Reanudamos nuestro recorrido por la provincia de Soria.
Desde Langa de Duero comenzamos a subir hacia el norte para llegar a uno de los mejores espacios naturales de toda la provincia: el cañón del río Lobos. Espectacular y larguísimo, con paredones rocosos verticales de más de 100 metros de altura. El paraje de la ermita de San Bartolomé, además de ser precioso, ofrece la posibilidad de introducirse en una gran cueva. Desde el parking hasta la ermita son unos dos kilómetros andando, muy cómodos, aunque es muy recomendable meterse más de lleno en el cañón para descubrir y disfrutar de más recorrido.
Cerca se encuentra Casarejos, bello pueblo de piedra, para después llegar a San Leonardo de Yague, con su castillo abaluartado. Este pueblo y el cercano Navaleno están totalmente rodeados de pinar, en un gran entorno natural.
Visitaremos ahora otros dos espacios naturales, próximos entre sí. El primero es La Fuentona, en Muriel de la Fuente. Se trata del nacimiento del río Abión, una charca gigante de agua color turquesa, rodeada de altos roquedos. En un arroyo cercano, en época de lluvias, puede verse una hermosa cascada de unos 20 metros de altura.
Cerca se encuentra el otro espacio natural: el sabinar de Calatañazor. Se trata de un recinto vallado, al que se pude acceder, en cuyo interior podemos contemplar sabinas centenarias y otras más jóvenes. Un lugar para dar un tranquilo paseo, y disfrutar de su silencio y de su belleza.
Al lado está el pueblo medieval de Calatañazor. Al recorrer sus calles uno tiene la sensación de que el tiempo se paró aquí hace siglos. Muy curiosas sus chimeneas troncocónicas, llamadas chimeneas pinariegas. Tengamos en cuenta que ya nos introducimos en el norte de la provincia, más conocido como "tierra de pinares".
Después, tras visitar el bonito pueblo de Abéjar, llegaremos al embalse de la Cuerda del Pozo, primera retención del agua del Duero después de su nacimiento. De grandes dimensiones, y totalmente rodeado de pinares, sus orillas son muy visitadas, sobre todo en verano, y especialmente la zona conocida como la Playa Pita, auténtica playa de arena fina, y donde se pueden practicar deportes náuticos. Por toda esta zona hay variedad de campings.
Junto al embalse podemos visitar el pueblo de Molinos de Duero, con buenas casas de piedra, y al lado Vinuesa, uno de los pueblos más bonitos de Soria, de bellísima arquitectura popular.
También en esta zona, ya en las faldas de los Picos de Urbión, se encuentra Duruelo de la Sierra, y su mirador de Castroviejo, en las afueras, subiendo a Urbión, una especie de ciudad encantada con curiosas formas rocosas y espectaculares vistas.
A continuación nos disponemos a visitar uno de los lugares más visitados, si no el que más, de toda la provincia: la Laguna Negra. Situada a 2.000 metros de altitud, en un paraje natural de belleza incomparable.
Decir también que en esta zona tenemos la posibilidad de hacer numerosas rutas de senderismo, incluida la subida al Urbión, cumbre de estas montañas, con sus 2.228 metros de altitud.
Bajando hacia la capital, cerca de la misma, parada imprescindible es Garray, donde se encuentra el famoso yacimiento arqueológico de las Ruinas de Numancia, antigua ciudad celtíbera, y luego romana, conocida por la larguísima resistencia de sus habitantes a las tropas del Imperio Romano, y orgullo de todos los sorianos.
A continuación llegamos a la capital, pequeña, tranquila y bella. Buenas iglesias románicas, como la de Santo Domingo, la de San Juan de Rabanera y la de Nuestra Señora del Espino; buena plaza mayor; el parque de la Alameda de Cervantes; el parque El Castillo, en lo alto de la ciudad, con hermosas vistas; el Paseo del Mirón, en la otra parte elevada de la ciudad; el Museo Numantino, auténtico museo arqueológico que se nutre de los diversos yacimientos de la provincia. Y como no, su río, ese Duero encajonado, de hermosas y arregladas orillas, que nos conducen a la ermita de San Saturio, patrón de Soria, levantada en un lugar imposible, hermoso, que tanto cautivó a Antonio Machado y a Bécquer. También junto al río se encuentra el monasterio de San Juan de Duero, cuyos arcos entrelazados de su claustro son una de las imágenes más exportadas de Soria. Y hablando de claustros, no perderse tampoco el de la concatedral de San Pedro.
