sábado, 14 de julio de 2012

Aniversarios Doodlelianos

150 Aniversario del nacimiento de Gustav Klint





Gustav Klimt

(Viena, 1862 - id., 1918) Pintor austriaco. Fue la figura más representativa del modernismo pictórico (Jugendstil) en el mundo de habla alemana. Se formó en la escuela de artes aplicadas de su ciudad natal y triunfó como autor de grandes pinturas decorativas en un estilo de corte academicista, del que constituyen un buen exponente las pinturas de la escalera del Museo de Historia del Arte de Viena.

En 1897, su interés por el arte de vanguardia lo llevó a abandonar la Asociación de Artistas Vieneses y a fundar, con algunos amigos, la famosa Secesión Vienesa, de la que fue el primer presidente y máximo exponente. Las pinturas murales alegóricas para la Universidad de Viena, en las que se advierte ya un evidente cambio de estilo, suscitaron duras críticas, por lo que el artista abandonó el encargo antes de finalizarlo (las que había concluido las destruyó un incendio en 1945).

Como consecuencia de este episodio, ya no volvió a recibir encargos oficiales, pese a lo cual realizó gran cantidad de telas, en primer lugar paisajes plasmados con una concepción muy peculiar de la perspectiva y en los que predominan las tonalidades verdes, y después, sobre todo, figuras femeninas, que constituyen lo más conocido y valorado de su producción.

En estas obras supo combinar el realismo del retrato con un decorativismo extremo en los fondos y los vestidos, en los que predominan los tonos amarillos y dorados y los motivos inspirados en las alas de mariposa o las colas de pavo real. Destacan, entre otras muchas obras, El beso, Salomé y Judith I, imbuidas todas ellas de una sensualidad palpable. El Osterreichische Museum de Viena conserva una excelente colección de su pintura.

Sentado frente al río...

Sentado en un banco frente al río, paladeando unos minutos para mí sólo, me vienen a la cabeza muchos recuerdos de juventud. Me sorprendo de lo mucho que he vivido y de la intensidad con la que lo he hecho. Desde un punto de vista práctico, no he conseguido sino sobrevivir, como el común de los mortales. Pero llevo a la espalda un saco de momentos inolvidables, con personas inolvidables. Algunos siguen en mi vida, otros ya no están. Todos son parte de mí. He viajado por el mundo con una moral heredada de la de mi padre y matizada con las ideas de sabios, locos y películas en blanco y negro un sábado por la tarde. He fabricado sueño tras sueño y he despertado siempre en el mismo sitio, para volver a empezar a soñar y volver a despertar en el mismo sitio. He sido bueno y he sido malo a veces, y así es como voy a ser, que decía la canción. Me arrepiento de lo que no he hecho mucho más de lo que he hecho, que a lo hecho, pecho. Creo que he regalado más sonrisas que lágrimas, y, de verdad, cuando me ha tocado hacer daño diría que he llorado más que las víctimas.

Mi pequeña historia tiene casi siempre decorados de bares, salvo en los tiempos de los pañales, en que vivía secuestrado por mi camada. Desde hace ya mucho llevo una foto de Eva en la cartera, y media docena de los niños a medida que van creciendo, aunque todavía no he entrado en la fase de enseñárselas a todo el mundo.

Me ha acompañado la suerte con mi familia, con mis amigos y hasta con la salud, que no todo el mundo puede presumir, con Lou Reed y conmigo, de haberse dado un paseo por el lado salvaje. En estos casi cincuenta años he aprendido a apreciar el valor de la risa, de la conversación y de la cerveza. Me han instruido más mis amigos, rodeado de cañas, que la universidad, y hay camareros que me han dado lecciones magistrales que no igualaría ningún catedrático. Y todavía tengo ganas de conocer a más gente que me cuente más historias...

Soy feliz a ratos, y hay ratos en los que soy muy feliz. Si pudiera hacer felices a todos los que quiero, seria feliz muchos más ratos, pero tengo que conformarme con lo que tengo. A veces caigo en profundos abismos de los que salgo igual que entro, sin darme cuenta, y me queda la impresión de que la vida es una montaña rusa diseñada por un esquizoide febril. Y de esos periplos por el reverso tenebroso, no me molestan tanto mis angustias como la inquietud que provoco en los que me quieren. De eso sí que me arrepiento, pero no he encontrado la medicina que lo cure.


