Me ha recordado el título de una novela de Julio Verne: las tribulaciones de un chino en China. Pues si el chino es un poeta, inspector de policía, buena persona y fiel al partido, ya se puede ir preparando, porque el montante de las suyas va a ser importante.
Como dijo Jaime Lissavetzky, la novela negra es novela social, y esta es una magnífica herramienta para aproximarse a la China posterior a Tiannanmen, a la China en que el socialismo político se convierte en capitalismo político, en que las viejas guardias dejan paso a los nuevos cuadros. Todo un experimento sociológico, del que saca uno la conclusión de que, después de todas esas cosas tan importantes, los corazones de los hombres y las mujeres laten por las mismas cosas, haya nacido uno a las orillas del Río Amarillo o a las del Río Manzanares.
Muy buena, todo un descubrimiento. Recomendada.
Muerte de una heroína roja.
Qiu Xiaolong, 2006
Ed. Almuzara
496 páginas
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