En aquel instante me precipité por un tobogán lleno de curvas que desembocaba en una caída libre de mil metros; respiré aromas desconocidos y diferentes al atravesar las nubes, la tormenta me zarandeaba y un rayo me atravesó cuan largo soy. Al final del recorrido me zambullí con violencia en una mar arbolada cuyas olas me lanzaban unas contra otras golpeándome el rostro con su sal. La marea me arrastró hasta una playa en la que se mezclaban arena caliente y nieve, y el viento sonaba como una orquesta salvaje; allí sentí como decenas de manos acariciaban con destreza y tacto de seda todos los rincones de mi cuerpo, y mi vista se rendía, incapaz de captar todo el colorido que se desplegaba ante ella.
De repente, todo aquello se desvaneció cuando ella retiró sus labios de los míos.
¿Estas seguro de que esta chica no tenia ningún psicotrópico en la saliva?
ResponderEliminarJaaaaaaaaaajajajaj Me parto Albert, que bueno..¡¡¡ Rick más que sensaciones, que me parece increíble que existan mujeres así, parece un sueño, ;-)¡¡¡
ResponderEliminarEl caso es que le olía el aliento a vodka cantidad...
ResponderEliminarPues como te chupe el lóbulo de la oreja te vas a creer que están en el Gran Khan de Portaventura!
ResponderEliminarSi, se de lo que habla, eso mismo dicen todas aquellas con las que me he morreado. normal, normal.
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