sábado, 1 de enero de 2022

 

Como es primero de enero y estoy muy ocurrente, ahí os dejo tres definiciones de la felicidad de tres pensadores distintos, para que cada uno se decante por la que más le guste.

 

Decía don Emmanuel Kant, razón pura criticada de por medio, que “la felicidad no es un ideal de la razón, sino de la imaginación.” ¿Es mayor la felicidad que imaginamos que la que sentimos? ¿Alcanzar algo lo hace menos deseable?

El filósofo chino Lao Tzu, con esa natural tendencia de los orientales a buscar el equilibrio interior, dice que “si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. Si estás en paz, estas viviendo el presente”. ¿Es posible, ni aún siquiera de manera inconsciente, no retrotraer el pensamiento y vincularlo a la experiencia, ni proyectarlo al futuro como la fantasía de “lo que será” en el preciso instante que la felicidad nos embarga?

Para Freud, el del diván, la felicidad se presenta como resultado de satisfacer necesidades acumuladas, que han alcanzado un nivel elevado de tensión y solo es posible hablar de ella como un episodio instantáneo y pasajero. ¿Satisfecha la necesidad, finiquitada la felicidad, pues?

 

Ya sé que preguntar cosas como estas no se hace un día de Año Nuevo, en plena resaca. Pero, tal vez, mi felicidad pase por un puntito de sadismo...

A ser felices…

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