domingo, 17 de julio de 2016

LA RIOJA: MONASTERIO DE VALVANERA

     En esta ocasión, en vez de hacer un recorrido por una determinada sierra o comarca, vamos a centrarnos en un lugar concreto que por sí solo merece una visita pausada.
   
     Nos situamos en la parte suroccidental de La Rioja, en la Sierra de la Demanda, concretamente en el Monasterio de Nuestra Señora de Valvanera, ubicado en el barranco del río del mismo nombre, afluente del Najerilla, que a su vez desembocará en el Ebro en Nájera.

     Precisamente desde esta localidad parte la carretera LR-113 hacia Anguiano, y pasado este pueblo sale la pista asfaltada que en 5 kmts. nos deja en el Monasterio. También se puede llegar desde Salas de los Infantes en la provincia de Burgos.
   
     Según nos acercamos al monasterio ya nos vamos dando cuenta de que se encuentra en un lugar de belleza natural extraordinaria. Una vez en el parkin, veremos un alargado mirador que se asoma al barranco del río, desde el cual tenemos unas excelentes vistas de todo este entorno montañoso cubierto de frondosos bosques de arbolado diverso.

     Y una vez puesto en funcionamiento el de la vista, vamos a disfrutar también de otros dos sentidos: el del oído, ya que solo escucharemos el canto de los pájaros, el sonido de las hojas de los árboles al moverlas el viento, y el rumor de las aguas del río al fondo del barranco, conformando todo ello una agradable sinfonía auditiva; y el del olfato, con un sinfín de aromas naturales que nos invitarán a realizar frecuentes respiraciones profundas.
 
     Tras esta maravillosa bienvenida, volvemos la mirada hacia el propio monasterio, gran edificio de piedra rojiza en cuya fachada, encima de la portada gótica, presenta un enorme medallón esculpido con la imagen de la Virgen.

     Por otra puerta más sencilla accedemos al interior de la iglesia, toda de piedra vista, y vemos en el altar la imagen de Ntra. Sra. de Valvanera, patrona de La Rioja. Subimos a su camarín para contemplarla de cerca, y observamos que se trata de una bella imagen policromada situada en el interior de un tronco de roble, haciendo referencia a cómo fue encontrada en el lugar que hoy ocupa la ermita del Cristo, junto al parkin, donde fue primeramente venerada.
   
     Después de salir de la iglesia, por un túnel de arcos apuntados en línea y en lateral haciendo de mirador hacia el barranco, accedemos a la hospedería, el restaurante y el bar, contando todos ellos con hermosas vistas. Paseando por las instalaciones del monasterio y por los alrededores se me ha acabado haciendo tarde, y además quiero estar por aquí algún día más, por lo que cojo habitación.

     Hacer noche en Valvanera no es lo mismo que pernoctar en cualquier otro lado. Cuando la oscuridad se ha apoderado del valle, el silencio lo inunda todo, solo roto por el canto de los búhos. Abro la ventana de la habitación y escucho el ulular de uno de ellos en algún árbol cercano, y cómo le contesta otro desde el lado opuesto del barranco, y me pregunto qué se estarán comunicando entre ellos. Esta "conversación" y el constante rumor del río Valvanera son sonidos relajantes que hacen que el sueño me conquiste. Cierro la ventana y me acuesto. El silencio es absoluto. Me duermo enseguida...
   
     A la mañana siguiente lo que se tercia es hacer una ruta de senderismo de las muchas que por aquí se pueden llevar a cabo. Voy a recomendar una corta, preciosa, de 4,5 kmts., circular, de dificultad baja, muy apropiada para realizar en familia. Parte de la fuente que hay junto al bar, donde hay un cartel explicativo sobre el recorrido que vamos a realizar. Está bien señalizada con brochazos blancos y morados y se puede hacer incluso en días calurosos, ya que casi todo el trayecto discurre por zona de sombra, y el frescor que desprende la frondosa vegetación y los abundantes arroyos aliviarán el esfuerzo.
   
     Tras una corta subida y nada más pasar junto a una caseta de los guardas forestales, entramos en una pista de tierra que enseguida abandonamos para continuar por una vereda que nos introduce de lleno en el bosque. A partir de aquí, todo es umbría y frondosidad, pero la senda está siempre visible y señalizada. Según descendemos hacia el río en suave bajada, iremos cruzando varios puentes de piedra que atraviesan pequeños barrancos formados por arroyos afluentes del Valvanera. Ahora pasamos por robledal, otras veces por encinar de montaña y otras por pinar, y se van sucediendo los arroyos con sus pequeñas cascadas y sifones, y en las zonas en que la senda bordea terraplenes, hay barandillas protectoras de madera. Todo ello hace que el recorrido sea un disfrute permanente.
 
     Seguimos bajando y el rumor del río Valvanera cada vez se va haciendo más patente, hasta que llegamos a su cauce justo a la altura de una pequeña presa, que cruzamos por una pasarela metálica. Desde la otra orilla veremos los dos desagues de la misma formando sendas cascadas.

     Ahora la senda va siempre cerca del río aguas abajo, recorriendo principalmente bosque de hayas. Nos llamará la atención que las rocas están cubiertas de musgo, señal de que esta ladera apunta hacia el norte.

      Seguiremos cruzando infinidad de arroyos, pequeños pero muy caudalosos en primavera, hasta llegar a una zona en la que también vadearemos el río Valvanera en varias ocasiones a través de rústicas pasarelas de madera, habiendo por aquí varias áreas recreativas con merenderos.

     Abandonamos ahora la vera del río para coger la pista forestal que en suave y corta subida nos deja en el punto de partida de la ruta, junto al monasterio, y tras refrescarnos en la fuente, toca descansar sentándose en un banco junto al mirador.

     Mirando las vistas una vez más, recuerdo lo vivido con una sonrisa de oreja a oreja, pensando en que desde aquí se entra a la cercana Comarca de Cameros en La Rioja Alta.



     SALUDOS

EL RURAL



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