Como
la existencia tiene mucha retranca y esto de ser humano es un jodido
carrusel de subir cuestas hormonales y bajar pendientes racionales,
para acabar llegando al mismo punto, la mitad de las veces sin pasar
por la casilla de salida y sin cobrar los cien mil euros, resulta que
aprendes tanto o más de los que te defraudan que de los que te
quieren. Ahora toca lo de la serie de la tele, vivir en tiempos
revueltos, y acabo cada jornada con la sensación de estar
protagonizando uno de esos programas de supervivencia, en los que
cuelas el agua sucia con un calcetín más sucio aún, el menú del
día son escarabajos peloteros y te limpias el ojal con unas hojas de
palma. Aparcas los proyectos, aunque no puedas dejar de proyectar, te
mueves lo menos posible para no consumir energía y te quedas dormido
sin querer dormirte, porque te vence el cansancio. Se diría que
estás permanentemente haciendo saltos al hiperespacio a la velocidad
de la luz, y que el paisaje son esas líneas brillantes que las
estrellas dibujan cuando el Halcón Milenario acelera a tope. Lo que
no me esperaba de mí mismo a estas alturas, todo canas y pérdida de
masa muscular, era la capacidad de dar siempre un paso más, echar
adelante el pie sin destino previsto, sin plan preconcebido, sin
paneles indicadores, sin pancarta de meta a la vista y sin título de
transporte válido. Ahora que todos andan inquietos porque llega el
fin del mundo, porque se acaban los recursos, porque vienen los
rojos, porque nos invaden los radicales religiosos, nos acomete el
Fondo Monetario Internacional y Matías Prats no hace más que
insistir, me sorprendo a mí mismo corriendo por la playa de Omaha,
mientras silban las balas, con la única determinación de
sobrevivir. Y, sin embargo, siento que siento y pienso que pienso.
Todo confuso, atropellado, pero real.
Tal
vez sea cierto eso que dicen los gurús de la autoayuda de que los
cambios son oportunidades. O tal vez sea la última esperanza de un
animalillo aterrado que corre porque su cerebro le repite que es lo
único que puede hacer.
En
cualquier caso, voy a pedir otra cerveza.