Saliendo del bloqueo. Cómo Cádiz en 1802, pero de secano.
Descubriendo que nunca acabas de descubrir. Sobre todo lo bueno. Sintiendo a mis amigos cerca y su respeto y su cariño. Vale la pena atravesar el desierto como Moisés. Porque la Tierra Prometida no es un vergel. La tierra prometida está en el corazón de los tuyos.
Empezando de nuevo. Con más experiencia. Inútil, porque al final lo que me lleva nunca es la razón. Ni falta que hace. Pero sabiendo que hay una razón en cada palabra, en cada abrazo y en cada mirada.
Conocer a gente maravillosa es una suerte. Disfrutarla, un privilegio. Y que se queden dentro de ti hasta que desaparezcas, es un premio y un honor.
Cerrar puertas y abrir puertas. Saltar a otros destinos.
Otro paso más. Paso a paso. Golpe a golpe y verso a verso. Apasionante el viaje por la existencia. No os paréis. Eso es peor que estar muerto.
Os espero en el siguiente regato, a la sombra de un sauce y fumando un cigarro.