sábado, 26 de enero de 2013
Fuego
Le ardía el alma. Fuego en cada visión, fuego en cada despedida, fuego en cada reencuentro. Un alma desvencijada, de segunda o tercera mano, un alma con tara, casi un alma de desguace. Un alma que le había dado la vuelta al contador de amores, un alma gripada, un alma en el último trayecto que va de la vida a la chatarrería de las almas.
La forma en que su alma empezó a arder le parecía tan misteriosa como su llegada. Podría decirse que brotó un día, entre dos pasillos de una biblioteca pública, como un fantasma literario en el castillo de los libros. Se hizo corpórea para pedirle que le alcanzase el último volumen de la última balda de la última estantería. Y al pasar junto a ella, ese aroma de mujer.
Le ardía el alma con llamas azules y rojas, le ardía el alma con el sonido del crepitar de los leños de encina en una chimenea de piedra, en mitad de una cabaña en mitad de una montaña. Le asustaba aquel incendio que le devolvía a la juventud y que, paradoja es la palabra, le recordaba lo viejo que era.
Descubrió el misterio de la chispa una tarde de lluvia, con lágrimas de trayectorias caprichosas en los cristales de la sala de lectura. Aquella mujer olía a mujer y olía a papel. Olía a perfume y a tinta de linotipia. Aquella mujer fundía en una sola fragancia las fragancias de todo lo que había querido desde que le notificaron que tenía uso de razón. Y hasta el día de su muerte estuvo amándola, con absoluto respeto al silencio, desde el último puesto de lectura de aquella sala municipal.
viernes, 25 de enero de 2013
Viernes, 25 de enero de 2013
“Si tuviésemos la facilidad de decir más veces te quiero, pesaríamos menos, mucho menos”
Ricardo Arjona
jueves, 24 de enero de 2013
Jueves, 24 de enero de 2013
"El mar es más que un paisaje, también es un sentimiento; es un corazón que late negándose a seguir muerto"
Luis Eduardo Aute
miércoles, 23 de enero de 2013
Miedo
Arthur era un joven carpintero que vivía
solo y al que le gustaba su trabajo haciendo muebles de madera para sus
vecinos, aunque con lo que realmente disfrutaba era cuando tallaba figuras de
madera, ya que en ese momento sentía una gran PAZ y LIBERTAD que le invadían. Por
una extraña razón, que ni el mismo llegaba a comprender, guardaba todas y cada
una de las figuras que tallaba. Nunca le enseñó a nadie su trabajo más amado.
A principios de verano se celebraba la
fiesta anual para recibir la nueva estación. Desde que había perdido a sus
padres, Arthur no había vuelto a asistir, le dolía demasiado su ausencia. Pero
esa noche sintió la necesidad de ir y compartir esa fiesta con sus vecinos y
especialmente con Elisabeth la mujer más hermosa que conocía. Había música y la
gente cantaba y reía sin parar. Pensó que no debía haber ido, ya que la SOLEDAD
se sentó a su lado mientras cenaba. Al levantar su mirada, reparó en la
presencia de Elisabeth, ¡era tan hermosa! y ¡se la veía tan FELIZ!. Mientras
cenaba sus miradas se encontraron en varias ocasiones, pero como siempre que
esto sucedía Arthur la apartaba, debido a que le provocaba demasiado MIEDO lo
que sentía en su interior. Comenzó el baile y observó a Elizabeth que baliaba
sin cesar, estaba RADIANTE, y él se sentía tan PEQUEÑO, que en ese momento
decidió abandonar la fiesta.
Siguió el camino del bosque, caminaba
apresurado porque no le gustaba mucho andar por allí en la oscuridad de la
noche, pero era el más directo a su casa. Notó que algo le observaba, y el
MIEDO que siempre andaba cerca, le invadió. Empezó a caminar más y más deprisa.
