Una vez visto el centro hay que subir a ver el larguísimo castillo que ocupa casi un kilómetro de crestería de la Sierra Vernissa, a las afueras, ascensión que se puede hacer en coche o a pie. Esta última opción es muy recomendable, ya que no es un trecho muy largo, apenas kilómetro y medio, y es la mejor manera de ir descubriendo todos los encantos que se van encontrando durante la subida.
En primer lugar, tras haber ganado ya un poco de altura, veremos la ermita de San José, muy grande, situada junto a un mirador justo encima del casco urbano. Junto a ella sale un caminillo que nos lleva en pocos metros en primer lugar a los restos de la antigua ciudad romana, cuyos detalles tenemos en un cartel explicativo, y acto seguido a la ermita de San Félix, patrón de Játiva, con un bonito porche sostenido por buenas columnas de piedra.
Desde esta ermita parte una senda que en apenas 200 metros nos lleva hasta La Nevera, un antiguo pozo de nieve de gran diámetro y profundidad, lo cual podemos comprobar asomándonos a las verjas que se abren a su interior. Y siguiendo la misma senda llegaremos, justo debajo de la muralla, a una zona de cortados rocosos en la que hay varias cuevas y abrigos, situándose en uno de éstos un curioso santuario con la imagen de una Virgen y un altar para decir misa.
Desde aquí tenemos que elegir entre subir hacia el castillo por sendas más complicadas, o bien volver sobre nuestros pasos hasta la ermita de San José, donde retomamos la carretera asfaltada que nos conduce, en una bonita ascensión entre bosque de distintas especies arbóreas, hasta la puerta del mismo.
Nada más entrar encontramos la parte mejor conservada, lo cual es debido a que en la primera mitad del siglo XX el castillo fue adquirido por el empresario Gregorio Molina, que estableció su domicilio en esta zona, que ahora está habilitada como museo.
Hacia saliente, y siempre ya dentro del recinto amurallado, subimos hacia el Castell Menor, al que accedemos por una estratégica y estrecha entrada alargada entre dos muros. Arriba hay una buena torre con un bonito ventanal de arco apuntado que hace de mirador del resto del castillo, y por dentro veremos interesantes detalles como unas letrinas muy bien conservadas o un aljibe circular excavado en la roca. En el extremo hay un tramo de adarve de la muralla al que se puede subir, con unas vistas magníficas de la población y el Macizo de Caroig hacia el norte, del resto de la Sierra Vernissa hacia el este, incluyendo el cercano mar Mediterráneo si el día está claro, y un bonito valle hacia el sur. Llaman la atención también las murallas que bajan hacia el casco urbano.
Pasando de nuevo por la casa-museo, hay antiguas dependencias que ahora son aulas explicativas sobre la historia del castillo, y al lado, aprovechando la pendiente, una escalera que hace de graderío de un auditorio para actuaciones, muy bien rodeado de fuentes y jardines.
Hacia poniente entramos en el llamado Castell Mayor, donde veremos restos de un palacio, una capilla y un aljibe grandísimo, además de poder subir a algunos tramos de muralla con sus buenas vistas. Hay también una pequeña puerta que sale a extramuros y baja hasta unos curiosos aljibes romanos, cuatro concretamente, a cuyo interior podemos acceder para ver cómo están conexionados entre sí.
SALUDOS
EL RURAL
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