Esta ruta consiste en darnos una vuelta por los alrededores
de Palencia para observar una buena colección de esclusas del Canal de
Castilla. Aprovecharemos, de paso, para visitar la ciudad, que bien merece un
tranquilo paseo, y terminaremos en el pueblo de Ampudia, que nos sorprenderá
por sus numerosos encantos.
Para ponernos en situación, diremos que el Canal de
Castilla es una impresionante obra hidráulica inacabada del siglo XVIII, cuyo
objetivo era trasladar productos agrícolas desde el norte de la provincia de
Palencia hasta el sur, mediante un cauce artificial navegable.
Este canal parte de Alar de Rey, cerca de la comarca
del Alto Campoo, de donde toma las aguas del río Pisuerga, y baja hacia el sur
hasta las inmediaciones de Palencia, donde se divide en dos ramales: el que
baja a Medina de Ríoseco, llamado Ramal de Campos; y el que pasa por Palencia y
acaba en Valladolid, llamado Ramal Sur.
En el siglo XX, con la aparición de
las carreteras y los vehículos a motor, el Canal fue perdiendo la utilidad para
la que fue construido, pero actualmente sigue cumpliendo una magnífica labor de
abastecimiento de agua a la población y de regadío para los cultivos, y está
declarado Bien de Interés Cultural. Además, en algunos tramos, se pueden dar
paseos en barcos de recreo.
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Doble esclusa de Grijota |
Dicho todo esto, nos vamos a
centrar en el método empleado para salvar los desniveles del Canal, y poder así
hacerlo navegable. Me estoy refiriendo a las esclusas, que son una especie de
bañeras de piedra situadas en los saltos de agua, las cuales, con el barco
dentro, mediante un sistema de compuertas y conductos de agua, serán
llenadas o vaciadas, elevando o descendiendo el mismo según proceda.
En los alrededores de Palencia
podemos ver un buen número de estas curiosas construcciones de ingeniería
hidráulica. Muchas de ellas tienen paneles explicativos, y también hay que
decir que algunas están bien señalizadas, y otras no tanto. Hay que tener en
cuenta que unas están bien visibles, junto a las carreteras, pero para llegar a
otras hay que andar un poco por caminos o sendas. Cada una se la conoce con un
número de orden desde el inicio del Canal en Alar de Rey.
Empezamos el recorrido en Grijota,
pueblo cercano a Palencia, donde, junto al casco urbano, saliendo hacia la
capital, veremos las esclusas 28 y 29. El alto "escalón" que aquí
forma el Canal hizo necesaria la construcción de dos juntas.
Siguiendo el curso del agua por
carreteras paralelas llegamos a la antigua fábrica de harinas "La Treinta", donde se
encuentra la esclusa del mismo número.
Ya entrando en Palencia veremos la
31 y la 32 y, aguas abajo, en Villamuriel de Cerrato, la 33 primeramente, y
pasado el pueblo, el conjunto más espectacular de esta zona: la 34, 35 y 36
juntas. No perdérselo.
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Catedral de San Antolín |
Una vez terminado este recorrido
por las esclusas, hacemos parada y fonda en Palencia, ciudad que nos
sorprenderá gratamente.
Situada a orillas del río Carrión,
que no mucho más abajo vierte sus aguas en el Pisuerga, cuenta con un
interesante patrimonio monumental, encabezado por la catedral de San
Antolín, patrón de la ciudad, construida sobre una cripta prerrománica que es
una auténtica joya.
La calle Mayor es larguísima, con soportales
y arquitectura modernista, que contrasta con la Plaza Mayor, de
aspecto más rústico. Parece la plaza de un pueblo y no de una capital, lo que
le da un toque encantador.
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Puentecillas |
Vamos a destacar dos iglesias: la
de Nuestra Señora de la Calle,
preciosa por dentro, con un extraordinario retablo mayor barroco donde se
encuentra la imagen de la patrona de la ciudad; y la de San Miguel, que tiene
un impresionante torreón fortificado.
Cerca de ésta última encontramos el río
Carrión, con sus bonitas y arregladas orillas. El parque "La Isla" está en una zona
rodeada por las aguas del río por un lado, y por un canal artificial para
abastecimiento de un molino por el otro.
Destacar también tres de los
puentes que cruzan el Carrión: el Puente de Hierro, con su estructura típica de
primeros del siglo XX; el Puente Mayor, con buenos sillares de piedra y
contrafuertes; y el Puentecillas, el más antiguo, de origen romano, y el más
rústico y encantador.
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Cristo del Otero |
Conviene visitar también el
Parque de la Huerta
de Guadián donde, además de ver sus cuidados jardínes, podremos contemplar la
espléndida ermita románica de San Juan Bautista, que fue trasladada desde
Villanueva del Río Pisuerga, pueblo del norte de la provincia, antes de que
fuera anegado por las aguas de un embalse nuevo.
A las afueras de Palencia hay
dos cosas más que no debemos perdernos. Una es el Cristo del Otero, situado
sobre un alto cerro desde el que tenemos preciosas panorámicas de toda la
ciudad. Allí veremos la impresionante imagen de más de 20 metros de
altura del Sagrado Corazón, obra del escultor palentino Victorio Macho, y
que es una de las estampas más célebres de la ciudad. También veremos la ermita
que hay a sus pies, y un museo con obras del artista.
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Castillo de Ampudia |
La otra, en el lado opuesto, a unos
cinco kilómetros por carretera, es el Monte El Viejo. Se trata de una amplia
meseta cubierta de bosques de encina y pinar, atravesada de caminos, idónea
para pasear y practicar footing o bicicleta. Cuenta con canchas polideportivas,
piscina, restaurante y hasta un pequeño mini-zoo donde podremos ver corzos en
estado de semilibertad. Además hay un mirador con espléndidas vistas de la
ciudad y de los valles de los ríos Carrión y Pisuerga, que confluyen en esta
zona. Todo ello hace de este monte un lugar precioso de ocio en plena
naturaleza muy frecuentado por los palentinos.
Nos dirigimos ahora al pueblo de
Ampudia, situado a unos 30
kilómetros al suroeste de Palencia. Antes de llegar
pasaremos por el Monasterio Cisterciense de Nuestra Señora de Alconada, con su
magnífica iglesia.
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Ampudia. Calle Mayor |
Una vez en el pueblo, podemos
empezar visitando la colegiata de San Miguel, impresionante por fuera, con su
altísimo y bonito torreón, y preciosa por dentro.
Dando un paseo por el pueblo, recorremos
la bellísima calle Mayor, muy larga y toda llena de soportales. Una de las
calles de pueblo más bonitas que he visto.
Para acabar subimos al castillo,
grande y bien conservado, con buenos torreones de planta cuadrada. En el
interior, en las dependencias anexas al patio, podemos ver una excelente
colección de arte y antiguedades, además del resto del edificio, Torre del
Homenaje, salas, adarves, etc. También tenemos buenas vistas del pueblo y de
toda la zona.
Y aquí ponemos punto y final a esta
ruta por la Castilla profunda, esa que siempre nos sorprende aunque no lo
esperemos.
Saludos
EL RURAL