La Plaza Mayor es un precioso reflejo del resto del pueblo, llena de viviendas típicas, pero además con soportales, y un bonito crucero en el centro, en cuyo pie hay una fuente con dos buenos caños. La plaza adquiere más realce y colorido todavía en algunas épocas del año cuando los balcones están llenos de tiestos con flores.
Junto a una de las puertas de la iglesia hay un monumento dedicado al cerdo de San Antón, costumbre que aun se mantiene en La Alberca, consistente en soltar por el mes de junio un cochino por el pueblo, que será alimentado y cebado por los vecinos de las casas a las que se acerca, y allá por enero será sacrificado para la matanza.
Las calles tienen un empedrado poco o nada trabajado entre el que crece la hierba, que hace algo incómodo el andar, pero que combina perfectamente con la arquitectura de las casas. Encontramos también algunas plazuelas en las que hay cruceros y fuentes con buenos chorros, cuyo sonido nos hará relajarnos más todavía mientras recorremos el pueblo.
El Arroyo de la Alberca circunda en parte el casco urbano por una zona algo agreste en la que el agua forma pequeñas cascadas y sifones, y donde la roca permanece incluso dentro de las propias calles, sirviendo de cimiento de algunas viviendas.
Otras costumbre de La Alberca que todavía permanece hoy en día es la de la Moza de Ánimas, que cada día al anochecer recorre las calles haciendo sonar una esquila pidiendo rezos por las almas del Purgatorio.
Saliendo del pueblo por la carretera que va hacia Las Mestas y la comarca de Las Hurdes, pasaremos por el puerto del Portillo, y ya en la bajada llegamos al convento de San José-Las Batuecas, en un bellísimo entorno natural por donde podemos hacer rutas de senderismo entre bosques y arroyos.
Tras pasar de nuevo por La Alberca, a poco más de un kilómetro cogiendo la carretera de Ciudad Rodrigo, veremos la Abadía de los Templarios, antiguo convento rehabilitado como hotel-spa, cuyo edificio, de grandes dimensiones, es una mezcla de castillo, palacio y convento, con buenos torreones y muros almenados, otras torres cerradas por techumbre de teja, Torre del Homenaje con escaraguaitas y plantas altas con entramado de madera. Una combinación tan preciosa como poco vista. Al lado, y dentro del mismo recinto, hay un poblado de casas de arquitectura típica de la zona que se alquilan.
Por último, ahora lo que toca es subir al Santuario de la Virgen de la Peña de Francia, que con sus 1.723 metros de altitud es la mayor cumbre de esta sierra, a la que podemos subir por una estrecha y sinuosa carretera. Una vez arriba, veremos las distintas instalaciones, como un alto repetidor de telefonía, una hospedería y el convento con la iglesia donde se encuentra la imagen de la Virgen, de gran devoción en la comarca, y cuya cueva donde fue encontrada podemos visitar.
Junto a los cortados rocosos veremos distintos miradores enfocados hacia todos los lados, alguno con un curioso método de indicarnos lo que estamos viendo. Incluso uno de los miradores es una capilla descubierta dedicada a Santiago Apóstol. Si el día está claro, las vistas son indescriptibles, alcanzado a ver todas las sierras de alrededor, y el inmenso embalse Gabriel y Galán en las cercanas tierras extremeñas.
Buena manera de terminar nuestra ruta por Las Batuecas, aquí arriba, con estas maravillosas panorámicas.
Un saludo.
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