Pido perdón por la parrafada…No sé a que viene esto. Será que ya he perdido la costumbre de estar sólo, en buena parte por culpa de este invento demoníaco de las redes sociales. Pero esta mañana, allí en el río, me he acordado de todos y le he dado las gracias al Dios que fuere por mi saco lleno de momentos.

Me voy a tomar una cerveza a cualquier bar, que seguro que alguien está deseando enseñarme algo sorprendente.

viernes, 13 de julio de 2012

La confianza de los mercados...

No recuperamos la confianza de los mercados. Me he echado a pensar en ese asunto. Me he metido en los zapatos de un inversor danés, me he tomado una Calsberg y he analizado la situación. Traduzco mis reflexiones, que creo no tener ningún amigo danés en el blog:

“Tengo cien millones de euros para invertir. Podría invertirlos en España, que me gusta mucho desde aquellas vacaciones en Guardamar. Veamos las noticias.

-          Parece que tienen un boquete de las dimensiones de un agujero negro en la parte de la banca que ellos llamaban antes cajas de ahorros, que ya al cambiarle el nombre dan idea de que dentro no debía quedar nada de los ahorros de los incautos que depositaron allí su dinero. No parece serio.
-          De los responsables del desaguisado, hay muy poquitos procesados y… ¡ninguno en la cárcel! A Madoff, en EEUU, le han condenado a 150 años de cárcel. En Islandia, no sólo han encausado judicialmente a los responsables económicos, sino que obligaron al gobierno a dimitir. En España no ha dimitido ni el conserje de la Diputación Provincial de Málaga. No parece serio.
-          La estructura política de España me resulta incomprensible. El Gobierno Central sólo controla la mitad del presupuesto, hay unos entes llamados Comunidades Autónomas que parecen políticamente reinos de Taifa y que han gastado como Emiratos petroleros, y hasta el Alcalde de la pedanía más canija se puede poner el sueldo que le pase por el mismo, aunque para cobrarlo tenga que endeudar al pueblo hasta el siglo XXIII. No parece serio.”

Me abro la segunda Calsberg y decido invertir en Turkmenistán, un país mucho más serio.

No obstante, amigo danés, cualquier asesor de cualquier administración, contratado digitalmente, o sea, a dedo, con un salario de 6.000 euros al mes, te puede explicar que la culpa del desaguisado la tienen los trabajadores, los parados, los funcionarios, los autónomos y los pequeños comerciantes…no los políticos. Y ahora el que se va a cocer a cervezas para no acordarse soy yo.

Confidencias tabernarias

I Concurso de Relatos Hiperbreves


CONFIDENCIAS TABERNARIAS     (AUTORA: SUSANA REVUELTA)

«… usted me entiende ¿verdad que sí, don Blas? Ella era lo único que me quedaba. Tantos años juntos y ahora pretendía abandonarme. Yo siempre la animaba —veeenga, que ya falta poco—, pero nada. Caminaba a su lado, tiraba de ella y todo eran protestas. Quizá fue culpa mía: tan distraído estaba yo con mis cosas que no presté suficiente atención a sus necesidades, y entretanto ella se iba volviendo cada vez más exigente y achacosa y vieja y fea…. Hasta que un día, harto de oír sus desgracias, me dije ¡basta! Y la empujé por aquel barranco. Pero yo no fui, fue el maldito cariñena que se apoderó de mi».

Mientras pasa un trapo sucio por la barra, Blas escucha con aparente desinterés, como suele hacer con los parroquianos de ojos encharcados. Observa al pobre infeliz que ahoga sus penas en un vaso; una bicicleta despeñada no le parece mala idea. Ahora mismo está pensando en decirle un par de cosas a su Vespa y esta vez va a ser muy en serio, qué se ha creído.

jueves, 12 de julio de 2012

Jueves, 12 de julio de 2012

"Hay cuerdas en el corazón humano que sería mejor no hacerlas vibrar."

