El inicio del trayecto nos permitirá recorrer las enormes instalaciones portuarias de la ciudad hasta salir a mar abierto donde, en todo momento, tendremos la costa más o menos cerca a nuestra derecha, pasando por distintas playas y urbanizaciones, llegando más adelante al Cabo de Santa Pola con su faro en lo alto.
De frente ya divisamos la isla, que pertenece administrativamente al municipio de Alicante, plana, de unos 2 kmts. de larga y no más de 500 metros en su parte más ancha, siendo todos sus alrededores una Reserva Marina por las importantes praderas de posidonia que hay en su fondo marino. Desembarcamos en su coqueto puerto protegido por una pequeña escollera, donde fondean embarcaciones de pesca de bajura.
A la derecha tenemos el pueblo, envuelto en una pequeña muralla que no solo le defendía de enemigos, sino también de las furias del mar, y aún hoy, la cual se puede recorrer por su parte mejor conservada, la que da a la península, teniendo en todo momento vistas de Alicante a lo lejos, de Santa Pola justo enfrente y, siguiendo la línea costera hacia el sur, de Guardamar y Torrevieja.
En esta parte veremos la iglesia de San Pedro y San Pablo, de buena sillería y curiosos ventanales, y al llegar al final de la muralla encontramos una puerta con salida al mar que baja hasta este extremo de la isla, separado por unos metros de otro pequeño islote. Siguiendo la costa pasamos a la cara que da a mar abierto, cuyos embates tendrán algo que ver en el hecho de que por aquí la muralla está peor conservada, aunque llama la atención ver cómo sus restos se sostienen sobre la roca de pequeños acantilados llenos de cuevas.
Podemos adentrarnos aquí en el interior del pueblo, típico de pescadores, de casas sencillas, de altura uniforme, casi todas de una planta, bien pintadas de diversos colores, con manzanas en cuadrículas y una amplia plaza con palmeras y árboles diversos. Una preciosidad.
Pueblo de pescadores |
Puerto de Tarbarca |
SALUDOS
EL RURAL
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