I Concurso de Relatos Hiperbreves
NOCHE DE BODAS (AUTOR: EPÍFISIS)
El buen hombre nunca llegó a cruzar el umbral. El golpe que propinó a la mujer que llevaba en brazos contra las jambas, en la cabeza y en los tobillos, fue de tal intensidad que retrocedieron dos o tres pasos y se dieron contra la pared del otro lado del pasillo, cayendo en una maraña de brazos, piernas, el traje de novia hecho un revoltijo y clavándose el novio en sus partes la empuñadura de la espada ropera, toledana y damasquinada con la que habían partido la tarta.
La diadema regalo de la suegra, al dar en el dintel de la puerta salió despedida y rodando por la escalera llegó al hall del Hotel donde iban a consumar el matrimonio que había concelebrado el cura de la parroquia del pueblo.
Se quedaron sentados, uno enfrente de la otra, uno con la mano en la entrepierna y la otra con la mano en la cabeza.
Tantos años esperando para casarse y manteniéndose puros y castos y ahora, no creía, que con el dolor que sentía en los genitales y con su esposa, con una brecha en el parietal derecho del que manaba abundante sangre, fuera posible consumar.
Gracias por los comentarios tan constructivos sobre mi relato. Tomaré buena cuenta de ellos y modificaré mi comportamiento tanto escrito como verbal.
ResponderEliminarMientras seguiré estudiando los exámenes en Derecho para ver si puedo pasar de 1º, después de 43 años en la facultad.
Un abrazo.
Qué sanguinario te pones, Epífisis, justo lo que a mí me gusta. No tiene por qué ser todo coser y cantar, y menos para los recién casaos, que se creen que todo el monte es orégano.¡Nada de eso! Ahora a compartir la compra, la nevera, la lavadora y plancha, jeje, ¿qué esperaban?
ResponderEliminarSusana.