto de cuerda de mi reproductor de música me impedía oír. La paciencia se iba consumiendo como el oxígeno en una campana de cristal, cuando percibí una ligera presión sobre mi hombro derecho; miré al frente y me contemplé reflejado en una ventana, recostada sobre mí la cabeza de una chica. Al primer impulso no consumado de moverme siguió otro de quedarme quieto, para no perturbar el agotamiento de mi hasta aquel momento ignorada compañera de asiento. Transcurridos unos minutos, sin apenas dar atisbos de vigilia, se acomodó rodeándome con su brazo izquierdo por la cintura, y el derecho por mi incipiente barriga, en una postura que también a mí me resultaba cómoda. Así me rendí también yo al cansancio y al sueño, y sin decidirlo dejé reposar mi cabeza sobre la suya, mi mano sobre su mano. Lo siguiente que noté fue un ligero sobresalto que me sustrajo del letargo, y un lento despertar, como si hubiera estado durmiendo en la cama de un confortable hotel; el cuarteto de cuerda debía haber finalizado su actuación, y el panorama no había variado nada.
No hablamos ni mucho ni poco, lo suficiente para ponerle al corriente de mi insulsa situación, y para enterarme de que la cabeza pertenecía a Geena, que esperaba para subir, por la puerta de embarque contigua a la mía, al avión que la llevaría a Londres. Le ofrecí una bebida con sabor a café de la máquina que había en la esquina al final del pasillo, y aceptó con una sonrisa soñolienta. Era menuda, aunque casi de mi estatura, el pelo trigueño le caía ondulado en una corta melena, y la piel de su rostro era pálida, haciendo juego con los ojos muy claros y los labios finos. Intercambiamos algunas palabras sobre la situación de espera compartida, y bebimos sin premura el café. Después de tirar los vasos desechables, nos quedamos allí, viendo de lejos cómo las puertas aún se nos negaban, los presuntos viajeros cada vez más sublevados. Ella me pidió, con cierta vergüenza mientras bajaba los ojos, que le diera la mano para sentirse algo más acompañada en aquella espera. Tomé su mano, pero no pude soportar la ternura que me inspiraba, y con la otra, la atraje hacia mí hasta abrazarla; no rechazó mi abrazo, sino que soltó mi mano y me rodeó, estrechándome con fuerza. Entonces, insólita por lo agazapada que había estado, se desencadenó con violencia una ola de ardor incontenible que hizo que nuestras bocas se encontraran con impetuosidad. Al abrazarnos con más fuerza hallamos súbitamente las formas de nuestros cuerpos, y con la cercanía, las manos empezaron a buscar de forma frenética dónde agarrarse. Los labios y las lenguas clamaban por más sabores, y recorríamos cualquier resquicio de piel descubierta, mientras el ansia de descargar todo ese deseo se hacía más irrefrenable.
Pero el cielo, tan perfecto y aburrido, nunca fue propicio para esa clase de arrebatos, y ni siquiera ese cielo de paso se hizo cómplice; la megafonía llevaba ya varios minutos anunciando la partida de nuestros vuelos, y cuando nos dimos cuenta sólo quedaban unas pocas personas por embarcar. En los fugaces instantes que nos quedaron antes de desaparecer, incrédulos aún, cada uno por nuestra puerta, apenas tuvimos tiempo de recomponer las ropas y de jurarnos el reencuentro en el mismo sitio seis meses después, para cerrar la herida que se estaba abriendo con la misma fuerza implacable que se había desatado la pasión unos minutos antes. No hubo teléfonos ni direcciones, nada más que una apresurada promesa.
Ni un solo día he dejado de soñarla, de sentir el calor que despedía su cuerpo, y ahora, espero con ansiedad que este otro avión que me devuelve al lugar donde nos citamos, me expulse de los cielos para poder arder con ella en los fuegos del infierno.

miércoles, 11 de enero de 2012

Miércoles, 11 de Enero


"Hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: que está borracho y que está enamorado."


Antífanes es junto a Alexis de Turio el comediógrafo más importante de la Comedia Media. Vivió entre los años 408 y 334 a. C.

Parece ser que fue llegó de fuera (quizá desde Rodas) para asentarse en Atenas, donde comenzó a escribir en el 387. Fue un autor muy prolífico, llegando a escribir unas 280 comedias, de las que conocemos solo por el título unas 200, y en fragmentos testimoniados por Ateneo.


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374 Aniversario  del nacimiento de Nicolás Steno

 Nicolás Steno (Niels Stensen en danés, Nicolaus Stenonis en latín) (Copenhague, 11 de enero de 1638 - Schwerin, 25 de noviembre de 1686) fue un anatomista y científico danés del siglo XVII, considerado el padre de la Geología, tras su conversión al catolicismo murió siendo obispo misionero.




374 Aniversario del nacimiento de Nicolás Steno (Doodle de Google)




martes, 10 de enero de 2012

La noticia del día: ¿Arnaldo Otegi, Premio Nobel de la Paz?


QUÉ, 10 de enero de 2012

El Centro Nacional de Inteligencia podría haber mandado un informe al nuevo ejecutivo de Mariano Rajoy en el que informaría de movimientos en el mundo abertzale para lanzar la precandidatura de Arnaldo Otegi al Premio Nobel de la Paz.

Se supone que los méritos de Arnaldo Otegi para aspirar al distinguido premio serían sus aportaciones el lo que la izquierda abertzale llama 'el proceso de paz en el conflicto vasco'.

Actualmente, Arnaldo Otegi se encuentra en prisión cumpliendo una condena de diez años por pertenencia a banda armada como dirigente. La iniciativa es, cuanto menos, sorprendente.

