Le pones un collar a la noche, que no tiene dueño, vistes de fiesta a tus muñecas, te pintas las uñas de los pies en tonos esperanza y bailas en la oscuridad. Buscas la clave de bóveda de una catedral perdida y la luz de mil colores que dibuja en el suelo el rosetón cuando cae el atardecer. Te apiadas de la Piedad y quieres bañarte en la Fontana y retozar con los Tritones. No respetas ni a la Santa Compaña , ni a los duendes de las fragas, haces callar con un dedo acusador sobre tus labios el murmullo de los arroyos y gritas luego que el silencio te mata.
Te haces collares con las palabras y tratas de hacerlos pasar por bisutería, tejes alfombras mágicas en un párrafo y te niegas a volar luego en ellas. Bosquejas marinas sin mar para luego dejarlas en blanco y negro, como fotografías antiguas de tiempos pasados.
Y quieres que apueste contra ti. Tu juego es un juego en el que siempre gana la banca y yo soy el postre con pareja de damas. Hay que saber pasar y saber aguantar. Salvo que seas un perdedor.
Si todo depende de un naipe, no sé a que esperas para darme una carta más.
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