Charles Dickens

 En una fábrica de betún para calzado, cerca de la que hoy es la estación de trenes Charing Cross, de Londres, Charles Dickens comenzó a trabajar. Pegaba etiquetas en las latas por 6 monedas a la semana. Aunque era un hijo de la clase media, su padre se pasó la vida de deuda en deuda, hasta que por la época en que Dickens comenzó a trabajar, a los 12 años, estaba preso justamente por éso: por no pagar sus deudas.

 Dickens nació en Landport, Portsmouth, el 7 de febrero de 1812, hace exactamente 200 años. Su padre trabajaba en una dependencia naval y él era el menor de ocho hermanos. En 1817 la familia comenzó un largo periplo, hasta que en 1822 llegaron a Londres, la neblinosa ciudad en la que John, su padre, termina en la cárcel de Marshalsea. Charles se mantenía con lo que ganaba en la fábrica y además ayudaba a su familia, que vivía en la cárcel junto al padre.

 Hasta los 9 años, Dickens no había recibido ninguna educación formal, fue casi un autodidacta, si se exceptúa su paso por una escuela privada, pero pasaba el tiempo leyendo: fue un lector voraz, especialmente de libros como Robinson Crusoe y Don Quijote .

 Las cosas parecieron comenzar a mejorar cuando su abuela materna murió y dejó una herencia de 250 libras. Pero Elizabeth, su madre, pretendía que Charles continuara con su trabajo en esa fábrica de betún. Es decir, en condiciones de humillación, de casi esclavitud. Era la vida miserable que podía esperarse de esa sociedad victoriana de comienzos del siglo XIX.

 En 1827 comenzó a escribir crónicas judiciales, aprendió taquigrafía y consiguió su primer empleo como cronista parlamentario. Dickens tuvo una leve tentación por el teatro, pero finalmente lo ganó, de manera contundente, la escritura. Fue reconocido en Londres como un gran cronista y por esos años publicó las primeras entregas de “Los papeles póstumos del club Pickwick”. En 1836 se casó con Catherine Thompson, con la que tuvo diez hijos. Se separó de ella después de 20 años de matrimonio, con un enorme escándalo.

 Pero mucho antes, la fama de Dickens traspasaba las fronteras. Tuvo, entre otras habilidades, la de hacer que sus novelas, complejas, fuera populares. La publicación por entregas en medios gráficos de Oliver Twist, con esa enorme descripción de la pobreza y los suburbios de Londres, el relato de un niño huérfano con la brutalidad como único horizonte, fueron claves. Después llegaron Nicholas Nickelby y El almacen de antigüedade s, en la que la protagonista es una niña rodeada de gente siniestra. Dickens comenzó a viajar –a Estados Unidos, entre otros países– y poco después escribió Cuentos de Navidad . Entre 1849 y 1850, publicó David Copperfield.

miércoles, 11 de julio de 2012

Ella, la primera

I Concurso de Relatos Hiperbreves


ELLA, LA PRIMERA     (AUTORA: TASHAT)

Era difícil saber con certeza que era lo que le excitaba más, si su inocencia, su anguloso y pétreo semblante, sus voluptuosas curvas,...

  No podía dejar de mirar aquel seductor ángel que amenazaba con llevarse su alma tras aquella noche. Lo había oído incesantemente en clase, sus amigos le habían asegurado que no había nada mejor que aquella sensación de saberla tuya, de poseerla y dejar que las horas pasaran sin importar el mañana.

  Por cómo hablaban parecía más una droga, casi un castigo en lugar de un éxtasis de placer casi puro producido por el contacto humano.

  Se dirigió hacia el escritorio y abrió el segundo cajón, en su interior un bote de lubricante efecto calor y una caja de preservativos sabor chocolate. Cogió el primero, lo dejó sobre la mesita y encendió las velas de color rojo que había dejado con antelación.
   
  Una vez junto a la puerta de su cuarto echó el cerrojo y apagó la luz. Se tumbó en la cama y acarició los mismos pechos que contemplaba antes en su espejo. Tenía 15 años e iba a masturbarse por primera vez.

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La siguiente la pago yo por Rick, Diógenes de Sinope y Albert se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.