De repente escuchó unas pisadas y se apresuró a correr, con tan mala suerte que
tropezó con una rama que sobresalía de un árbol y cayó al río. Arthur que no
sabía nadar notaba cómo se hundía y después de un rato luchando por flotar le
atrapó el silencio y una intensa calma, y dejó que esas sensaciones tan
agradables fluyeran en su interior.
Elisabeth era testigo de toda la
escena sin poder hacer nada por él, ya que ella tampoco sabía nadar. Corrió desconsoladamente
sin rumbo, hasta que llegó a la cabaña de Arthur y allí pudo admirar toda su
obra. Fue entonces cuando se dio cuenta de todo el AMOR que había en él y al
que ella no había podido llegar. No sabía cuánto tiempo llevaba allí llorando,
cuando oyó unas pisadas y un jadeo, que la pusieron alerta. En ese momento vio
como la puerta se abría. Arthur estaba allí de pie, empapado y tiritando de frío,
al verla, corrió a abrazarla y al hacerlo se dio cuenta que el MIEDO esa noche
se ahogó en el río. Por fin encontró al verdadero Arthur, el mismo que aparecía
cada vez que tallaba una de sus creaciones, pero esta vez ya no volvería a
irse, porque el espacio vacío que había dejado el MIEDO, lo llenó Elisabeth
para SIEMPRE.
HOLLY
martes, 22 de enero de 2013
¡Por fin solos!
Cuando, por fin, tras treinta años de amor en silencio, la tuvo entre sus brazos, fue sin duda el hombre más feliz de la tierra. Al separar sus labios, después de aquel beso interminable, un beso al tres por ciento de interés anual a treinta años, un beso en el que volcar toda una vida sin ese beso, ella le miró con una infinita dulzura. Dejaron que sus ojos se llenasen de palabras mudas, que sus manos leyesen sus pieles, que su aliento fuese el aliento del otro. Y entonces, ella dijo:
- Este domingo podíamos comer con mi hermana, que hace barbacoa en la parcela, y suelen ir amigos y algún que otro vecino, y puedes conocer allí a mi cuñado, que tiene un almacén de alpargatas en Mocejón y es muy madridista, fíjate que a mi sobrino el mayor le han puesto de nombre Pirri, y seguro que viene también Vanesa, la peluquera, que la dejó el marido por un vigilante jurado del Carrefour, diez años juntos y sale del armario un viernes por la tarde en el súper, que cosas, y a lo mejor hasta se presentan las de mi grupo de danza del vientre, que son simpatiquísimas, que por cierto, las voy a poner un whatsapp para que sepan que te has decidido…
Él aprovechó ese momento, mientras ella pulsaba la pantalla táctil de su iphone, para emprender veloz huida. Borró todas las huellas de su pasado y ahora es camarero en un chiringuito playero de Santa Cruz de Tenerife. Y cuando siente que alguna mujer le atrae, sale corriendo, vestido, y se arroja al mar para que se le pase.
- Este domingo podíamos comer con mi hermana, que hace barbacoa en la parcela, y suelen ir amigos y algún que otro vecino, y puedes conocer allí a mi cuñado, que tiene un almacén de alpargatas en Mocejón y es muy madridista, fíjate que a mi sobrino el mayor le han puesto de nombre Pirri, y seguro que viene también Vanesa, la peluquera, que la dejó el marido por un vigilante jurado del Carrefour, diez años juntos y sale del armario un viernes por la tarde en el súper, que cosas, y a lo mejor hasta se presentan las de mi grupo de danza del vientre, que son simpatiquísimas, que por cierto, las voy a poner un whatsapp para que sepan que te has decidido…
Él aprovechó ese momento, mientras ella pulsaba la pantalla táctil de su iphone, para emprender veloz huida. Borró todas las huellas de su pasado y ahora es camarero en un chiringuito playero de Santa Cruz de Tenerife. Y cuando siente que alguna mujer le atrae, sale corriendo, vestido, y se arroja al mar para que se le pase.
lunes, 21 de enero de 2013
Lunes, 21 de enero de 2013
"Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti."
SÉNECA, Lucio Anneo
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