Estoy cansado, muy cansado. Además tengo ese maldito dolor en el costado después del golpe que me dio esa furgoneta. Si es que soy demasiado despistado. No me fijé en la furgoneta y al cruzar me llevé el golpetazo. Ya lo dice Martín de vez en cuando ‘Como no te fijes más, un día te vas a llevar un disgusto, que vas como un loco’. Pero soy joven y todos saben que los jóvenes tenemos la cabeza en otro sitio.
No se me quitan de la cabeza la imagen de Martín. Él si que es buena gente. Tengo recuerdos de los largos paseos por el campo, de las siestas después de las comilonas los fines de semana, de las miradas de complicidad al compartir el desayuno cualquier mañana. Martín es el mejor, además cuida de todos, de Pilar, su mujer, cariñosa y amable que nunca tiene malas palabras y de las dos pequeñas, Ana, la menor, algo traviesa pero muy juguetona, siempre está riendo o preparando alguna trastada y Rocío a la que escuché sus penas aquella temporada cuando la dejó aquel novio y se sentía tan triste.
Ahora caigo en la cuenta que estarán preocupados. Seguro que están buscándome como locos. Si es que soy demasiado despistado. El caso es que cuando paramos en la gasolinera y bajamos para estirar las piernas, creo que no me alejé demasiado, pero cuando me di la vuelta ya no estaban. Luego llegó aquella maldita furgoneta y aquí me tenéis, tumbado en el arcén de la carretera y con este maldito dolor. Me entra sueño. Todo se nubla. Voy a intentar dormir. Seguro que me están buscando y cuando despierte me habrán encontrado y todo será de nuevo juegos y alegría, como aquel día en que me recogieron de aquella jaula de la tienda de mascotas, porque ellos son mi familia y mi familia nunca me abandonaría.
Olga: Madre mía, por favor, buaaaaaa buaaaaa
ResponderEliminarPlas, plas, plas....gran aplauso para tí que nos has abierto los ojos ante la crueldad diaria!!!!
ResponderEliminarLo he leido dos veces detenidamente y no tengo palabras.
ResponderEliminarme gusta mucho la "Ashes season" que se amole el cínico...
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