Pubicado originalmente el 08/11/2011
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”.
El Presidente llamó a su Ministro de Instrucción y Adiestramiento.
- ¿De dónde ha salido esto?
- Ah, Excelencia, lo encontró la Brigada Contra el Vicio en una casa de las que se inspeccionó ayer. Parece que siguen quedando pequeños focos de leedores clandestinos.
- Parece mentira, hace 2000 años que liberamos a este planeta de la peste líbrica y todavía aparecen unidades residuales. Éste resulta aún más extraño, con esas palabras incomprensibles, “hidalgo”, “adarga”...
- Sí Excelencia, ya sabéis cómo son esos leedores, con su fanatismo por el libertinaje de la lengua que estuvo a punto de llevarnos al caos. Dice el Evaluador que se trata de un texto llamado Don Quijote de la Mancha, cometido por un tal Cervantes que tuvo bastantes seguidores entre los siglos XVII y XXII, y que tal vez sea el último ejemplar que exista. El rebelde lo protegió hasta el final; para arrebatárselo hubo que matarle.
- Me pregunto qué impulsará a esa gente a pasar las horas frente a tantas letras inútiles, generando ideas propias y confusiones. Lo curioso es que incluso ahora, que disponemos de las Vídeo-pantallas Globales Formativas con más de 25.000 canales para solucionar cualquier problema, algunos insisten en los textos.
- No son más que un puñado de locos inadaptados, Excelencia. Pronto desaparecerán por completo.
- Tú, Ministro, ¿has leído alguna vez? Quiero decir un libro.
- Excelencia...
- No te preocupes, dímelo en confianza.
- Es un duro recuerdo, Excelencia. Fue en el Adiestramiento Especial; para conocer a qué nos enfrentábamos había que leer unas planas de un antiguo escribidor. Resultaba fatigoso, aunque reconozco que por un momento sentí algo de atracción que me causó un fuerte impacto. Necesité de casi cinco horas de visionado de Vídeo-pantalla para recuperarme.
- A veces yo mismo siento la curiosidad por saber qué encontrarán los leedores en esas palabras. Tal vez ese afán de la imaginación, o la creatividad. Dicen que antes, cuando aún no existía la Vídeo-pantalla, la mayoría de la población estaba contagiada por la lectura.
- Debió ser una época terrible, Excelencia.
- Está bien, puedes retirarte.
- ¿Qué hago con el libro, Excelencia?
- Destrúyelo.
¿ Hasta el siglo XXII llegará la afición a la lectura ?. Me parece muy optimista.
ResponderEliminarCatastrofista.Un mundo sin libros puede ser un mundo colmena donde la Reina mantiene a las obreras adocenadas y "borregiles"...aunque el poder ya lo intenta denodadamente, esperemos que aunque sea en "e-books", se pueda seguir leyendo con libertad y el pensamiento no esté encarcelado entre los barrotes de una doctrina.
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