TÍTULO ORIGINAL: Heaven Can Wait (El cielo puede esperar)
EEUU 1943
DURACIÓN: 112 min.
DIRECTOR: Ernst Lubitsch
GUIÓN: Samson Raphaelson
MÚSICA: Alfred Newman
FOTOGRAFÍA: Edward Cronjager
REPARTO: Gene Tierney, Don Ameche, Charles Coburn, Marjorie Main, Laird Cregar.
¡Qué película! ¡Qué maravilla! Siempre que la veo me acuerdo de un amigo mío, que, de no ser porque no había nacido en aquellos años, habría sido el personaje en el que se basa el papel del protagonista.
¿Se puede querer tanto y ser tan infiel? Seguro que hoy en día, con tanta psicología y tanta clínica para adictos al sexo (y para adictos a todo lo demás, a las drogas, a los rebujitos, a las pipas de calabaza…) alguien dirá que tiene cura. Pero me temo que esto no hay quien lo arregle, y que el que nace así…. Pero la ternura de Henry Van Cleve y la devoción por su verdadero amor son activos mucho más valiosos que su deuda de infidelidad.
Sello Lubitsch, garantía de que la historia, ya de por sí magnífica, va a estar tan bien contada que va a mejorar el guión. Exquisita Gene Tierney y soberbio Don Ameche. Y un demonio que es Laird Cregar tan elegante, tan comprensivo y tan agradable que dan ganas de pecar sólo por conversar con él un rato. Además, inspiró a la Orquesta Mondragón un pedazo de canción…”fueron ellas, no yo…”.
Obra maestra, que diría Pumares.
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