Aunque tal vez no tanto para el propio Otegi, quien en una ocasión aseguró que Arafat había sido considerado internacionalmente como un terrorista y recibió posteriormente el Nobel de la Paz.


Claro, y a Urdangarín el Nobel de Economía, a Paquirrín el de Literatura, y a Pamela Anderson el de Física. Y que lo presente Jorge Javier.

lunes, 9 de enero de 2012

Lunes, 9 de Enero de 2012


"Por la calle de "después" se llega a la plaza de "nunca"".


Luis Coloma Roldán (Jerez de la Frontera, 9 de enero de 1851 - Madrid, 14 de abril de 1915), escritor, periodista y jesuita español. En su faceta de autor de literatura infantil y juvenil creó el personaje del Ratoncito Pérez.

Fue hijo de un célebre médico, Ramón Coloma Garcés, y de Concepción Roldán. A los doce años entró en la Escuela Naval preparatoria de San Fernando (1863), pero lo dejó para licenciarse en Derecho en la Universidad de Sevilla coincidiendo con la trascendental revolución de 1868, hacia la cual el joven jerezano mantuvo una actitud hostil que reflejaría en sus escritos. De esta época data su amistad con Fernán Caballero, ya anciana entonces, sobre la que escribiría unos Recuerdos. Luego se trasladó a Madrid, donde trabaja como pasante en el bufete del abogado Hilario Pina. Empezó a frecuentar tertulias elegantes y a colaborar en distintos periódicos defendiendo la Restauración de los Borbones (El Tiempo. Periódico político de la tarde de Madrid y El Porvenir de Jerez).

Una grave herida en el pecho en 1872, cuando limpiaba un revólver, afianzó su decisión de dedicarse al sacerdocio en la Compañía de Jesús y marchó a Francia con la orden de hacer allí el noviciado; ingresó en 1873 en el seminario de Châteaux de Poyanne, en Las Landas, donde permanecerá hasta 1877. En 1874 es ordenado dentro de la Compañía de Jesús. De vuelta a España se le destinó a tareas educativas en centros de Sevilla, Galicia, Murcia y Madrid. No por ello abandonó el periodismo y se consagró por entero a la literatura. Pasó del costumbrismo y los relatos cortos de sus Lecturas recreativas (1887) a la sátira social de la novela Pequeñeces (1891), que se considera su obra maestra. La aparición de este trabajo, primero por entregas en la revista bilbaína de los jesuitas El Mensajero del Sagrado Corazón de Jesús durante los meses de enero de 1890 a marzo de 1891, y este último año en dos volúmenes, suscitó un gran revuelo, al asociarse algunos de sus personajes con seres de existencia real, pero también por la pintura de una alta sociedad viciosa y mundana, la nobleza colaboracionista con el advenimiento del régimen liberal de la Restauración. El Heraldo de Madrid abrió un concurso de opiniones sobre Pequeñeces y durante quince días estuvo publicando críticas y erróneas interpretaciones que molestaron sobremanera al autor y a la Compañía y le impulsaron a cultivar desde entonces temas menos polémicos. A favor del autor se declaró doña Emilia Pardo Bazán en su revista Nuevo Teatro Crítico, alabando el realismo naturalista de su texto pero censurando el integrismo de su autor. Entre las críticas adversas destacó la de Juan Valera, quien evidentemente picado por el éxito de Pequeñeces, señala con ironía supuestas contradicciones del novelista a la hora de moralizar en Currita Albornoz al padre Luis Coloma; se hizo célebre una frase suya en ese sentido:

    La novela hubiera sido mejor sin ser sátira, y la sátira mejor sin ser novela, y el sermón retemejor si no hubiera sido ni novela ni sátira

Siguieron luego Retratos de antaño (1895), una serie de evocaciones históricas, entre 1895 y 1896 la primera parte de Boy, que no logró continuación; La reina mártir (1898), biografía novelada de María Estuardo; Jeromín, (1902), novela histórica sobre Don Juan de Austria, que contó durante el franquismo con una adaptación cinematográfica1 a cargo de Luis Lucia; El marqués de Mora (1903), biografía novelada de un ilustrado español, etc. Interesantes son asimismo sus Recuerdos de Fernán Caballero (1910), una autora a la que Coloma imitó en un principio. No dejó de colaborar en la prensa, en especial en La Ilustración Católica (1877...), Razón y Fe y El Mundo de los Niños (1891), publicando en estas revistas numerosos relatos fantásticos e infantiles.2 El clérigo liberal José Ferrándiz lo acusó de mala gramática y de haberse convertido en uno más en los salones de la nobleza que tanto detestaba:

    Lo dedicaron a servir a la Compañía precisamente entre la aristocracia. Él personifica el tipo del jesuita enfermo de profesión, que por estar siempre delicado, le sientan mejor las comidas de los magnates que la del refectorio conventual; necesita cuidados, reposo, atmósfera tibia y aguas termales, esto sin falta. A Coloma podríamos llamarle el jesuita de los balnearios distinguidos: allí hace jesuitismo como los viajantes el artículo de su comercio. (...) Llegada la época, sale para Alzola, por ejemplo, donde veranean la condesa de Nalgares, la marquesa de Casa Melamenando y la señora y señoritas del banquero Agarramendi. (...) En Madrid no hace vida conventual; un duque le cede habitación y le pone mesa en su palacio; allí está regalado a lo príncipe: entra, sale, recibe a sus relaciones, come fuera, si lo invitan, y vuelve a la hora que se le antoja. José Ferrándiz, Sotanas conocidas, 1913, p. 93-94.

Entró en la Real Academia de la Lengua Española en 1908 y falleció en 1915.

161 Aniversario del nacimiento de Luis Coloma (Google)

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