sábado, 14 de julio de 2012

Sentado frente al río...

Sentado en un banco frente al río, paladeando unos minutos para mí sólo, me vienen a la cabeza muchos recuerdos de juventud. Me sorprendo de lo mucho que he vivido y de la intensidad con la que lo he hecho. Desde un punto de vista práctico, no he conseguido sino sobrevivir, como el común de los mortales. Pero llevo a la espalda un saco de momentos inolvidables, con personas inolvidables. Algunos siguen en mi vida, otros ya no están. Todos son parte de mí. He viajado por el mundo con una moral heredada de la de mi padre y matizada con las ideas de sabios, locos y películas en blanco y negro un sábado por la tarde. He fabricado sueño tras sueño y he despertado siempre en el mismo sitio, para volver a empezar a soñar y volver a despertar en el mismo sitio. He sido bueno y he sido malo a veces, y así es como voy a ser, que decía la canción. Me arrepiento de lo que no he hecho mucho más de lo que he hecho, que a lo hecho, pecho. Creo que he regalado más sonrisas que lágrimas, y, de verdad, cuando me ha tocado hacer daño diría que he llorado más que las víctimas.

Mi pequeña historia tiene casi siempre decorados de bares, salvo en los tiempos de los pañales, en que vivía secuestrado por mi camada. Desde hace ya mucho llevo una foto de Eva en la cartera, y media docena de los niños a medida que van creciendo, aunque todavía no he entrado en la fase de enseñárselas a todo el mundo.

Me ha acompañado la suerte con mi familia, con mis amigos y hasta con la salud, que no todo el mundo puede presumir, con Lou Reed y conmigo, de haberse dado un paseo por el lado salvaje. En estos casi cincuenta años he aprendido a apreciar el valor de la risa, de la conversación y de la cerveza. Me han instruido más mis amigos, rodeado de cañas, que la universidad, y hay camareros que me han dado lecciones magistrales que no igualaría ningún catedrático. Y todavía tengo ganas de conocer a más gente que me cuente más historias...

Soy feliz a ratos, y hay ratos en los que soy muy feliz. Si pudiera hacer felices a todos los que quiero, seria feliz muchos más ratos, pero tengo que conformarme con lo que tengo. A veces caigo en profundos abismos de los que salgo igual que entro, sin darme cuenta, y me queda la impresión de que la vida es una montaña rusa diseñada por un esquizoide febril. Y de esos periplos por el reverso tenebroso, no me molestan tanto mis angustias como la inquietud que provoco en los que me quieren. De eso sí que me arrepiento, pero no he encontrado la medicina que lo cure.


Pido perdón por la parrafada…No sé a que viene esto. Será que ya he perdido la costumbre de estar sólo, en buena parte por culpa de este invento demoníaco de las redes sociales. Pero esta mañana, allí en el río, me he acordado de todos y le he dado las gracias al Dios que fuere por mi saco lleno de momentos.

Me voy a tomar una cerveza a cualquier bar, que seguro que alguien está deseando enseñarme algo sorprendente.

1 comentario:

  1. Gracias por estás líneas, y por todos esos ratos; por sobrevivir a un absurdo microorganismo, por las cervezas hasta ahora y por las que nos quedan. Por la amistad, y por no dejarte llevar por el derrotismo.
    Que nos lleve el río, pero muy lejos, y que a lo largo de su curso haya muchos bares.

    ResponderEliminar

Licencia Creative Commons
La siguiente la pago yo por Rick, Diógenes de Sinope y Albert se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.