Vamos a recorrer hoy esta hermosa comarca del noreste de la provincia de Cáceres, situada en las faldas de la Sierra de Gredos, de naturaleza desbordante y pueblos de bella arquitectura popular.
Desde Madrid cogemos la A-5 hasta Oropesa (Toledo), a 150 kmts. de Madrid, donde nos desviamos para tomar la carretera de Madrigal de la Vera.
Poco antes de este pueblo, veremos la desviación señalizada que en 3 Kmts. nos lleva hasta la presa del Embalse del Rosarito, gran embalsamiento de agua formado por el río Tiétar. Desde lo alto de la presa tenemos presiosas vistas del entorno.
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Piscina natural en Madrigal de la Vera |
Tras esta pequeña parada, ahora sí, nos llegamos hasta el primer pueblo de la Vera: Madrigal. La parte alta es la más interesante, con algunas placitas con arquitectura popular, pero lo que más voy a destacar es la Garganta de Alardos, a las afueras, recorrida por una carretarilla desde la que podremos ver las distintas piscinas naturales que forma este río que baja de las cumbres de Gredos. Las que están alrededor de las ermita de San Cristóbal están muy concurridas en verano, siendo la más bella la que está junto a unos cortados rocosos, bajo un bonito puente romano.
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Cascada del infierno en Villanueva |
Siguiendo la carretera sentido Plasencia, antes de entrar a Villanueva de la Vera, veremos la señalización hacia la derecha que nos conduce a la piscina municipal, que en realidad es una piscina natural retocada artificialmente en el mismo cauce del río.
Volviendo a la carretera, un poco más adelante está la señal hacia la izquierda para entrar a la Cascada del Infierno, que está a apenas 200 metros. Se trata de una impresionante cadena de cascadas que, lógicamente, cuanto más caudal llevan más espectaculares son.
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Villanueva de la Vera |
Dispongámonos ahora a disfrutar, bajo mi punto de vista, de uno de los pueblos más bellos de toda España: Villanueva de la Vera. Su arquitectura popular se compone de piedra en planta baja, entramado de madera sobre ladrillo en plantas superiores y coronamiento de balconadas de madera con grandes aleros que, en las calles más estrechas, casi se tocan con los de enfrente. Pasear por Villanueva supone sumergirse en un paraíso de arquitectura rústica de ensueño, del que te dan ganas de no abandonar nunca.
Muchas calles están surcadas por regateras que canalizan los distintos cauces de agua procedentes de la montaña que atraviesan el pueblo. Ese silencio que envuelve las calles, solo roto por el agradable sonido del agua de las regateras y el canto de los pájaros, te da una sensación de tranquilidad y sosiego indescriptibles.
No perderse tampoco la plaza mayor y el ayuntamiento, que forman un conjunto rural de gran belleza.
Se echaban de menos estos relatos viajeros. Con guias como tú es imposible que queden rincones sin conocer o recovecos sin explorar.
ResponderEliminarSe da la casualidad que conozco la zona y con tus comentarios me has transportado al lugar teniendo sensaciones increibles.-