Cogemos el coche de nuevo para visitar el pueblo de Salvacañete, a orillas del río Cabriel. Ubicado en lo alto de un cerro, lo primero que vemos a la entrada del pueblo es la bonita hornacina con la imagen de San Cristóbal. Después, paseando por sus calles, veremos la Plaza Mayor con su iglesia, el ayuntamiento, con su curioso reloj de fachada, y buenas casas señoriales. Subiendo por sus estrechas y empinadas calles, veremos buenas casas encaladas de arquitectura popular, y al llegar a la cumbre del cerro, coronado por una gran cruz metálica, disfrutaremos de unas excelentes vistas del valle del Cabriel, y del principio del espectacular cañón que forma aguas abajo.
Precisamente cogemos ahora la carretera de El Cubillo y Alcalá de la Vega para adentrarnos en el cañón, donde en algunas pequeñas zonas de parkin podemos hacer paradas para observar tranquilamente el río Cabriel encajonado entre altísimos paredones rocosos.
Después de salir del cañón llegamos a Algarra, un pueblo pequeñito que ofrece una bella estampa por su situación encalada en la ladera de un cerro y por sus blanquecinas viviendas.
A continuación llegamos a otro de los platos fuertes de la ruta: Moya. Se trata de un antiguo pueblo monumental situado en una altimeseta, de más de un kilómetro de largo de punta a punta, amurallado en su totalidad, compuesto de castillo, viviendas, iglesias, conventos y monasterios. Casi todo el conjunto se encuentra en ruina, pero yo calificaría de imprescindible la visita a esta villa monumental ya que, a pesar de su decadencia, ofrece gran cantidad de atractivos.
Accedemos al recinto por una doble puerta en codo rehabilitada que nos conduce a la plaza del pueblo, donde se encuentran las dos únicas edificaciones que se conservan en perfecto estado: la iglesia de Santa María la Mayor y el ayuntamiento, hoy taller, que dan servicio al Arrabal, el pueblo extramuros.
Desde la plaza, hacia un lado tenemos los restos de un monasterio, que ahora está siendo rehabilitado, del cementerio y de otras edificaciones; en la zona central las ruinas de las viviendas que conformaban el pueblo, y otras pertenecientes a diversos edificios religiosos; y en el otro extremo el castillo con sus torreones cilíndricos.
En la parte más vulnerable de la meseta hay doble muralla, mientras que por el otro lado ejerce de defensa natural la propia roca de la montaña. Encontramos por todo el recinto variedad de puertas de acceso, rehabilitadas todas ellas junto con sus tramos de muralla más cercanos.
Decir que hay carteles explicativos que nos harán más instructiva la visita, y también que desde cualquier parte del perímetro de la muralla tenemos excelentes vistas de esta zona de transición entre la Serranía Sur y la Mancha conquense.
Y como colofón a nuestra ruta, nos dirigimos al cercano Rincón de Ademuz, territorio perteneciente a la Comunidad Valenciana enclavado entre las provincias de Cuenca y Teruel. Concretamente vamos al pueblo de Arroyo Cerezo, pequeña localidad agrícola y ganadera, punto de partida de una bonita y sencilla ruta de senderismo que sube al alto llamado Cruz de los Tres Reinos, cima situada a 1.560 metros de altitud, lugar donde se unen las actuales provincias de Teruel, Cuenca y Valencia, y antiguos reinos de Aragón, Castilla y Valencia.
Pero antes de subir, saliendo de Arroyo Cerezo hacia el cercano pueblo turolense de Veguillas, nos encontramos una pequeña pero hermosa cascada formada por un hundimiento de rocas, en un pequeño cañón esculpido por el Arroyo del Cerezo.
Para hacer la ruta nos situamos en el barrio alto del pueblo, de donde sale un camino de tierra que asciende en suave pendiente, primero entre campos de labranza y luego entre bellos bosques de sabina. En un momento dado, hay que salirse de este camino para seguir diversas sendas, pero no hay pérdida siguiendo la señalización blanca y amarilla, que nos conducirá hasta el alto de la Cruz de los Tres Reinos, donde hay un vértice geodésico y carteles indicadores de distintas rutas de senderismo que por allí discurren. Desde el pueblo habremos recorrido unos 4 kmts., sin mayores dificultades.
Podemos regresar a Arroyo Cerezo por el mismo camino que subimos, o bien volver por Veguillas, dando un poco más de vuelta, pero siempre por hermosos sabinares.
Y aquí en este lugar, disfrutando de las espléndidas vistas, acabamos nuestro recorrido por la Serranía Sur de Cuenca.
Saludos
EL RURAL