A las afueras de Soria, por la carretera de Burgos, es muy recomendable visitar el monte Valonsadero, hermoso espacio natural de sotos y roquedos, lugar de ocio muy frecuentado por los sorianos.
Subiendo de nuevo hacia el norte, nos dirigimos hacia las "Tierras Altas", zona apartada y despoblada, pero de bello entorno montañoso. Encontramos buenas vistas en lo alto del puerto de Oncala, antes de llegar al bonito pueblo de Yanguas, y al cercano de Diustes, con sus casas y puentes de piedra, rodeados ambos de altas montañas.
En esta zona se pude seguir la conocida como "ruta de los icnitas". Se trata de recorrer varios pueblos donde se conservan huellas de dinosaurios, con reproducciones a tamaño natural de algunas especies de ellos. Concretamente nos referimos a Villar del Río, Bretún y Santa Cruz de Yanguas, cercanos entre sí.
Cerca se encuentra el pueblo de San Pedro Manrique, famoso por su "Paso del fuego", personas que pasan descalzas sobre las brasas del fuego en la noche de San Juan. El graderío y ermita donde se celebra este acto son de piedra, dándole al escenario un bello aspecto rústico.
A pocos kilómetros se encuentra Valdelavilla, antiguo pueblo abandonado y arreglado hace algunos años con muy buen gusto por la Junta de Castilla y León como villa turística de casas rurales.
Magaña es otro pueblo cercano que merece la pena visitar. Cuenta con un interesante castillo, aunque algo destartalado.
Más hacia el sur llegamos a Almenar de Soria, que cuenta con el castillo mejor conservado de la provincia. Eso sí, es privado y no se visita. Preciosa la ermita de la Virgen de la LLana.
Camino del Moncayo nos encontramos con Noviercas, que cuenta con un magnífico torreón medieval, para, poco después, llegar a Ólvega, pueblo muy industrial, con un bonito centro urbano, y una iglesia con buena torre almenada.
Al pie del Moncayo llegamos a Ágreda, pueblo muy monumental, con mucha influencia árabe, como se demuestra en algunas torres y puertas de la antigua muralla, y en sus cuidadas huertas distribuidas en bancales.
Subiendo al Moncayo, parada imprescindible es Vozmediano, donde, además de su apuntalado castillo, podemos visitar el nacedero del río Queiles. Es impresionante la cantidad de litros de agua que surgen de la tierra en este manantial, un auténtico espectáculo natural que no hay que perderse. Se llega a él por un cómodo sendero señalizado, a solo 500 metros del pueblo.
Es la montaña del Moncayo un gran depósito de agua, en su vertiente atlántica, la que da al Duero, pero la mayoría de sus manantiales dan a la vertiente mediterránea, la que baja al Ebro. Es por ello el dicho popular de la zona: "Ay Moncayo, traidor, que robas a Castilla para hacer rico a Aragón".
Solo quedaría ya, para los más atrevidos, hacer una dura ruta de senderismo para subir a la cima del Moncayo, con sus 2.316 metros de altitud.
Hasta aquí el recorrido por la provincia. No me quiero olvidar de su rica y variada gastronomía, donde podemos destacar la caldereta soriana, el lechazo y los platos condimentados con setas o trufas, muy abundantes en esta tierra, regado todo ello con un buen vino de "Ribera del Duero", cuya denominación de origen comprende parte de la provincia.
Nada más, un saludo y feliz viaje a los que visiten la provincia, no os arrepentiréis.
Ir a Soria (primera parte).
Escrito por AOC